De qué lado estas

De qué lado estas

El ministro de Hacienda tiene en sus manos la decisión de cumplir con un largo reclamo de la Provincia, que él mismo inició cuando estaba al frente de la economía bonaerense. ¿De qué lado está el funcionario ante una demanda que supera los 20.000 millones de pesos?

“No sufro de estrés, en alguna medida disfruto de la adrenalina”, dijo Hernán Lacunza en la primera entrevista que realizó con La Tecla, al inicio de su gestión como ministro de Economía de María Eugenia Vidal. Si en aquel entonces, la epinefrina estaba disparada por el cierre del primer presupuesto provincial, signado por una dura pelea con los intendentes del PJ, ahora, la frecuencia cardíaca del flamante ministro de Hacienda de la Nación se incrementa al ritmo del dólar, y su sistema nervioso se pone a prueba con cada estornudo del mercado.

En medio de la tempestad, Lacunza tomó el timonel del barco averiado con el objetivo de llevarlo a destino y que Mauricio Macri llegue al 10 de diciembre en el sillón de Rivadavia, para cumplir al menos uno de los objetivos de Cambiemos: ser el primer gobierno no peronista en terminar el mandato. Pero hay otras cuestiones que el ministro debe resolver, y que, de no hacerlo, pueden significarle una carga en su conciencia política. María Eugenia Vidal, quien lo recomendó para el cargo, espera una mano suya para descomprimir la situación financiera de la provincia de Buenos Aires.

Son varias las cuestiones a atender entre Provincia y Nación, que implican muchos millones de pesos (ver recuadros), pero hay una fundamental, y que tiene a Lacunza casi como protagonista exclusivo, por lo hecho antes y por lo que debiera hacer ahora. Se trata del reclamo de la actualización por inflación del Fondo del Conurbano.

Debe recordarse que cuando la Casa Rosada negoció el presupuesto de este año con los gobernadores peronistas afectó a María Eugenia Vidal y a Horacio Rodríguez Larreta, cuyos gobiernos debieron hacerse cargo de competencias que hasta allí eran de Nación, como el subsidio al transporte, Edenor y Edesur. “La única provincia que perdió plata en el presupuesto nacional de este año fue Buenos Aires, que perdió 3.000 millones de pesos por los cargos extra que le tocaron asumir”, es una queja perenne cerca de la Gobernadora.

El por entonces titular de la cartera económica bonaerense alertó a Vidal sobre la posibilidad de compensar parte de esa pérdida a partir de un ajuste al recompuesto Fondo del Conurbano, teniendo en cuenta las pérdidas provocadas por la alta inflación. Los cálculos de hace un año, cuando comenzó el reclamo, determinaron esa actualización en 19.000 millones de pesos. Pero la inflación siguió, acompañada por devaluaciones del peso, y ahora en Provincia aseguran que esa cifra “ronda los 25.000 millones de pesos”. En el área económica nacional calculan que es un poco más de 22.000 millones.

Más allá de la diferencia en el número final, que ese dinero llegue o no depende pura y exclusivamente de la voluntad y posibilidad del Gobierno central, ya que no hay un compromiso firmado al respecto. Como ministro de Economía bonaerense, desde el primer día que cerró el presupuesto de este año, Lacunza reclamó a la cartera de Hacienda nacional el envío de esos fondos. Las dificultades financieras de las arcas nacionales, sumadas a las negativas políticas de que se liberara ese dinero, imposibilitaron la llegada de los fondos. Otra vez, la injerencia de Marcos Peña en perjuicio de la Provincia, de acuerdo a lo que se encargan de señalar cerca de Vidal.

Ahora es Lacunza quien está del otro lado del mostrador, y con una independencia de acción que va más allá de lo que pueda recomendarle u ordenarle Peña. ¿Mandará, entonces, esa plata tan reclamada por él mismo cuando llevaba los destinos económicos de la Provincia? En el entorno del ministro reconocen que será muy difícil enviarlo antes del fin del mandato. “En este contexto no es algo que esté en agenda; el control de cambio, el refinanciamiento de la deuda y las cuestiones macro concentran toda la atención de Lacunza en estos días”, sentenciaron voceros nacionales.

