A menos de tres meses para una nueva elección presidencial, el gobierno nacional busca consolidar su alianza con el sector agroindustrial y cada vez que puede, tanto el presidente Mauricio Macri como el resto del gabinete, se deshacen en elogios para el campo. La inauguración de la 133° edición de la exposición de Palermo es un claro ejemplo, con el anuncio de Macri de pasar Agroindustria al rango de ministerio, en un claro guiño a la Mesa de Enlace.

La relación de Macri con el agro, más allá de las afinidades ideológicas, es compleja y presenta como denominador común el odio visceral hacia el kirchnerismo. Desde la Casa Rosada han tomado medidas que impactan de manera negativa en esta cadena de valor, como el regreso de los derechos de exportación, la asfixiante presión tributaria y la cada vez más evidente primarización de las exportaciones.

Aun así, la relación entre Cambiemos y el campo fluye, más por resignación que por convicción de la dirigencia gremial agropecuaria. Por lo bajo, las críticas a las políticas que implementa Macri y funcionarios de la cartera de Agroindustria son fuertes, pero a la hora de las declaraciones públicas no pasan de reclamos airados por las retenciones.

En este punto, la postura del campo es clara: se resignan ante un gobierno que cobra más impuestos que la gestión de la ahora candidata a vicepresidenta Cristina Fernández, pero valoran la institucionalidad y la mayor apertura al diálogo.

Uno de los sectores que muestra avances en materia de comercio exterior es la industria frigorífica bovina, que con el impulso chino experimenta un crecimiento sostenido en los últimos cuatro años. De la mano de la Mesa de las Carnes –supervisada de cerca por el presidente Macri-esta cadena de valor avanza en temas complejos, como la transparencia comercial.

Pero una vez más, Cambiemos fue víctima de “fuego amigo”. El secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, intentó terciar en la polémica generada a partir de la irrupción de un grupo de defensores de los derechos animales en la pista de Palermo, en los que los medios titularon “veganos versus gauchos”.

Este incidente, en donde los jóvenes manifestantes fueron apartados de manera violenta por los gauchos a caballo que trabajan en la pista de la Sociedad Rural Argentina, puso a los activistas en el centro de la escena mediática y dejó en evidencia que el sector agroindustrial argentino no sabe comunicar tranqueras afuera.

En un intento de conciliar, el rabino Bergman publicó un mensaje en donde destacó su apoyo a “la causa vegana” y manifestó su rechazo a “la violencia en todas sus formas. Comencemos con una propuesta respetuosa que no genere violencia entre nosotros ni con los animales”, cerró el secretario en un primer tuit.

Pero en un segundo posteo en esa red social, Bergman escribió algo que dejó azorado a más de un empresario frigorífico y funcionarios de Agroindustria: “Lunes, sin carne: un día a la semana cambiemos nuestra dieta para defender la vida animal y también contribuir a la lucha contra el cambio climático”.

Esta falta de timming político es moneda corriente en las primeras líneas macristas a nivel nacional. A días de las elecciones primarias y mientras el presidente Macri intenta por todas las vías posibles fidelizar el voto de la cadena agroindustrial, Bergman suelta una declaración de este calibre, que tira por tierra los esfuerzos oficialistas en materia de políticas ganaderas.

El funcionario es un abonado a las polémicas: en agosto de 2017 posteó en las redes una foto en donde se lo veía disfrazado de árbol, en el marco del Green Film Fest, un festival internacional de cine ambiental. Al mes siguiente, una imagen suya en el aeropuerto de Chile con dos televisores de 55” que había comprado en el vecino país se hizo viral