Jorge Triaca: "Hay algunos sindicalistas que atrasan y aún sintonizan en blanco y negro"

Jorge Triaca:

-¿Ser hijo de sindicalista ayuda a la hora de ser ministro de Trabajo?

-Entender la función de dirigente gremial es muy importante. También, conocer a los actores, porque a muchos dirigentes sindicales los conozco y me conocen desde muy chico, entonces hay un nivel de trato y confianza. Pero eso no significa que la historia se repita ni que tengamos una agenda común a la que han tenido ellos en su momento.

-¿No se puede prestar a que lo quieran correr o “apretar”, a raíz de ese conocimiento?

-Lo que ellos saben es que actuamos de buena fe. En algún sentido esa confianza ayuda a que haya un diálogo más genuino.

-Su padre también fue ministro de Trabajo, con Menem. ¿Le sirve esa experiencia?

-Yo nací en el sanatorio de un sindicato, la UOM. Mi vida está muy vinculada a las organizaciones sindicales, entiendo su función, y que hay momentos donde hay más dificultades y otros donde hay más oportunidades.

-¿Ahora es más complicado o más sencillo?

-Diría que hay discusiones que ya no se dan. Todas las fuerzas políticas hoy expresan un vínculo con la justicia social y con los ideales democráticos que antes no existían. Por ahí quedan, en los márgenes, locos que discuten sobre los márgenes.

¿Atrasa el sindicalismo?

-En muchas cosas sí. Cuando veo que muchos se guían por convenios escritos en la década del 70 y que no adecuan sus convenios o formas de producción a la realidad tecnológica, del conocimiento y de los procesos productivos que tiene la Argentina hoy, sin duda hay muchos que todavía sintonizan en blanco y negro. Y muchos empiezan a entender que el mundo ha cambiado, está lleno de oportunidades, y hay que trabajar sobre ellas a través de más conocimiento, mejorar el acceso de los trabajadores, sobre todo de los más jóvenes, al ámbito del trabajo. Ese debate está abierto y es parte de la propuesta que le hace este Gobierno a toda la dirigencia sindical, empresaria y social.

"Algunos sectores se juntan para la foto; le preguntan a Cristina si tienen que hacer una movilización o no”

 

-¿Qué porción sintoniza en blanco y negro?

-Va variando, porque algunos que todavía estaban en esa discusión del pasado empiezan a darse cuenta de que hay una gran oportunidad de discutir el futuro. Cuando miro a los gremios de la energía, los vinculados a la industria de la construcción y sus derivados, los de la cadena agroindustrial, veo que están mirando al futuro. Ahora, también miro algunos que quieren defender prebendas del pasado o procesos productivos que ya no existen en el mundo. Hay categorías dentro de los convenios colectivos que ya no existen más y no se han puesto a discutir las de las actividades que vienen.

-Hay a veces mucha violencia en la dinámica del reclamo. ¿A qué lo atribuye?

-El año pasado fue uno con muchísimos cambios en el país, necesarios, difíciles, que generaron a muchos sectores miedos e inquietudes y aun así, hubo menos conflictividad que la que hubo este año, muy vinculado al año político. Cuando yo les propongo a los dirigentes sindicales o sociales que discutamos los números, que ahora tenemos un INDEC creíble, y vemos el crecimiento del empleo, la recuperación que hubo, la baja de la inflación, más del 95% de las paritarias cerradas, y que conservan el poder adquisitivo del salario, veo que hay una realidad. Si coincidimos en esa realidad podemos construir acuerdos futuros; si la negamos se hace muy difícil y se transforma en una discusión más conflictiva, más violenta.

-¿Diría que el kirchnerismo está incidiendo mucho en el movimiento sindical?

-No. Que hay algunos sectores que están muy entrampados en la discusión electoral. Se juntan para la foto, se juntan con algunos dirigentes, le preguntan si tienen que hacer una movilización o no a Cristina.

