Macri siguió el acto desde Olivos: fractura del PJ y acefalía CGT

Macri siguió el acto desde Olivos: fractura del PJ y acefalía CGT

Junto a Marcos Peña, diagnosticó crisis terminal del peronismo. El triunvirato agoniza y pierde capacidad de interlocución ante el Gobierno.

La Casa Rosada no podía pedir un mejor escenario: la CGT evitó ponerle fecha al paro, se desvirtuó la movilización por incidentes y el peronismo arrastró también a la central obrar a su fractura expuesta en plena campaña electoral. La interna del PJ fue televisada y exhibida a gran escala, tapó en los títulos la masiva marcha docente del lunes y oxigenó al Gobierno de Mauricio Macri en medio del Correo Gate y la investigación en torno a Avianca.

En Olivos, donde el Presidente compartió agenda con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y con funcionarios electorales, el diagnóstico fue tajante. "Esto ratifica la crisis del peronismo y acelera la fractura de la CGT. Está claro que no había voluntad de fijar fecha de paro y que la política se comió al reclamo social. Así terminó", explicaron desde el Poder Ejecutivo Nacional.

En privado, Macri sentenció el fracaso del modelo de conducción de la CGT. "El triunvirato demostró incapacidad de negociación y de liderazgo. Lo malo para el Gobierno es que ahora perdemos poder de interlocución con los sindicatos. Schmid, Daer y Acuña ya no representan", fue el diagnóstico presidencial. 

El peronismo es inorgánico y horizontal. Casi un oxímoron peronista. El triunvirato de la CGT había logrado convocar a todas las tribus del PJ y ocupó así, al menos durante unas horas, la centralidad del peronismo. La unión transitoria de empresas no duró demasiado. Facundo y Pablo Moyano terminaron tirando trompadas con una columna de manifestantes kirchneristas que se movilizaron a través de columnas de intendentes ultra -K como Patricio Mussi (Berazategui) y Jorge Ferraresi (Avellaneda). "Pongan fecha, hijos de puta, nos estamos cagando de hambre", fue el insulto que recibieron los hijos de Hugo Moyano.

Florencio Randazzo debutó como precandidato del PJ en el peor teatro político. Solo, repartió selfies en la calle antes de los incidentes. Tampoco confirma fecha, al igual que la CGT. Sin fecha de lanzamiento, se limita a intercambiar mensajes de WhatsApp: "Hay que estar atentos al tema social". 

En el Gobierno nacional hubo coincidencia: el peronismo no tiene conducción. El kirchnerismo, sí. Recluidos en La Cámpora y en sectores del Grupo Fénix liderado por la matancera Verónica Magario, los seguidores de la expresidente terminaron copando el acto de la CGT y reclamando a los gritos que la central obrera defina fecha de paro general. No avalan la tolerancia a la gestión de Macri ni tampoco la apertura de una negociación que los gremios, desde la óptica neocamporista, le negaban a Cristina. 

Moyanismo, massismo, kirchnerismo, peronismo ortodoxo, inorgánicos, randazzistas. La fractura del PJ quedó brutalmente expuesta y no parece cicatrizar de cara a las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias del 13 de agosto. En poco menos de cuatro meses, el 14 de junio cerrará el plazo para anotar frentes electorales ante la Justicia electoral. El peronismo se asoma a un abismo político si pretende unificarse de cara las legislativas de octubre. En Cambiemos la única definición está atada, al igual que en el peronismo, al futuro de Cristina. Si la expresidente no se presenta como candidata por la provincia de Buenos Aires, Jorge Macri emergería como el postulante del oficialismo, pero si la exjefa de Estado resuelve competir en territorio bonaerense -como diputada o senadora-, la diputada de la Coalición Cívica encabezaría la nómina de Cambiemos.

Macri siguió el acto de CGT desde la Quinta de Olivos, tal como anticipó este diario. También Marcos Peña estuvo allí. El jefe de Gabinete mantuvo agenda con Eduardo Amadeo, el peronista experto en diagnósticos sociales que adoptó el PRO, y con el secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior, Adrián Pérez. El macrismo, a pesar de la disidencia de Elisa Carrió y de un sector de la UCR, se enfoca en resolver aspectos más pragmáticos de la elección de octubre. Por ejemplo, si es conveniente dejar el escrutinio provisorio en manos del Correo Argentino, gerenciado por Oscar Aguad desde el Ministerio de Comunicaciones. No hay margen para repetir errores.

La CGT oxigenó a Macri. El kirchnerismo, que había cancelado la peregrinación a Comodoro Py a pedido de Cristina, para reforzar la unidad del peronismo, quedó preso de la interna PJ y el caos sindical. Especies peronistas tan disímiles o idénticamente iguales como Aníbal Fernández y Julián Domínguez, Daniel Scioli, Fernando Espinoza, La Cámpora de Máximo Kirchner, terminaron en medio del fuego cruzado del peronismo. Esta vez acertó Sergio Massa, quien no asistió al acto a pesar de que los intendentes del Frente Renovador movilizaron tropa. Hasta el momento de las corridas, trompadas y desmanes, la principal suspicacia del acto apuntaba a Héctor Daer, diputado nacional del Frente Renovador, como orador de cierre.

Más allá de los incidentes finales, los discursos de Luis Acuña, Juan Carlos Schmid y Daer estuvieron vacíos de contenido. La amenaza del paro, un manual de operación gremial para abrir una negociación con la Casa Rosada, ocupó el centro de la oratoria sindical. El triunvirato apoyó el reclamo docente, la convocatoria a una paritaria nacional y pidió la reglamentación de la ley de emergencia social. No hubo otras propuestas. 

El Grupo Esmeralda de Martín Insaurralde y Fernando Gray encabezó su propia columna. Permanecieron apartados de otros sectores en la esquina de 9 de Julio y Chile. Lejos de otros asistentes como Aníbal Fernández, Scioli, Randazzo y Domínguez. "Hace un año y medio que los trabajadores pierden capacidad de compra, puestos de trabajo, y que cae la producción nacional. Hay un malestar generalizado que el Gobierno debería advertir", fue la queja de Gray, de Esteban Echeverría. 

El presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, a pesar de los incidentes, destacó la movilización: "Estoy seguro de que la CGT va a estar a la altura de las circunstancias y va a fijar pronto la fecha del paro". El peronismo, que había encontrado a la CGT como actor político capaz de ocupar la centralidad de un movimiento acéfalo, terminó con sordos pedidos de renuncia al triunvirato de conducción.

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