De Jorge Triaca a la CGT: "Volver al modelo de Kicillof y Moreno no está en nuestra agenda"

De Jorge Triaca a la CGT:

Desde Holanda, el ministro de Trabajo insiste en las motivaciones políticas del paro del 6 de abril y descarta cambios en el rumbo económico.

El ministro de Trabajo de la Nación, Jorge Triaca, es uno de los funcionarios que integra la comitiva que viajó con el presidente Mauricio Macri a Holanda. Antes de que comience la gira oficial, Clarín lo entrevistó para conversar sobre el viaje, pero, sobre todo, sobre la conflictiva situación social y gremial que atraviesa el país.

Esta es la charla completa.

- ¿Cuáles son los planes para un ministro de Trabajo, aquí en Holanda?

- Esta visita, para nosotros es muy importante. Primero de todo, por la calidad de la visita y la predisposición de Holanda a abrirnos una agenda de trabajo que le sirve mucho a la Argentina. Una agenda de encuentro con empresarios, con sectores institucionales, que nos ayudan a trabajar temas, que para la Argentina son interesantes. Uno de ellos, el que me toca a mí como eje central de la agenda, es el SER (Consejo Económico y Social), donde hay un consejo socioeconómico, integrado por dirigentes sindicales, dirigentes empresarios y gente apuntada por la corona. Que van desde académicos hasta funcionarios. Donde se establecen condiciones de diálogo, no tanto desde lo coyuntural sino de mediano y largo plazo. Este organismo, el SER, se organizó en el año 1982 y desde entonces viene trabajando en temas de fondo sobre cómo resolver las cuestiones del desarrollo de la producción holandesa. Y han hecho grandes acuerdos, que les permiten tener certeza y previsibilidad, que es lo que la Argentina también necesita. La idea es intercambiar experiencias y ver cómo podemos aprovechar la experiencia que tiene este organismo para poder trasladar algunas de estas cosas a la Argentina. Y después, otra parte de la agenda tiene que ver con el Foro de Negocios y el tema del encuentro con empresas holandesas. Ahí, tanto el resto de la comitiva como nosotros, trabajamos para que podamos asistir en las inquietudes que tienen las empresas para desarrollarse en la Argentina. Y hay un listado enorme de empresas que vamos a visitar el primero y el segundo día. Creemos que están interesadas en venir a la Argentina.

- ¿Los sindicatos los acompañan a ustedes en este proyecto? ¿Vinieron con sindicalistas o no?

- Sí, vino Gerardo Martínez, que es el representante de la Secretaría de Asuntos Exteriores de la CGT, que es una voz autorizada para estos temas. Creemos que eso muestra también una vocación de mirar las cosas -más allá de los problemas coyunturales- también de mediano y largo plazo.

- Bueno, pero pareciera que los sindicalistas no están tan en contra de este Gobierno. Es como que los fuerzan a estar en contra. ¿Es una mala lectura de larga distancia mía o me equivoco?

- Mire, cuando uno analiza todo lo que hemos hecho durante el año pasado, en conjunto con los dirigentes sindicales, se han resuelto cosas que durante muchos años no se resolvían. No solamente el tema de Ganancias, que fue lo último que en diciembre pudimos trabajar con un acuerdo, un proyecto común que fue apoyado por muchos sectores de la oposición. Pero también la reparación histórica de los jubilados, el tema las asignaciones familiares. El beneficio de las asignaciones familiares para los monotributistas. Todo lo que está vinculado a la red de contención social. Los recursos de las obras sociales, que durante la gestión anterior se los habían frenado y limitado. Son muchas las cosas que laburamos en conjunto. Ahora, pareciera que hay momentos en donde nos tenemos que subir al ring para pelearnos y hay momentos donde nos podemos sentar a una mesa y podemos acordar. Y eso es lo que le brinda beneficios a la sociedad. Nos hemos puesto de acuerdo las fuerzas políticas, para poder sacar al país del default y ha bajado la tasa de interés de casi 14% en dólares a dos y pico por ciento en dólares.

Son esas cosas las que pueden hacer que generemos esos resultados. Cuando encontramos equilibrios y acuerdos.

- Entonces ¿por qué los sindicalistas van al paro general? ¿Es un paro político, es un paro electoral?

- Bueno, yo lo que creo es que hay algunos sectores que tienen dificultades y que en nombre de esos sectores, muchos han tomado la decisión de llevar adelante el paro general. Pero cuando miramos a esos sectores, estamos teniendo una agenda muy propositiva con ellos. No solamente a partir del desarrollo de toda la tarea de contención para esos sectores, sino también de la transformación de los sectores. Para que generen la productividad necesaria para poder, no sólo sostenerse sino desarrollarse. Ahí hemos avanzado con la ley Pymes. Hemos avanzado con la ley de autopartistas. Estamos trabajando sobre una ley de desarrollo de proveedores nacionales. Hay una agenda de trabajo muy fructífera. Trabajamos en conjunto con la CGT para sancionar la ley de la reforma de ART. Cuando hay esa vocación de diálogo, conseguimos resultados. Ahora cuando nos ponemos en una actitud de confrontación, no le sirve a la Argentina. Y ese es nuestro cuestionamiento al paro. Porque creemos que trabajando como lo hicimos el año pasado, hemos conseguido tantas cosas. Mientras que ponernos ahora -en el medio de un año electoral- a debatir sobre generalidades que me parecen que no van al punto de la cuestión... Porque cuando nos dicen que la cuestión es que cambiemos el modelo económico, volver al modelo económico anterior de Kicillof, Moreno y demás; seguramente no está en nuestra agenda.