"El representante gremial tiene que defender los trabajos existentes, y también las nuevas oportunidades de trabajo”

 

-El paro, tal como se ve acá, ¿no es un poco obsoleto como forma de protesta?

-Hoy, con un Gobierno que tiene predisposición para la negociación, es absolutamente innecesario y quizás también inoportuno. En un momento donde la economía y el empleo empiezan a recuperarse, hablar de paro me parece que no tiene sentido lógico. Me parece que eso lo que hace es desconectar a muchos dirigentes del vínculo con sus representados. No significa que no tengamos materias pendientes o que no haya sectores que tengan dificultad.

-Un dirigente dijo, días pasados, que si las líneas aéreas low cost llegaban al país habría “una lluvia de cadáveres”. ¿Qué le pareció?

-Creo que son términos dichos por lo menos sin pensar. Este Gobierno ha hecho la más alta inversión en el último año y medio en infraestructura vial, portuaria, ferroviaria y aérea. El representante gremial no sólo tiene que defender los trabajos existentes, sino las nuevas oprtunidades de trabajo, y ese debate me parece que hay muchos que lo limitan a la discusión ideológica o a veces electoral.

-¿Por qué cree que desató tanta polémica el proyecto de que los alumnos de 5° año tengan un acercamiento al mundo del trabajo?

-Creo que a veces hay otras intencionalidades, se quiere representar a los jóvenes sin preguntarles. Todo tiene que ser parte de un proceso formativo, no laboral. Que haya una cercanía en el proceso educativo con la formación de habilidades que requiere el mundo del trabajo nos parece bien. La tasa de desocupación es más alta en los sectores más jóvenes.

-¿Hay manipulación política detrás de estas protestas?

-Y, muchas veces se ve con claridad, ¿no?

-¿Existe un proyecto de reforma laboral?

-No existe ningún proyecto; cualquier cambio que se realice será con el consenso del sector trabajador y del empresario. Sí existen temas que debemos abordar y que venimos dialogando con los dirigentes de la CGT, como el blanqueo laboral, la formación profesional...

-¿Cómo afecta la corrupción al mundo del trabajo?

-Enormemente. Porque a mucha gente la mantiene en la informalidad, sin que se le paguen sus aportes y contribuciones. Hay informalidad laboral cuando hay economía informal. Ahí es muy importante la tarea que lleva adelante el ministro Dujovne pensando una reforma tributaria que asegure que los procesos productivos tengan más oportunidades, un sistema más equitativo de carga tributaria. Y pensar con trabajadores, jubilados y pensionados cómo sostener los alcances que tiene la cobertura de seguridad social y de obras sociales en esa transformación que tenemos que hacer.

-Hay un 8,7% de desempleo y una reactivación que mucha gente siente que aún no le ha llegado. ¿Cuál es la respuesta para ellos?

-Salvo el sector textil o el del calzado, con agenda específica, en el resto de los sectores vinculados con la industria marroquinera, automovilista, autopartista, la agroindustria, el vínculo con todo lo que es consumo, servicios, ha empezado a traccionar y generar nuevos puestos de trabajo. Hay sectores que todavía tienen dificultad. Más allá de eso, hay más de 4 millones y medio de trabajadores en la informalidad, no lo ocultamos y lo decimos desde el primer día. Para resolverlo tenemos que resolver muchos problemas del ámbito del trabajo, como la industria del juicio mal habida.

-Macri habló de mafias...

-Claro. Cuando vemos que 58 mil demandas pasaron a 125 mil en menos de 5 años, mientras caía la cantidad de accidentes de trabajo, vemos ahí una acción que tenía que ver con una conducta mafiosa, desde abogados, peritos y muchas veces hasta jueces, por suerte son minorías, pero este Gobierno lo puso en la mesa. Tenemos que ver también todo lo que tiene que ver con la carga impositiva, lo que no es salarial. Ahí estamos trabajando no sólo en la reforma de la ley de ART, que permite la baja de los costos de trabajo, sino también en mirar todo lo que tenga que ver con los sistemas vinculados a la seguridad social y demás.

