Malas lenguas 1191

Malas lenguas 1191

De cuarentenas y aperturas I. La apertura de comercios y otras actividades viene de la mano del crecimiento de casos de Coronavirus en Mar del Plata, lo cual habla a los gritos del mal criterio que ha imperado en esta crisis. El éxito hubiera estado dado por exigir férreas medidas de control en el sistema médico, asumiendo que los efectores del mismo tienen pluri empleo. Así, una médica de PAMI se contagia en el Houssay, una profesional del CEMA ídem, y la cadena de contactos termina colocando a toda la ciudad en una situación de tremenda angustia, innecesariamente. El latiguillo de “te estamos cuidando”, ahora está orientado a demoler la idea de las reuniones por el día del amigo, la fiesta más argentina de todas. Una vocación solidaria increíble la de don Tristán de Monteoscuro y su grupo de veraneantes.

De cuarentenas y aperturas II. Luego de meses de destruir el capital, el empleo, y la dignidad de la ciudadanía, en el momento en que la conducción provincial autoriza la apertura de comercios —incluidos restaurantes—, se da el pico de contagios, fruto de las malas decisiones para combatir la pandemia. Los acuerdos políticos acallan las críticas, las que quedan sólo en la voz de los concejales de AM, que tienen limitado margen de acción. El pacto Raverta-Montenegro ha silenciado la praxis política en la ciudad. Hoy, una autentica nomenclatura maneja la ciudad, todo encerrado en el mensaje univoco de los medios que han cedido su condición de nexo crítico ante el poder frente a la ciudadanía para ser meros “prenseros” del grupo “veraneantes”, que ni idea tienen de la ciudad.

Triste solitario y final. El esquema de reducción a cero de sus pérdidas ha llevado al coruñés emprendedor a liquidar su planta de personal. En LU9, cobra el salario íntegro sólo el conductor de la mañana de la FM, Andrés Cosmai. No será por mucho tiempo. La disposición que impide tener elementos de papel en los cafés y restaurantes es un golpe tremendo para La Capital, que ya sólo se leía o se repasaba a la ligera en esos ámbitos. En un tiempo final, el medio que hizo temblar a la clase política y extorsionó a inversores en la ciudad por tres décadas, se va en silencio y por la puerta del fondo.

De nombres y tapaderas. Tal como ha señalado esta columna, el que está muy interesado en quitar nombres del estrellato judicial es el publinotero Marcelo Pasetti. Ha recibido, de parte del titular de la Moneta, “Cacho” Pagano, el encargo de preservar nombres para aliviar la exposición  pública. Entre otros, los de los abogados Ricardo Mariano Napp y Agustina Napp, así como el de Valentín Fumaroni, hijo del contador que esquilmó —al decir popular— a Florencio en los años noventa. Si se entera el coruñés…

 

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