- ¿Usted cree que este paro es definitivo o puede haber un nuevo diálogo?

- Nosotros mantenemos diálogo con distintos dirigentes sindicales. Fíjese lo que pasó esta semana. Cerramos la paritaria del sindicato más grande de la Argentina, que es el Sindicato de Comercio. Una paritaria en acuerdo entre los empresarios y los dirigentes sindicales. Esa es una muestra de que seguimos avanzando con una agenda cotidiana, habitual y que creemos hay que llevar adelante. Hay muchos dirigentes con una maduración enorme, que nos muestran que pueden seguir adelante en esa cuestión.

- Entonces, esta decisión de ir al paro general, ¿de alguna manera es una presión del kirchnerismo sobre los sindicalistas para hacerlos definir, para hacerlos poner en contra del Gobierno en un año electoral?

- Yo creo que hay sectores más radicalizados dentro de las organizaciones y que esos sectores quieren imponer una agenda de debilitamiento del Gobierno. Me parece que, a veces, las conducciones pueden llevar adelante el diálogo y hay otros momentos donde tienen que darles espacio a los más radicalizados. Es lo que percibimos que está pasando.

- La sensación que existe es que ustedes "perdieron la calle".

- Me parece que es un análisis, primero de todo muy porteño. Porque nosotros tenemos que ser conscientes de que en la Argentina, hay una Argentina que empieza a desarrollar, a crecer el empleo. Y que principalmente en el interior, eso se empieza a notar muchísimo más. Y vemos que esa Argentina empieza a generar oportunidades. Fíjese usted que durante siete meses seguidos, Argentina ha ido creando empleo. En los próximos días; le voy a dar un anticipo pero no le puedo dar los números. El mes de enero es otro mes donde ha dado positivo el crecimiento del empleo. Y la encuesta de indicadores laborales del mes de febrero también nos da positivo. Es decir, seguimos repuntando en la generación de empleo. ¿Es suficiente? Por supuesto que no. No somos inconscientes y no estamos alejados de la realidad. Vemos lo que pasa en la Argentina y entendemos que hay sectores que tienen dificultades. Y ante esos sectores, estamos teniendo una agenda de trabajo específica. Pero creemos también, que en un año electoral, hay muchos que tensan la cuerda y hay muchos que quieren volver a los privilegios del pasado. Y en esa discusión es donde nosotros decimos; en la Argentina tenemos que fortalecer esta vocación de cambiar o seguimos con los privilegios del pasado, que nos dejó con uno de cada tres argentinos en la pobreza. Que nos dejó 4 millones y medio de trabajadores en la informalidad. Que nos dejó -creo que lo más grave- lo que ha mostrado el ministro Bullrich el otro día. Que el 70% de los jóvenes que terminan el secundario no comprenden o no pueden resolver una ecuación matemática compleja. Esas son las grandes dificultades que tiene la Argentina. Y ese es el debate de fondo que queremos dar.

- ¿Y cómo va a terminar este paro docente? ¿Están ustedes frente al mismo dilema que usted acaba de describir, con respecto a la presión kirchnerista?

- Lo primero que creemos es que en la Argentina, las provincias son quienes tienen a su cargo a los docentes. Y que por eso hemos sido respetuosos en el régimen federal y que las provincias puedan negociar. 14 provincias ya han resuelto su negociación y se ha avanzado mucho en esto. También entendemos que no hay que discutir sólo las cuestiones salariales, sino que hay que discutir cuestiones que tienen que ver con la calidad de la educación. Que tienen que ver con la capacitación docente, con las evaluaciones, con la infraestructura. Y esas cuestiones, sin duda, que pueden darse no solo en las mesas provinciales sino en las mesas nacionales. Pero lo que se ha dejado claro y ha sido revolucionario, es que el año pasado, hemos resuelto que ningún docente iba a estar por debajo del salario mínimo, vital y móvil. Y eso es lo que hemos acordado y lo queremos seguir sosteniendo. Y me parece que el reclamo nacional no tiene consistencia en relación a lo salarial, a partir de lo que se ha alcanzado en ese momento. Recordemos que hay docentes que han tenido la oportunidad de llevar su salario de 5.600 a 9.600 pesos. Ese es un salto cualitativo enorme.

- Entonces, ¿usted cree que el paro de Baradel tiene legitimidad o es un paro político?