Para poner en duda el envío de esos fondos se enumeran varias razones. La principal es el rojo de las cuentas estatales. Además aseveran que las medidas paliativas tomadas después de las primarias de agosto y antes de la llegada de Lacunza a Hacienda les costaron a la Nación y las provincias unos 90.000 millones de pesos (60.000 al Gobierno nacional), que, sumados a los 8.000 millones que demandará la emergencia alimentaria, son casi 100.000 millones lo que le costará al Estado el desastre macroeconómico pos-PASO. Para colmo no llegaría, por lo menos antes de las elecciones, el desembolso del FMI.

“Si en Provincia reclaman ese dinero, no entienden el contexto en el que estamos”, dijo a La Tecla un hombre vinculado al Ministerio de Hacienda.

En La Plata, en cambio, esperan que el titular del área, conocedor como nadie de la situación financiera bonaerense, pueda hacer el esfuerzo y darles oxígeno a las arcas provinciales para el tramo final de la gestión. “Necesitamos ese dinero para que el próximo mandato comience con las cuentas ordenadas, sin deudas con los proveedores ni dificultades para pagar los sueldos y aguinaldos de diciembre”, aseguró un ministro bonaerense a La Tecla.

“Lacunza juega siempre bien con nosotros, siempre bien, como esperábamos”, reafirmó el mismo funcionario. Pero a la vez reconoció que al ministro “le tocó el peor contexto del mundo, el rojo de Nación es alto, y eso dificulta las cosas”; y confirmó que “todas las obras de ellos en la Provincia vienen atrasadas”. También hubo lugar para elogios por su paso por el gabinete bonaerense: “Lo que dejó Lacunza es un lujo al lado de lo que recibimos”; y en ese sentido albergó la esperanza de que el ahora ministro de Macri raspe más allá del fondo de la olla para cumplir con la esperada compensación.

Más escéptico sobre las posibilidades de recibir el dinero, otro funcionario del área política bonaerense sostuvo: “Hernán no va a hacer nada para cagar a María Eugenia, pero eso no significa que le vaya a dar todo lo que le pida”. Y remató: “Su función es asegurar que Mauricio llegue al 10 de diciembre. El único objetivo es llegar. Llegar te permite mantenerte”.

Aun cuando en La PLata aseguran que “una de la mejores cosas que puede hacer Lacunza por Vidal y por la Provincia es mantener la estabilidad cambiaria hasta el 10 de diciembre y se llegue al cambio de mandato sin sobresaltos”, tampoco renuncian al dinero que creen propio, más cuando al próximo Gobierno le quedará la percepción plena del Fondo del Conurbano, de acuerdo a la progresividad pactada con el Estado nacional.

“En alguna medida disfruto la esgrima política”, decía Lacunza en medio de la pelea con los intendentes del PJ por un ya lejano presupuesto. Ahora, ese espadeo lo hace en otra cancha, pero hay una batalla pendiente que hasta hace unos días lo tenía de un lado y ahora lo coloca enfrente. En definitiva, se mide contra un espejo; ¿romperá el cristal?

 

Inesperado mediador en la pelea entre dos pesos pesados

Mortifica a Mauricio Macri la rebeldía de María Eugenia Vidal, decidida a recorrer el espacio hasta las elecciones generales sola y hacer exactamente lo contrario a lo recomendado por el equipo de campaña que conduce Marcos Peña.

La Gobernadora y el jefe de Gabinete cortaron el diálogo tras la derrota en las PASO, y la situación sumó un dolor de cabeza para el Presidente. “Ella no quiere más fotos con Marcos”, reconocen cerca de la mandataria.

“Quien critica a Marcos, me critica a mí”, sentenció Macri. Por lo tanto, quien desoye a Marcos desoye a Macri.

En ese sentido, el jefe de Estado está incómodo ante la postura y el enojo de Vidal, y quiere acercar posiciones entre ella y Peña y, por añadidura, entre ella y él. Para eso apela a intermediarios a los que les pide que intercedan ante la mandataria bonaerense para volver a amalgamar la mesa política.

Recién llegado al Gabinete por recomendación de Vidal, Hernán Lacunza es uno de esos hombres a los que apeló Macri para que trate de convencer a la Gobernadora. El ministro de Hacienda tiene claramente otras prioridades, y tampoco es Peña un santo de su devoción. Al Presidente lo obsesiona lograr esa reconciliación, y no dudó en pedirle la gestión a Lacunza, pero no hay certezas de que el ministro la haya realizado.

