"La intención del Gobierno es quedarse con la caja de los sindicatos”

El líder del Suterh, con el que controla Página/12, dice que las denuncias en su contra por el manejo de recursos del sindicato son parte de la avanzada oficial contra la organización gremial.

Víctor Santa María reúne desde hace un tiempo algunas de las cualidades que más escozor generan en el Gobierno nacional: es sindicalista, preside el Partido Justicialista porteño –en un territorio en el que el peronismo se alinea con Cristina Fernández de Kirchner- y dirige el Grupo Octubre, propietario de la radio AM 750 y del diario Página/12, dos de los principales -y escasos- medios opositores, que hoy atraviesan graves problemas económicos.

El secretario general del sindicato de los encargados de edificios (Suterh) recibió a Letra P en su oficina del séptimo piso de la obra social de ese gremio, en pleno corazón del barrio de Once, donde habló de la situación de la CGT, de las denuncias en su contra y de la contradicción de ser, al mismo tiempo, dirigente sindical y empleador.

Según Santa María, la batería de denuncias en su contra por poseer cuentas en el exterior y por la administración de los recursos del sindicato es parte de “una embestida del Gobierno contra el movimiento obrero”, que se complementa con la intención de ahogar medios opositores. Un Gobierno encabezado por el presidente Mauricio Macri, con quien supo sostener una muy buena relación desde el Suterh cuando era jefe de Gobierno porteño. “No existe ninguna denuncia penal”, se defendió.

El frente de conflicto que tiene que afrontar actualmente Santa María se completa con el rechazo de los trabajadores de Página/12 a los retiros voluntarios anunciados por la empresa que él comanda. El sindicalista-empresario explicó que el medio atraviesa “una situación muy difícil”, que adjudica al manejo discrecional de la pauta oficial que, asegura, esta direccionada hacia los grandes medios con “la intención de querer callar al diario”.

-¿Cómo analiza las denuncias en su contra por cuentas en el exterior y por el manejo de los recursos del sindicato?

-Desde hace un tiempo hay una embestida de ciertos sectores del Gobierno contra el movimiento obrero. Esto se expresa en que en el último Comité Central Confederal todos los sindicatos comentaron que, por una u otra cosas, estaban con algún quilombo. O la AFIP, la UIF o denuncias internas que ahora se reactivan, incluso dentro de la Comisión Directiva, sobre las que se monta el Ministerio de Trabajo para presionar. Hay un intento de meterle un cerrojo, una mordaza al movimiento obrero.

-¿Y en su caso particular?

-Yo no tengo ninguna denuncia penal en contra, ninguna causa judicial abierta que tenga que ver con lo penal. En nuestro caso, al panorama general de los sindicatos, se suma el papel que cumplen nuestros medios, sobre todo Página/12. Por lo visto, al Gobierno no le gusta escuchar voces disidentes. Esos son los dos planos que se van sumando.

-Pero más allá del escenario general, ¿qué hay de las denuncias sobre los movimientos de dinero y cuentas en Suiza?

-Es información vieja que está en las redes desde hace algunos años y que tiene que ver con distintas operaciones que hacen a temas de plata afuera, del blanqueo, etcétera. Yo no tengo ninguna cuenta afuera, nunca firmé ni autoricé la apertura de cuentas en el exterior. No voy a hacer como hace (MauricioMacri, que le echa la culpa a su viejo. Yo respondo por mí y sé lo que tengo, lo que no tengo, lo que tiene el sindicato y cómo se hizo eso.

-¿Habló con funcionarios del Gobierno sobre estas denuncias?

-Ningún funcionario se refirió al tema. La relación actual se limita a la que tienen todos los sindicatos con el Ministerio de Trabajo. Una relación normal, con los tironeos o retrasos normales. Sí hay una fuerte discriminación en la distribución de la pauta oficial que reciben nuestros medios. Por eso decimos que la ofensiva oficial, en nuestro caso, tiene que ver con la función de estos medios. 

-¿Su opinión sobre esta “ofensiva antisindical” es compartida por el conjunto de los gremios de la CGT?

-Sí, por supuesto. En el Confederal se habló claramente sobre la persecución. La intención del Gobierno es ir no solamente por los gremialistas, sino también por los gremios. Esto se dijo claramente.

