"Desde nuestro Subcomité declaramos estado de alerta ante los reiterados faltantes en insumos necesarios y obligatorios para la atención médica integral que requieren los pacientes que recurren a nuestro hospital", así comienza el comunicado mediante el cual los residentes y concurrentes del Hospital Piñero ponen de manifiesto, una vez más, cómo los trabajadores de la salud realizan malabares para poder brindar una atención de calidad con los escasos recursos asignados al sistema público. Casi un desafío heroico.

Continúan, "Esta situación se viene agravando a través de los años. Los retrasos en la disponibilidad de las partidas presupuestarias provocan un desabastecimiento sostenido. El monto de las partidas asignadas es insuficiente, y los aumentos no se corresponden con la situación inflacionaria ni con el aumento desproporcional que sufrieron los medicamentos. El escueto incremento que se asigna evidencia una tendencia de recorte en la salud pública".

Los residentes del área de farmacia comentan que no alcanzan las cantidades necesarias de enoxaparina, una medicación anticoagulante fundamental para el paciente internado que no deambula para evitar el desarrollo de trombosis venosa profunda (tvp) y en el tratamiento de dicha enfermedad. También refieren que hay “faltas esporádicas” de antibióticos como la vancomicina, trimetoprima-sulfametoxazol (TMS) y que todo lo que es medicación psiquiátrica está complicado, en particular, el Haloperidol (un antipsicótico que se usa frecuentemente para el tratamiento de la esquizofrenia), porque no está en ninguna de sus formas farmacéuticas. Esto muchas veces se debe a que los laboratorios retienen las drogas para especular con el precio y poder vender cuando negocien un valor aún mayor.

También faltan litio, olanzapina, risperidona, Lamotrigina y Fluoxetina. Psicólogos y psiquiatras residentes que se encuentran trabajando en esta situación, refieren que en los casos que fue posible recurrieron a las familias para que sean éstas quienes dentro de sus posibilidades, compren la medicación para intentar sostener así la regularidad de los tratamientos, ya que dichas drogas funcionan por acumulación de dosis en sangre y refieren a tratamientos crónicos.

Esto no debería ocurrir en el sistema de salud público, al que recurren muchas familias de bajos recursos, sobre todo en el área programática del Hospital Piñero, ubicado en el barrio de bajo flores de la capital federal. Medicamentos como el Haloperidol, por ejemplo, oscila según gramaje y cantidad de comprimidos en valores que hoy van desde los $400 hasta los
$118000 en una farmacia. Los medicamentos han sufrido 450% de aumento en los últimos 4 años, generando un gran golpe en el bolsillo de las familias trabajadores y donde el 8% de descuento anunciado por el actual Ministro de Salud, Gines González García, queda totalmente insuficiente frente a las ganancias exponenciales de las farmacéuticas a costa de la salud de la población.

Mientras Larreta mantiene una relación amigable con Alberto Fernández, y tanto el Frente de Todos como Cambiemos unen sus esfuerzos en el Congreso para garantizar la “sustentabilidad de la deuda”, ilegal y fraudulenta, como grandes guiños al FMI; en la ciudad más rica del país se necesitan partidas presupuestarias urgentes basadas en las necesidades epidemiológicas reales de la población y no guiados por los criterios de ajuste fiscal para cumplir con los intereses de los especuladores. Como dicen residentes y concurrentes, "Es nuestro deber visibilizar lo que está ocurriendo y exigir a las autoridades responsables del Ministerio de Salud que respondan ante esta situación"