Por qué se junta Moyano con Cristina

Por qué se junta Moyano con Cristina

Los dos necesitan sacudirle el árbol a Macri. CFK para mejorar su chance electoral. El líder de los Camioneros, su situación judicial.

 

por 

Ricardo Roa

Ninguno de los tres cree que el triunvirato que integran y que maneja la CGT sirva demasiado. Pero por poco que sirva, sirve más que cualquier alternativa de conducción única. Simplemente porque ningún sector tiene suficiente peso para gobernar solo.

A nadie le alcanza la propia fuerza para imponerse a los demás y todos, salvo Hugo Moyano, han preferido continuar con una unidad precaria antes que provocar una división duradera, sobre todo en un semestre que viene más que complicado por el ajuste de la economía. La cúpula de la CGT seguirá repartida en tres grupos: los grandes gremios representados por Héctor Daer, el barrionuevismo de Carlos Acuña y el moyanismo con Juan Carlos Schmid.

Reunión del Consejo Directivo de la CGT. (Foto Diego Waldmann).

Toda simplificación es parcial y esta mirada también lo es: los grandes gremios son una alianza heterogénea, al barrionuevismo lo define una manera de actuar en política y no una identidad sindical y Schmid es ideológicamente un cristiano que quiere ser el Ubaldini de este tiempo. Pero su único soporte es Moyano.

A la mesa chica de los grandes gremios se sientan la UOCRA, UPCN y los de Aysa, que se llaman a sí mismos independientes aunque si algo nunca han hecho es ser independientes del poder. Con ellos están Sanidad y Comercio, donde a los 84 años Armando Cavalieri pelea una nueva reelección. Más forzada que querida: apenas anunció que se iba, estalló una interna por la sucesión.

Armando Cavalieri. (Foto: Juan Manuel Foglia)

Han crecido en protagonismo los gremios de servicios y han caído en protagonismo los gremios industriales. Por los cambios en la estructura económica y por la crisis de sus conducciones. La UOM representó una forma de pensar y de expresar políticamente a casi todo por no decir todo el sindicalismo: ahora es una cooperativa presidida por Antonio Caló con las llaves de la caja de la obra social. Seccionales kirchneristas lo empujan a dar cualquier pelea y seccionales peronistas le reclaman racionalidad. Surfea entre ellas como puede.

Hasta la vieja marca de las 62 de la UOM está partida. Hay unas 62 peronistas de Barrionuevo, que presume siempre de contar con muchos más gremios que los que tiene. Y hay otras 62 macristas, que armó en su momento desde UATRE el Momo Venegas. También cerca del Gobierno militan los gremios de la energía, el sector que mueve las grandes inversiones. Cassia, de los petroleros de YPF y Pereira, de los petroleros privados; Mangone, de Gas, y Moser, heredero del legendario Lescano en Luz y Fuerza que abandonó la línea de Lescano y juega a varias puntas, buscando su destino.

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Contradicciones más fuertes cruzan a los sindicatos del transporte, otra actividad estratégica. De un lado Fernández de la UTA y Maturano, de La Fraternidad. De otro, lo que junta Moyano: algunos gremios aeronáuticos como el del piloto Biró, un cristinista furibundo al que Moyano postula para la CGT. Y al final los que juntaba Moyano y ahora junta el taxista Viviani.

¿Y qué música toca Cristina en esta banda? La misma que toca Moyano. Ella necesita hacer volcar a Macri para mejorar su chance electoral. Moyano, para mejorar su situación judicial, cada vez más complicada.

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