Macri acordó con los sindicatos antes de vetar la ley antidespidos

Macri acordó con los sindicatos antes de vetar la ley antidespidos

Las tres CGT aceptaron elevar el salario mínimo de los $ 6060 actuales a $ 8060; las CTA rechazaron la suba; no estuvieron Moyano ni Barrionuevo

Les dio la mano, uno por uno y con sonrisa incluida, como para demostrar que el enojo había quedado atrás, y hasta se permitió citar al general Perón, cuando hablaba de la productividad como la "estrella polar" de la economía. Aún con notables ausencias en el gremialismo, y en la misma jornada en la que quedó confirmado que hoy vetará la ley antidespidos, el presidente Mauricio Macri acordó ayer con sindicatos y empresarios un aumento del salario mínimo vital y móvil que irá de los $ 6060 actuales a $ 8060 a partir de enero próximo.

"Lo peor que podemos hacer como argentinos es engañarnos, la gente espera mucho de nosotros", dijo Macri a los sindicalistas y empresarios que llenaron el salón Eva Perón de la Casa Rosada. Reconoció "dificultades en la transición" y sorprendió por su crudeza cuando afirmó que "el mundo, más que comprar nuestros productos, nos quiere vender los suyos".

El Presidente llegó de manera sorpresiva luego de que una amplia mayoría de los presentes votara el aumento del salario mínimo y del seguro de desempleo, que pasó de $ 400 a $ 3000. Sólo las dos CTA, representadas por Hugo Yasky y Pablo Micheli, rechazaron el monto del aumento, que pretendían en el doble.

"Estoy seguro de que vamos a tener éxito. Si no generamos trabajo no salimos de la pobreza, por eso esto es un gran paso", dijo el Presidente minutos antes de las 17. No hubo, luego de la reunión, declaraciones públicas ni conferencia de prensa conjunta, aunque los únicos que hicieron oír su disidencia fueron, justamente, Yasky y Micheli.

"(Hugo) Moyano no vino porque está con la cabeza en la AFA. Pero mandó a su gente como (Omar) Plaini y (Julio) Piumato, lo mismo que (Luis) Barrionuevo", afirmó a LA NACION un alto funcionario que participó de la reunión, a modo de explicación por las notables ausencias.

Los que estuvieron, coincidieron dos testigos, lo hicieron de buen grado. El metalúrgico Antonio Caló, líder de la CGT oficial, se apuró por firmar el acta de acuerdo (lo retó José Luis Lingeri en el momento y en tono jocoso) y hasta recibió una broma de Macri, que le pidió: "Ustedes, que son nuestros «padres», apoyen hoy a la noche" en referencia a la simpatía del sindicalista por San Lorenzo y el partido que afrontó anoche Boca Juniors.

Los ministros Francisco Cabrera (Producción) y Jorge Triaca (Trabajo), más el segundo de la cartera laboral, Ezequiel Sabor, encabezaron la reunión. Entre los hombres de empresa sobresalieron Daniel Funes de Rioja (UIA), Alberto Fernando Menéndez (Cámara Argentina de la Construcción), y Osvaldo Cornide (CAME), aunque éste último fue el único que habló a la salida de la Casa Rosada.

"Fue una reunión satisfactoria", la definió Cornide en diálogo con LA NACION, y recordó que con relación a la ley antidespidos prefería que el veto presidencial alcanzara el capítulo referido a las pequeñas y medianas empresas. Jaime Campos, titular de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) valoró ante LA NACION como "muy positiva" la conformación "con mucha convicción" de las cuatro comisiones de empresas y sindicatos (productividad, empleo, formación profesional y salario mínimo) que a partir de ayer se comprometieron a "seguir trabajando y produciendo resultados". El nuevo piso para el salario mínimo fue votado por 30 votos contra dos.

"Firmar, firmamos, pero en disidencia. Perdimos como en la guerra", graficó con ironía Micheli al salir de la reunión, y recordó que su pedido era de $ 16.000. El líder de la CTA Autónoma calificó de "avance" el aumento del seguro de desempleo, pero amenazó que "más allá del veto" preparará un "paro nacional" para la primera quincena del mes próximo, una movida a la que Yasky ya se sumó pero que encuentra reticentes a los líderes de las tres CGT.

Un empresario que estuvo en la reunión final valoró la presencia del Presidente. "Ofrecimos $ 7500, ellos querían $ 8500, terminamos en un punto intermedio", confesó el hombre de empresa. "Le viene bien haber juntado a empresarios y obreros justo antes de vetar una ley tan polémica", agregó la fuente, que se mostró extrañada. "Los gremialistas saben que mañana (por hoy) el Gobierno les voltea la ley que pidieron y vienen igual", se explayó.

Desde el Gobierno auguraban que el acuerdo traerá un mejor vínculo con los gremios, resentidos luego de la tensa reunión con el Presidente que coincidió con el compromiso empresarial de no reducir sus planteles por 90 días. A pesar del optimismo oficial, las ausencias de Moyano y Barrionuevo le ponen puntos suspensivos al vínculo con el gremialismo.

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