 

"Una vez no me dejaron viajar en avión; pensaban que tenía que ir con alguien que me ayudara. Hice juicio y lo gané”

 

-¿Está pensando el Presidente en llamar a una suerte de “acuerdo de la Moncloa”?

-El Presidente nos pidió que miremos modelos de diálogo social como tienen España, Holanda, Alemania, porque cree que hay acuerdos sostenibles en el tiempo. Cuando vemos el modelo español del Consejo Económico y Social, el modelo de polder holandés o el sistema de discusión que tienen tantos sindicatos y empresas y el Estado alemán, creemos que son modelos a seguir. Si uno de cada tres argentinos está en situación de pobreza, qué hacemos entre todos los sectores, dirigentes políticos, empresarios, sindicales, del sector social, para resolver eso. Lo tenemos que hacer sobre un diagnóstico claro, entendiendo que no es una situación que favorezca a un gobierno de turno sino a la sociedad argentina en el mediano y largo plazo. Argentina necesita un Estado inteligente, que resuelva problemas, que trabaje en función de sus objetivos y no de las prebendas personales de los dirigentes políticos ni de los beneficios de la clase dirigente.

-¿Pero está en los planes del Gobierno convocar a ese acuerdo?

-Está en la tarea que nos pide el Presidente tratar, a partir de discutir distintos modelos del mundo, de encontrar el nuestro, y vamos a intentarlo. Es un camino a recorrer que nos va a llevar algún tiempo, que tiene que tener resultados concretos, porque si no, mesas de diálogo para no tener resultados concretos, no sirve.

-¿Se llamaría también a la oposición?

-A los principales actores económicos primero, que son el sector trabajador, el empresario y los Estados que tienen que estar vinculados en esa mesa, y a partir de eso después se incorporarán otros actores.

-¿Se implementaría después de octubre?

-El momento no está definido, sino que tiene que ver con que hagamos llamados, pero vamos a tener algunas visitas de dirigentes españoles, holandeses, alemanes. La canciller Merkel le ofreció al Presidente, también los reyes de Holanda le ofrecieron el sistema polder, el gobierno español le hizo propio todo el acceso al Consejo Económico Social; han estado ahí nuestros legisladores, han trabajado ahí algunos dirigentes sindicales...

-Se mueve en silla de ruedas desde los 9 años. ¿Sufrió discriminación por eso?

-Una vez no me dejaron viajar en avión porque pensaban que tenía que ir con alguien que me ayudara para traerme y demás en Southern Winds. Les hice un juicio y les gané. Cecilia, mi mujer, fue la abogada.

-¿Qué siente cuando la imposibilidad viene impuesta desde afuera?

-Es algo que te rebela. Decís “ante esto tengo que defender no sólo mi cuestión personal, sino también la de los que vengan detrás”.

 

 