-Si hay consenso en esto, ¿la CGT no debería tener una posición más dura?

-En el último Confederal se propuso que el Consejo Directo de la CGT defina después del 22 de octubre qué medida tomar, una posición que acompañé. Yo creo que estamos en un momento igual de preocupante que durante el último año. Algunos ven que en vez de ir hacia un paredón a 180 kilómetros por hora, ahora estamos yendo a 90. Pero todos acuerdan en que tenemos un paredón enfrente. Así y todo, soy parte del movimiento obrero y sé qué valor tiene la unidad para los trabajadores, sobre todo ante lo que nos tenemos que enfrentar ahora.

-O sea que no hay que esperar una reacción rápida de los sindicatos.

-No lo sé, en el Confederal no la vi. Tampoco cuestiono lo que se definió, porque está lo que le gustaría a uno y lo que se puede. Esto es lo que se puede, sobre todo porque hasta dirigentes críticos, como (el bancario SergioPalazzo, fueron los que propusieron no tensionar las posiciones.     

-En las acusaciones contra los sindicalistas se mezclan denuncias por malversación con acusaciones por el ejercicio sindical. ¿Qué opina de esto?    

-Para el Gobierno, lo importante no es el medio sino el fin. La intención acá es intervenir sindicatos, quedarse con la caja de los gremios, desplazar a dirigentes que, aunque puedan ser cuestionables, los quieren sacar por su actividad gremial. Ese es el fin de las medidas. Si escarbas un poco más, vas a ver que apuntan a que los sectores concentrados de la economía, la concentren aún más. Apuntan a que los barcos se muevan sin restricciones gremiales, que en la construcción las condiciones de seguridad no sean un impedimento para seguir explotando trabajadores. Lo que quieren es desplazar sindicatos para dar más beneficios a los empresarios.

-¿Cuál es la situación financiera de Página/12?

-Es una situación difícil. Los medios gráficos tienen tres patas por las que ingresan recursos: Ventas, publicidad privada y publicidad oficial. En ventas estamos un poco mejor que cuando lo agarramos y mejoramos la distribución en el interior del país. La pauta privada creció bastante, pero nunca llega a sustituir la pauta pública. La pauta pública cayó a niveles casi cero. Para que te des una idea, en lo que va del año recibimos el 10% de lo que recibimos en todo el año pasado, que ya había disminuido considerablemente. Esto es lo que nos hace muy difícil poder darle continuidad económica con el flujo del diario. Pero en un contexto muy malo para todos los medios, no despedimos ningún trabajador.

-Sin embargo, la semana pasada anunciaron la apertura de retiros voluntarios.

-Tomamos esa decisión porque no llegamos a fin de mes, esa es la realidad. Nos hubiese encantado no tener que hacerlo y aplicar el aumento. Este no es un diario en el que detrás hay un grupo económico que se lleva la guita a fin de mes, que reparte dividendos. Ni siquiera estamos empatando, estamos perdiendo por goleada. La intención con los retiros es tratar de encontrar una salida consensuada.

-Durante estos casi dos años, hubo una relación muy tensa con la Comisión Gremial Interna, que denuncia el incumplimiento del convenio y de la paritaria de prensa. ¿Cómo está la situación ahora?

-La relación con la Comisión Interna (de Sipreba) fue conflictiva desde el momento en el que desembarcamos en Página. Nunca hemos tomado una decisión o una medida que fuera a oponerse o interrumpir una medida gremial dentro del medio. Yo creo que, en todo momento, la Comisión Interna se pudo manejar libremente, porque de parte nuestra no hubo siquiera un intento de sacar una gigantografía contra mí en la puerta del diario. Siempre tomaron medidas libremente.

Ahora hay una reflexión de parte de muchos trabajadores de Página, que ven que no somos nosotros los que estamos armando el quilombo, que no somos los malos de la película, sino que hay un malo mayor, que es el Gobierno, que nos está atacando. Vienen por el diario, hay una intención de querer callar el diario.

-¿Cómo maneja la tensión entre ser dirigente sindical y empleador al mismo tiempo?