También se lo solicitó a Rogelio Frigerio, con quien Vidal acercó posiciones luego del distanciamiento provocado por las negociaciones con otras provincias que realizó el ministro del Interior y perjudicaron económicamente a Buenos Aires. Otra de las que escucharon el ruego presidencial fue Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social y esposa de Federico Salvai.

El golpe para la obra pública

“Desde las PASO a ahora, los valores se fueron al demonio”, sentenciaron en el Ministerio de Infraestructura bonaerense, antes de avisar que “las obras que necesitan refinanciarse se reordenan de acuerdo a su estado de avance. Va a haber una merma en la cantidad de obras que teníamos pensadas inaugurar, porque la Provincia no tiene plata para terminar todo lo que tiene iniciado”.

En ese sentido se espera culminar con alrededor del 70 por ciento de lo proyectado, debido a que la inflación fue dejando a los presupuestos atrasados respecto del valor final de los trabajos. En el ministerio que conduce Roberto Gigante están en un proceso de readecuación de partidas, a partir de las prioridades que establezca el propio Ejecutivo, con la prioridad en aquellos trabajos a punto de finalizar. Uno de los costos que más se disparararon es el del asfalto, cotizado en dólares.

Pedirle una mano a Nación para culminar con todas las obras está descartado, porque el rojo de las arcas nacionales no lo permite, y Vidal evitará poner a uno de sus hombres en ese brete. Mientras tanto, las obras nacionales en la Provincia que llevan adelante los ministerios del Interior (Rogelio Frigerio), y Transporte (Guillermo Dietrich) están atrasadas también por falta de recursos.

Hombre de María Eugenia Vidal

Pasó un año desde que María Eugenia Vidal, entre otros, le recomendó a Mauricio Macri un cambio en la Jefatura de Gabinete y en el Ministerio de Hacienda. Por entonces, el objetivo era sacar a Marcos Peña y a Nicolás Dujovne para darle nuevo aire político y económico al Gobierno. Había varios economistas en carpeta y la sugerencia de Rogelio Frigerio para la jefatura de los ministerios. Macri no accedió.

El reclamo volvió después de las PASO. Macri no echó a Dujovne, pero éste de-cidió irse. Las opciones de 2018, ya no estaban; entonces, Vidal sacrificó a una de sus armas para cedérsela al Presidente. Ella misma llamó a Hernán Lacunza para que aceptara, pero lo hizo con una recomendación: “No te dejes presionar por la política”. Eso y decirle no te dejes presionar por Peña era lo mismo.

En Provincia dan a Lacunza como un hombre de la Gobernadora, y agregan en la lista de funcionarios nacionales vinculados estrechamente a Vidal a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley (esposa de Federico Salvai); al ministro de Eduación, Alejandro Finocchiaro (extitular de la misma cartera en Provincia), y al titular del PAMI, Sergio Cassinotti (expresidente de IOMA).

Un tema a resolver que tiene en vilo a los intendentes bonaerenses

Hay actualmente un cortocircuito entre Nación, Provincia y un grupo de municipios por las obras en viviendas, que en muchos casos esperan las últimas partidas para ser terminadas; pero se produjeron demoras en los pagos a proveedores, que frenaron las construcciones, mientras los jefes comunales quieren entregar las casas antes del fin del mandato.

“Es cierto que el proceso de pago de los certificados de vivienda viene lento”, admitió un hombre cercano a Vidal al tanto de las quejas que esbozan los intendentes. Desde el Instituto de la Vivienda provincial aseguran que la demora se produce porque quien no envía los fondos es la Secretaría de Vivienda de la Nación, a cargo de Iván Kerr. En las oficinas de Kerr aseguran que la demora se debe a que Provincia tiene fallas en la entrega de los certificados. Mientras tanto, la gente espera sus casas.

En rigor, el trasfondo del problema son la devaluación y los costos cambiantes, que provocaron un desfasaje entre lo que se presupuestó y lo que finalmente cuestan las casas. En Provincia aseguran que faltan unos 800 millones de pesos para cubrir el programa, de los cuales 600 millones son para pagar trabajos ya realizados.

Si bien no es un área directa de Lacunza (Viviendas depende de Rogelio Frigerio), todo lo que sea liberación de fondos nacionales es revisado por el titular de Hacienda, afecto al monitoreo permanente de las planillas de ingresos y egresos.