Se durmió con 9 años; se despertó como adulto

“Me fui a dormir con 9 años y me levanté ya como un adulto”. Lo dramático de la afirmación contrasta con la serenidad con que Jorge Triaca la enuncia. Mate en mano, en su despacho del piso 13 del Ministerio de Trabajo, habla con calma y con la aceptación que el tiempo, los cuatro años de terapia que hizo alrededor de los 30 y el camino que lleva recorrido le han aportado sobre aquel terrible accidente que lo dejó parapléjico y en silla de ruedas, obligándolo a madurar tan de golpe. “Estaba yendo a Bariloche con todos mis hermanos y con mi abuela materna. Un camión se tiró a la banquina, y cuando estábanos por pasar al camión, el acoplado que llevaba golpeó la camioneta en la que íbamos. Yo iba en el último asiento, acostado, y bueno, me lesioné la médula”, resume. El apoyo de sus padres -dirigente gremial él, ministro de Trabajo de Carlos Menem más tarde; partera ella, que lo ayudó a ver que se puede buscar “el camino que uno quiere a pesar de las limitaciones y dificultades”- fue fundamental para salir adelante. “Fueron dos fenómenos porque todo lo hicieron para ponerme las oportunidades a disposición, pero también fueron un gran motor de desarrollo, porque yo les quería mostrar que podía por mí mismo”. La “gran pulsión que se generó a partir de ese desafío” lo llevó a completar estudios secundarios y universitarios, tener una carrera profesional y en la política, formar una familia con su mujer desde hace 11 años, la abogada Cecilia Loccisano y ser padre de Rosario, de 9, y Esmeralda, de 7. El recorrido no estuvo exento de dificultades: quiso cursar el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires pero era muy complicado con la silla de ruedas (“no había acceso, era por la calle Moreno y tenía ascensor pero no tenía la llave para esa entrada”) y fue al Cardenal Newman; cuando, flamante Licenciado en Economía por la Universidad San Andrés, entró a trabajar en Cuentas Nacionales, en el Ministerio de Economía, tuvo que ir todos los mediodías, durante un mes, hasta el baño del Patio Bullrich porque no había ninguno adaptado en su lugar de trabajo. En todos los momentos difíciles - “mi accidente, la muerte de mi viejo (un tipo muy afectuoso, más allá de las dificultades de tiempo para disponer de él), la enfermedad de Cecilia; tuvo un tumor, era muy joven, teníamos una bebé casi recién nacida y otra de 2 años”- la fe fue lo que lo sostuvo. Hoy, en los ratos libres, disfruta de su mujer y sus hijas, “leer, hacer alguna actividad al aire libre, estar con mis amigos y mis hermanos” (tiene cinco).

De familia peronista, “en el 2001, 2002 sentí una gran tristeza por lo que ofrecía el peronismo para la Argentina y sobre todo después se plasmó en el 2003. Veía que había una pelea de dirigentes pero no una idea de país. Cuando veo que en los últimos 25 años en Argentina no se han resuelto los problemas de la pobreza y de los trabajadores, me parece que los dirigentes peronistas tienen una cuenta pendiente enorme, y han dado vuelta sobre la misma mesa las distintas caras pero siempre son los mismos”. En 2003, junto a otros jóvenes, tuvo una comida con Macri, (“él estaba en la decisión de pasar del fútbol a la política”), que lo convenció e inició el camino que lo llevó a integrar, hoy, su gabinete de gobierno. ¿Hay algún principio que rija su vida?, se le pregunta. La respuesta no sorprende: “no bajar los brazos”.

ITINERARIO

Nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1974. Graduado en el colegio Cardenal Newman, egresó como Licenciado en Economía de la Universidad de San Andrés. Fue consultor en Naciones Unidas y en el BID, y director ejecutivo de la Fundación Pensar. En 2009 fue electo diputado nacional por el PRO, banca que renovó en 2013. El 10 de diciembre de 2015 asumió como ministro de Trabajo del gobierno de Mauricio Macri. Casado con Cecilia Loccisano, tienen dos hijas.

 

Al toque

 

Un proyecto: Ayudar a los jóvenes a conseguir el trabajo que buscan.

Un desafío: Construir consensos perdurables para el trabajo.

Un sueño: Que nuestros hijos y nietos estén mejor de lo que estuvimos nosotros y miren esto como un recuerdo transformador.

Un recuerdo: Mi viejo.

Un líder de hoy: Mauricio (Macri).

Un prócer: San Martín.

Una sociedad que admire: La holandesa, muy diversa, muy multicultural, con criterios comunes.

Una persona que admire: Mi doctora, Alicia Amate.

Una comida: Asado.

Una bebida: Coca light.

Un placer: Estar con mi familia y mis amigos, reunidos.

Un libro: “La estrategia de la aproximación indirecta”, de Basil Liddell Hart.

Una película: Forrest Gump.

Una serie: The West Wing.

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