-Por empezar, la patronal de ellos (de los periodistas del diario) son los trabajadores de edificios. Yo soy un representante de los intereses de los trabajadores. Por otro lado, estamos tratando de llevar la gestión de un medio complicado en una situación muy difícil, por la reducción de la pauta oficial, sabiendo que detrás también están los intereses de los trabajadores de edificios. Hoy tenemos que afrontar ese equilibrio y ver cómo salir de esta crisis.

-¿Van a pagar el aumento fijado en la paritario de Utpba?

-Si el acuerdo se homologa en el Ministerio de Trabajo, hay intenciones de pagarlo.

-Pero en otros medios se aplicó el acuerdo.

-Ahí hago un paralelismo: a los encargados de edificios, si el Ministerio de Trabajo no homologa los aumentos, no nos lo pagan. Nosotros pensamos lo mismo, no sólo en el caso de Página, sino también, por ejemplo, en Utedyc (Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles), que es otro gremio que hay dentro del Grupo Octubre. En el caso del diario estamos estudiando cómo aplicar un aumento: si por tramos o si primero sólo a un grupo de trabajadores, pero siempre lo vamos a hacer en acuerdo con la Comisión Interna. Volviendo a la pregunta anterior, insisto en que tenemos la intención de pagarlo.

-¿Cuál es, en concreto, el reclamo de Página/12 respecto de la pauta oficial?

-La aplicación de un criterio ecuánime y proporcional de otorgamiento, un sistema por el cual los medios gráficos en Argentina puedan tener continuidad. Como dije, Página/12 recibió en todo 2017 el 10% de lo que recibimos en todo 2016, que fue un año en el que bajó muy fuerte la publicidad pública.

-La discusión durante el cierre de listas dividió al kirchnerismo y al peronismo en dos polos: el Instituto Patria y la UMET. ¿Ya están saldadas esas diferencias?

-Se saldó la convivencia, pero siempre va a haber diferencias, lo que no quita que estemos trabajando todos juntos con un mismo objetivo, que es ofrecer una buena alternativa en la Ciudad de Buenos Aires. Logramos un buen resultado en las PASO en base a lo que se planificó, que era la incorporación de otros espacios, que no eran los espacios del kirchnerismo tradicional, por decirlo de alguna manera. El acuerdo de esa campaña, que se cumplió, fue hablar hacia afuera, criticando a Macri, y no hacia nosotros.

-¿Esa diversidad de grupos va a seguir unida en la Legislatura? ¿Es posible que haya un solo bloque o un interbloque?

-Eso habría que preguntárselo a los legisladores. Si me lo preguntás a mí, creo que de mínima debería haber un interbloque. Pero insisto que los que definen son los legisladores. 

-Hay una mirada sobre la campaña, la que sostiene que en las PASO se nacionalizó demasiado la campaña y se diluyeron los temas porteños. ¿Comparte esa visión?

-La primera parte fue más de escuchar al porteño. Fueron muy pocos los discursos de nuestros candidatos en campaña, fue más de escuchar a los vecinos, a los comerciantes, fue una impronta similar a la que tuvo Cristina en la provincia de Buenos Aires. En las PASO nosotros competimos por el espacio nacional que representa Cristina, fuimos tal vez con la expresión más kirchnerista posible. Pasado eso, ahora tenemos que tratar de traccionar todos los votos opositores, porque se trata de unas elecciones en la que se elige a uno o a otro.

-¿Qué expectativa tiene para lo que resta de la campaña?

-Hay que conseguir el mejor resultado posible como Unidad Porteña, que es el espacio opositor que en la Ciudad va a contrastar con el oficialismo. Es una elección que se define entre esos dos espacios: el oficialismo, con la candidatura de Elisa Carrió, y la oposición, con la candidatura de Daniel Filmus. Esta campaña, además, tiene una característica: la dificultad de penetrar dentro de los medios de comunicación, dado el fuerte cerrojo que hay.

-¿Y eso cómo se combate?

-Con una fuerte democracia interna. En nuestros actos se mezclan el primer diputado nacional con el noveno candidato a legislador. Todos haciendo campaña, militándola en los barrios y tratando de explotar las redes sociales, que es uno de los espacios que nos queda para la difusión.

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