El infierno del Dante

El infierno del Dante

El jefe de Producción y Trabajo quedó atrapado, sin herramientas, entre el ajuste de Dujovne y los reclamos de las industrias y gremios en crisis. Costo político y malabares del “ministro peronista”.

 

Puede parecer llamativo desde el punto de vista político, pero en el Gobierno no esconden la obsesión por el ajuste ni en tiempos donde la crisis arrastra empresas de peso. Ni siquiera preservan las cartas cuando eso impacta en áreas que son sensibles para el repunte económico. El ordenamiento de las cuentas públicas, en cabeza del ministro de Hacienda y Coordinación, Nicolás Dujovne, deja ganadores y casi un único perdedor: Dante Sica. El titular de Producción y Trabajo quedó desprovisto de herramientas dinamizadoras y es presa de reclamos desde los sectores empresario y sindical.

 “Hacer política productiva en un contexto de ajuste es imposible, lo sabemos”, admiten a Letra P fuentes de la Casa Rosada, mientras le prenden velas a una recuperación que no vendrá desde las chimeneas.

¿Qué le queda a Sica en este contexto? Lo que decidió encarar: un tour voluntarismo que busca la paz en tierra arrasada. No es poco cuando, en paralelo, desde la cúpula de Cambiemos se le encargan algunas misiones espinosas, como velar por una paritaria ordenada, sondear la viabilidad de una reforma laboral, prometer un mejor 2019 desde lo anímico y, lo más complejo, negar beneficios para las industrias, baja en impuestos y todo gesto que suponga soltar pesos desde las arcas oficiales.

 Lo hizo en las últimas semanas en cenas secretas con dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de sindicatos como los del Transporte. Cerca de Macri le reconocen la voluntad y la militancia, aún en su momento de mayor debilidad. Prometió reelección de Macri en las presidenciales y, en un encuentro reciente y público con los de CEOs de la cámara alimenticia Copal, se comprometió a no adelantar discusiones salariales e intentar aplicar medidas microeconómicas para resolver la crisis de demanda que tienen casi todos los sectores fabriles.

 En Hacienda y en la Jefatura de Gabinete saben que lo mandan a Sica a Viet-Nam con un puñal y dos granadas, pero también saben que el voluntarioso ministro es un paraguas de protección para el Rey y la Reina. “Si la política productiva la define Mauricio y Dante banca, debería al menos decir que no está de acuerdo en algunas cosas”, se quejó uno de los empresarios que lo conoce de sus años de consultor.

Los CEOs lo quieren, lo respetan, pero están cerca de llegar a un límite. Unos pocos osados piden su auto dimisión, pero aún no tienen el valor de decírselo a él. Otros creen que siempre pensó que la situación mejoraría y qué él fue el escriba de Francisco “Pancho” Cabrera, su antecesor y difusor de la teoría de los brotes verdes. Los maliciosos bromean diciendo que “es, al final de todo, el único ministro peronista que va a pagar los platos rotos del ajuste”. Rememoran su paso por el gobierno de Eduardo Duhalde y su cercanía histórica con el PJ.

 

 

FEMSA en crisis, el problema mayor que afronta Sica.

 

En el entorno de Sica confirman que “está firme en su lugar y convencido” y admiten que “cuando asumió estaba al tanto de los problemas que tendría”. En todos los otros ámbitos, la idea general es que será Dante la figura principal que pagará el costo político de una crisis que se vuelve peligrosa.

Esta semana, entró en Preventivo de Crisis la embotelladora FEMSA, una de las cuatro que trabaja para Coca Cola. Es el primer gran conflicto que afronta Sica en su rol de doble ministro. Los que lo frecuentaron en las últimas horas dicen que "está muy enojado, muy caliente con el tema". Pero no será el de Coca el último si se da una mirada general a la actualidad empresaria. FATEAviancaCarrefour Editorial Atlántida ya estaban en un pelotón creciente: según Producción, en 2015 hubo 36 PPC, subió a 55 en 2016, a 83 en 2017 y a 108 en 2018. Y Coca Cola no es el único gigante tocado. Arcor, la empresa de los Pagani, perdió un cuarto de su capital y Ledesma, la azucarera, hace al menos tres años que no gana dinero.

 

 

El jefe. Dujovne manda y no esconde la militancia del ajuste. Complica las perspectivas industriales. 

 

Además, carece Sica del beneficio de un contexto menos hostil que le permita asistir a compañías en crisis o en PPC. Cuando Jorge Triaca era ministro de Empleo, habilitó un salvataje a Carrefour generoso en términos impositivos. Hoy, la línea es contener a FEMSA y al resto de las críticas con ánimo y pedido de autoajuste.

Los peronistas que charlan con el ministro comparan la situación de Sica con la que tuvo el ex ministro de Industria de la provincia de Buenos Aires Joaquín De La Torre, que terminó saliendo por no tener juego propio. A Sica se le agrega un problema más. Cuando asumió, sacó pecho: "No vine para ser ministro con estas tasas", advirtió. Pero la línea Dujovne y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, ganó la pulseada y lejos quedaron las buenas intenciones del titular de Producción. 

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