- Para mí está muy ceñido de política. Tiene un claro tinte político y se ve en las expresiones que lo acompañan. Y se ve que en cada una de esas expresiones hay una voluntad, que la manifiesta con ese "volveremos", donde nosotros decimos que ese "volveremos" es volver a la situación que nos trajo hasta acá. A ese 30% de pobreza, a esa situación donde los alumnos terminan prefiriendo el sistema de educación de gestión privada, porque el sistema público no le brinda ni la calidad ni las horas de clase suficiente. Bueno, ese desafío es el que queremos poner sobre la mesa. Y que lo discutamos corrido el velo del cinismo de la política que muchas veces lo tiñe.

- Pero convengamos que no fue muy afortunado por parte del Presidente, de decir que la gente tiene que "caer" en la escuela pública, ¿no?

La verdad es que lo que el Presidente señaló es la gravedad del problema. ¿Usted escuchó alguna vez un presidente, hablando de la manera tan dramática como lo hizo el presidente, de la situación de la educación argentina? Me parece que nosotros estamos discutiendo una palabra y lo que tenemos que discutir en serio es lo que se reflejó con esos datos. Son datos desgarradores. Son datos que si no hacemos algo, vamos a condenar a un millón de jóvenes a no estudiar ni trabajar como pasa hoy en la Argentina. Bueno, esos datos son los que nos tienen que revelar; y no una palabra de un presidente, que lo que yo creo que manifiesta es su gran preocupación, porque el sistema público de educación ha sido uno de los grandes deterioros de la sociedad argentina en los últimos 30 años. 30 años que no hemos gobernado nosotros. 30 años que han gobernando muchos de los que reclaman y se rasgan las vestiduras en nombre de los niños.

- Ministro, en Europa hay interés en invertir en Argentina, pero como usted sabe hay elecciones europeas que son como un mundial de fútbol. Los cuartos de final fueron acá en Holanda. La semifinal será en Francia y la final será en la elección alemana. Pocos van a llegar a Argentina antes. Pero al mismo tiempo están preocupados por las condiciones que exigen los sindicatos. ¿Hay un diálogo con los sindicatos para ponerse de acuerdo?

Fíjese los acuerdos que hemos conseguido hasta ahora. Acuerdos como el de Vaca Muerta, donde hemos puesto lo mejor de lo que tenían para poner los trabajadores. Lo mejor que tenían para poner los empresarios. Lo mejor que tenían para poner los gobiernos. Para conseguir que en la Argentina se desarrolle ese enorme potencial que no estaba desarrollado. Que no tenía chance de desarrollo y que nos había sometido a la política del gobierno anterior a ser dependiente de la energía extranjera. Bueno, cuando nos ponemos de acuerdo podemos cambiar esa realidad. Este es un primer acuerdo. El acuerdo automotriz que hemos desarrollado. Un acuerdo donde uno de los sectores que más dificultades tuvo en los últimos dos años, por el impacto enorme que tuvo el comercio con Brasil. Y nos hemos puesto de acuerdo entre los sindicatos, entre las empresas, entre los gobiernos. Tanto el gobierno de Córdoba como el Gobierno nacional, se han puesto de acuerdo para ver de qué manera podemos alcanzar el millón de unidades en los próximos años. Esos son los desafíos que tenemos que desarrollar. Estamos por firmar un acuerdo sobre la construcción para el desarrollo de la obra pública pero también de la obra privada. Queremos que se pueda cubrir la cantidad de viviendas que necesitan los argentinos. Hay una enorme cantidad de argentinos que están en déficit habitacional. Y así vamos a ir haciéndolo con cada uno de los sectores. Porque creemos que hay una madurez en la dirigencia política y en la dirigencia sindical que nos permite ser optimistas. Después hay otros que quieren volver al pasado, hay otros que quieren seguir con las prebendas. Pero hay un conjunto de argentinos que quizá no están dentro de la coalición de Cambiemos, pero que entienden que no se pueden seguir haciendo las mismas cosas. Y que seguir haciendo las mismas cosas nos condena a la situación en la que estábamos.

- Pero Ministro, esos acuerdos son política, pura política.

- Totalmente. Y vamos avanzando en eso.

- ¿Usted cree que a este Gobierno le falta política?

No, yo no creo eso. Yo creo que este gobierno ha hecho enormes cosas de calidad política. Los enormes acuerdos con las provincias. Acuerdos con los sindicatos. Acuerdos con una base electoral que uno presumía que a Macri siempre le cuestionaban que no iba a llegar, que no sabía hacer política y demás. Bueno, fíjese donde estamos. Después de muchos años, no sólo transformó al club de Boca. A la Ciudad de Buenos Aires la transformó y va a transformar el país. Así que tengamos certeza de que más allá de los prejuicios, más allá de las subestimaciones, este es un equipo que trabaja todos los días. Que está en contacto con la gente. Que mira dónde están los problemas. Que no se queda en los grandes discursos sino que se ocupa de trabajar en ellos. Y tenemos un presidente que nos pone la vara bien alta. Nos dice permanentemente que quiere que hagamos lo mejor en favor de los argentinos. Y en eso estamos.

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