Principio de solución a un problema que enfrentaba a Nación y Provincia

“No vamos a publicar el decreto que acepta la absorción de Edenor y Edesur mientras no se solucione la deuda que la Nación tiene con esas empresas. No vamos a hacernos cargo de una deuda que no generamos nosotros”. Tajante, un ministro bonaerense sentenció la semana pasada que mientras hubiera cuentas pendientes del Gobierno nacional con las compañías eléctricas se demoraría el traspaso de Edenor y Edesur a la Provincia y a la Ciudad de Buenos Aires.

La advertencia llegó luego de que el jefe de Gabinete nacional, Marcos Peña, se quejara, en su informe mensual al Congreso, de la demora en la publicación en el Boletín Oficial del decreto de María Eugenia Vidal convalidando la mudanza de Edenor y Edesur a la órbita provincial de manera definitiva.

Desde el inicio, el tema generó tirantez con la Casa Rosada, y el convenio de traspaso quedó en stand by cuando las empresas reclamaron que en él se reconociera la millonaria deuda (extraoficialmente se señala que llegaría a los 40.000 millones de pesos con cada una). El gobierno provincial se negó.

“Si firmamos eso vamos todos presos por incumplimiento de los deberes de funcionario público, por haberle sumado a la Provincia una deuda de otro Estado”, afirmó una fuente de la cartera de Infraestructura, a la espera de que el secretario de Energía, Gustavo Lope-tegui (ahora bajo la órbita de Lacunza), resolviera el problema. Es que, todavía, la autoridad competente para abordar el problema es el ENRE, dependiente de Lopetegui.

En las últimas horas se avanzó en un acuerdo entre Nación y las compañías, que retrocedieron en su petición de que la deuda sea reconocida en el convenio por el cual se conforma el ente regulador bipartito (Provincia y Ciudad).

El borrador que elaboraron el ministro de Infraestructura, Roberto Gigante, y el director de Servicios Públicos bonaerense, Edgardo Volosín, avanzará en los próximos días, aunque ahora surgió otro inconveniente: la Legislatura porteña debe convalidar ese convenio. Por lo tanto, el traspaso definitivo tendrá un inesperado retraso, que altera los nervios en Balcarce 50. Hasta que no esté todo claro, Vidal no promulgará su decreto.

Familia, fútbol, vóley, jardín y huerta en la casa

Casado con Silvina Maciel, padre de Agustina (22) y Gonzalo (19), Hernán Lacunza no es un tipo de sonrisa fácil ni hace esfuerzos por disimular si está molesto o enojado, pero rara vez levanta la voz, generalmente pausada y de tono bajo. Es ordenado y se fastidia si las cosas no están en su lugar. Cuando le traen un problema o una propuesta que no considera prioritaria suele decir “que cada uno resuelva sus prioridades, y eso, para mí, ahora, no es una prioridad”.

Es fanático de Racing, club del que es socio vitalicio y a cuyos partidos asiste con regularidad. Quienes han jugado al fútbol con el ministro lo catalogan como un muy buen defensor o volante defensivo, de buen manejo con la pelota. “Juego de 2 o de 5”, dice él, habitué a los picados en la Quinta de Olivos que organiza el Presidente.

Vive en Tigre, lo que le permite estar cerca del agua, de la cual disfruta mucho. Cuando va de vacaciones a la playa, generalmente Pinamar, elige el balneario donde más se juega al vóley, el segundo deporte de su preferencia para practicar.

Otro modo de desconectarse para Lacunza es atender su jardín y su huerta. Aunque no tiene demasiado tiempo suele hacerse espacios para regar las plantas y monitorear el crecimiento de las hortalizas.

Metáfora

Didáctico a la hora de explicar la economía en cualquiera de sus niveles, es afecto a utilizar metáforas para graficar los momentos económicos. La última es la del barco al que se subió cuando aceptó el cargo de ministro de Hacienda.

Cuando llegó a la Provincia decía que era el “Triángulo de las Bermudas”, porque “no tenía financiamiento, tenía déficit récord y no hacía obras”; entonces anunció que había que llevar las cosas hacia un vértice, y comenzó por el financiamiento a través de la emisión de bonos.

Las médicas ocupan una parte importante en su vademécum de metáforas. Una de las que más le gusta es la del gordo que va al nutricionista y cuando éste se da vuelta saca un pie de la balanza para simular que pesa menos. La usa para explicar el impacto que tiene la deuda sobre el PBI, sosteniendo que durante su gestión como ministro de Economía bonaerense dejó una carga de la deuda sobre el producto menor de la que él recibió.

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