No obstante, ayer mismo fiscales de la fuerza perdedora objetaron los resultados de varias meses y en las próximas horas los apoderados del frente llevarán ese cuestionamiento al Tribunal Electoral. Incluso al cierre de esta edición la justicia tenía decidido no cargar los números de una decena de mesas porque había dudas y revisarlos directamente en el escrutinio definitivo. Se trata de alrededor de 3.000 votos.

A las 2.45 el propio Tribunal Electoral daba menos de un punto de diferencia a favor de Larrañaga (34,78 a 34,13 por ciento) con 148 mesas escrutadas sobre un total de 232 (63,7 por ciento), o sea que se habían contabilizado 42.000 votos. Muy lejos quedaban José Carlos Muñoz (Comunidad Organizada) con el 8,35 por ciento; Ricardo Salvador Mársico (Nuevo Encuentro) con el 4,39; y José Antonio Vazquez (Movimiento Federalista Pampeano) con el 1,90.

Un factor clave en la victoria peronista fue el efecto arrastre de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, más allá de que, a diferencia de otras elecciones, hubo un corte de boletas mucho más significativo. Pero también habrían sido decisivos los votos de los barrios, donde ese corte fue menor.

El comicio comunal fue parejo de comienzo a fin, a tal punto que Larrañaga recién se animó a expresar la euforia contenida poco después de las 23.30 cuando supo que Torroba había reconocido, a regañadientes, que no seguirá en el sillón de avenida San Martín 50 después del 10 de diciembre.

De todos modos, en los primeros minutos de hoy en el Frepam daban por hecho que sus apoderados objetarán los resultados provisorios de varias mesas cuando se realice el recuento definitivo. ¿Cuál era el argumento? "Dejamos de cargar datos en un blog propio con el 87 por ciento de los votos escrutados y una diferencia a favor de Larrañaga de 250 porque empezamos a ver inconsistencias entre los resultados y los números de los fiscales, ya que de repente por cuatro mesas esa diferencia pasó a ser de 700 sufragios. En ese momento todavía faltaban contar 8.000 votos", señalaron voceros de esa fuerza.

Un camino sinuoso.

El camino de Larrañaga, de profesión bioquímico y millonario, a la jefatura comunal, fue sumamente sinuoso. En la interna partidaria de julio, le ganó al sindicalista Jorge Lezcano por apenas 156 votos. Fue 50,17 por ciento a 48,65; porcentajes que trasladados a cifras nominales fueron 5.140 sufragios contra 4.984. Al conocer esos resultados, Lezcano, sin decirlo, habló de fraude ("nos bajaron mil votos y a mucha gente le dijeron que ya había votado"), aunque no fue a la justicia porque adujo que la solución del conflicto era política. Esa vez el futuro intendente se impuso gracias a las adhesiones de los afiliados más que a la de los independientes.

Esta vez también sufrió para ganar, e incluso todavía debe esperar el conteo definitivo y lo que resuelva el Tribunal Electoral frente a las objeciones formuladas ayer mismo por fiscales del Frepam, que cuestionaron los números de más de una decena de mesas. El propio cuerpo, además, dispuso revisar unos 3.000 votos en el escrutinio definitivo porque existían dudas en nueve o diez mesas.

En cambio tendrá a favor que gobernará con un Concejo Deliberante propio porque aunque el PJ pondrá seis ediles, el Frepam cinco y Comunidad Organizada uno, en caso de empate definirá su presidente. Por el peronismo ingresararán el viceintendente y ex juez de paz, Angel Ceferino Baraybar, Juan Mecca, Liliana Vanesa Robledo (hija del diputado nacional Roberto Robledo), Mariela Ethel Cabreros (lezcanista), Elisabet Taboada y Nilda Esther Ghiglione. Por el Frepam, el actual viceintendente Guillermo José Di Liscia, el actual concejal Marcos Rubén Cuelle, la fregenista María Cecilia Roigé, Mariano Alberto Salomón y Félix Villatoro. Y por Comunidad Organizada, Viviana Noemí Rodríguez, ex coordinadora general del municipio, y a quien quisieron bajar de la lista poco antes de las elecciones, pero la justicia lo impidió. La jueza de paz también será justicialista: Amanda Alicia Sturniolo.

Llevado en andas.

Larrañaga pasó toda la tarde en su domicilio y no el local de la calle Garibaldi. Desde el cierre de los comicios y hasta después de las 23 evitó pronunciarse sobre su triunfo. Recién habló cuando escuchó a Torroba. A partir de ese momento soltó su alegría y junto con varios centenares de personas se dirigió al Partido Justicialista (que estaba casi vacío) y a la municipalidad. Allí hubo euforia y lágrimas y el candidato fue alzado en andas en las escalinatas del edificio.

En ese momento sus cuentas lo daban vencedor por el 45 al 42 por ciento, con unos 25.000 votos escrutados (algo más de un tercio del total, teniendo en cuenta que concurrió a las urnas el 77 por ciento de los 81.100 habilitados). Cuando oyó que desde el Frepam cuestionaban su victoria, no se privó de decir: "Pueden abrir y revisar todas las urnas que quieran".

A doscientos metros de allí, sobre la calle Pellegrini, el Comité Provincia del radicalismo se había transformado. La música le había dejado lugar al silencio. En ese ambiente de derrota fue que Torroba salió a las 23.25 de la sala en la que estuvo encerrado toda la tarde para anunciar, con los labios apretados, la peor noticia. En 2008 había llegado a la intendencia con casi el 50 por ciento de los votos.