Los jefes provinciales apuestan a la búsqueda de consensos para fortalecerse

Los jefes provinciales apuestan a la búsqueda de consensos para fortalecerse

Buscan reeditar la unión en torno a Ganancias; quieren reunirse en enero por la paritaria docente

 

Saben que esta vez se juntaron por necesidad, por urgencia y por espanto. Pero ya se ilusionan con repetir la postal en el corto plazo, sin apremio y decididos a jugar fuerte en la coyuntura, como no lo lograron hasta ahora.

Los jefes provinciales peronistas están convencidos de que la experiencia del minué de Ganancias debe servir como envión para resucitar y reeditar definitivamente la histórica "liga de gobernadores".

Saben que para que la incipiente formación se consolide necesitan limar la convivencia entre ellos y encontrar temas que sean lo suficientemente amplios como para aglutinarlos detrás de posturas comunes para negociar en bloque con el gobierno de Mauricio Macri.

Ésa fue la conclusión que se llevaron de la Casa Rosada, además del detalle de cómo se financiarán los cambios en Ganancias, claro.

Al frente de la vuelta de la liga están los gobernadores "nuevos", que hace un año asumieron por primera vez en sus provincias y, desde esa condición, pretenden hacerse lugar en la renovación del PJ: Gustavo Bordet (Entre Ríos), Domingo Peppo (Chaco), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Sergio Uñac (San Juan) y Sergio Casas (La Rioja). En lo inmediato, el desafío es sostener la ampliación del grupo original que permitió la discusión de Ganancias. De cinco pasaron a ser 12. Ayer, a la cita en el hotel Savoy -que sirvió de previa de la cita en la Casa Rosada- se sumaron Juan Schiaretti (Córdoba), Alberto Weretilneck (Río Negro), Omar Gutiérrez (Neuquén), Alberto Rodríguez Saá (San Luis) y hasta el socialista Miguel Lifschitz (Santa Fe). Milagros de tiempos de billetera flaca.

El próximo tema que podría reunirlos es la paritaria docente. El Gobierno ya decidió correrse de la negociación salarial (se concentrará en la discusión del resto de las condiciones laborales) y liberar a las provincias de tener que esperar la fijación de un piso nacional para empezar a negociar localmente. La cita sería durante la segunda quincena de enero.

Ayer, el pampeano Carlos Verna y el formoseño Gildo Insfrán, quienes estuvieron en casi todas las reuniones convocadas por los noveles, faltaron con aviso. No fueron al Savoy ni a la Casa Rosada. Su apoyo sin fisuras a la reforma de Ganancias que tuvo media sanción en Diputados los dejó sin margen para mostrarse negociando con el Gobierno.

Ya en la Casa Rosada, el vocero de los gobernadores fue Juan Schiaretti, aunque ninguno se quedó callado. A Mario Das Neves (Chubut) se lo vio mucho más calmado que la última vez que se cruzó con el oficialismo por el DNU que cortó los reintegros por exportaciones vía puertos. Se fue conforme con el plus en el mínimo no imponible que se fijó para las provincias de la Patagonia.

Sí se quejó fuerte Sergio Casas, quien volvió a reclamar el punto de coparticipación que La Rioja perdió en 1988. También se plantó Alicia Kirchner: sorprendió con su presencia y con su tono. Dijo que Santa Cruz "está incendiada" y culpó a Macri. "Habíamos acordado cosas que no cumplieron", le enrostró a Rogelio Frigerio. "De autocrítica, nada", deslizó ante LA NACION un gobernador que la miraba desde el otro lado de la mesa. Rodríguez Saá volvió a dar la nota: advirtió que la reforma de Ganancias es inconstitucional porque modifica la ley de coparticipación y prometió llevar el tema a la Justicia. Ninguno de sus pares coincidió.

Sí hubo coincidencia en que a la reunión le faltó algo. "No nos dieron ni un sandwichito. Tampoco sushi. Sólo agua", se quejó risueño un gobernador.

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