Los Moyano nunca se confunden de caja!!! La plata siempre es de ellos

La mecánica se repite con Covelia o la 9 de Julio. Las empresas de recolección de residuos son un gran negocio porque su precio está cartelizado. Hoy la Municipalidad de General Pueyrredon paga mensualmente $ 80.000.000.- o sea el equivalente a U$S 3.000.000.- (triplicando, en el mejor de los casos, el monto que se pagaba en diciembre del 1995. (Estamos hablando de 300 % en dólares)

Bajo la órbita de la mayor contratista municipal, también gira CIAGESER , un desprendimiento de Transportes 9 de Julio, que ejecuta de manera privada el servicio de contenedores en forma subsidiaria a la estructura y logística del contrato municipal. Llama la atención que a pesar de precios cartelizados, con un contrato de reciente ejecución, la contratista no pueda afrontar el pago de una quincena, cuando sus certificados están liquidados en los términos que indica el pliego de licitación.

 Una estimación permite  aventurar, sin mayores riesgos de equivocación, que la recaudación paralela de CIAGESER  hace sostenible el resto de la estructura. Todo ello a través del sobrecargado valor de una oferta cartelizada, del club de las contratistas de la recolección de residuos, del cual también participa el CEAMSE (pero eso será otro capítulo de esta historia negra). No se trata de contratos entre privados, sino que se halla directamente  involucrado el sector público que tiene su sistema de controles.

 Debe tenerse en cuenta, además, que estamos hablando de un negocio multimillonario, que es sostenido por los contribuyentes marplatenses, y muchos bonaerenses,  a los cuales se los somete a una doble o triple imposición. La administración comunal sufre un déficit estructural, que no puede disminuir a través de los años, aunque en el caso de General Pueyrredon se ha logrado “ir metiendo en caja” en los últimos dos ejercicios.

Una fuente irreprochable del Banco de la Provincia consultada en Mar del Plata, aseguró que “nunca había observado los desequilibrios que había durante la intendencia de Gustavo Pulti, la presidencia de Gustavo Marangoni y la gobernación de Daniel Scioli”. Las cuentas bancarias municipales tuvieron un manejo donde predominaron las decisiones políticas, sobre las técnicas y aquellas que deben ajustarse a las normativas de la entidad.

 “Lo que le dejaron a este intendente (por Arroyo) nunca se vivió en la historia del Banco”, agregó categóricamente.

 

 Los U$S 36.000.000.- anuales que se destinana la recolección de residuos, son por un lado una exorbitancia, y por el otro una obscenidad, si tomamos el contexto completo en el cual se debe analizar este conjunto, armado a la idea y semejanza de la recaudación del Clan Moyano. De allí derivan aportes  para financiar campañas políticas, como la de Facundo Moyano quien ya lleva casi 8 años de diputado nacional, banca que inauguró con el 54 % de CFK en el 2011.

Facundo, de múltiples parejas y de refinado gusto, algunas conocidas de la farándula,  “ya fue” del riñón massista, se está alejando del crédito de Tigre, haciéndose ver en cercanías de Felipe Solá. Claro, debe renovar en el 2019 y hacen falta recursos. De esto hay que hablar, cuándo se trata de desentrañar de dónde proviene el financiamiento de la política y cómo se accede al mismo.

Pablo Moyano montó un show combativo e hizo foco con su básico discurso de barricada, en el doctor Carlos Arroyo quien llegó a la intendencia a través de la coalición CAMBIEMOS. El “pejotismo” en su conjunto ha pasado decididamente a la confrontación y al enfrentamiento, para lo cual utiliza la fuerza de choque y presión sindical, entre otros factores de desestabilización. Por ejemplo con los trabajadores como escudos avanza en sus objetivos, en aquellas comunas que no son de su color político.

Cuánto tendrá que ver en todo esto, el bloqueo que decidió el presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri, en el certificado de libre deuda que sólo podía emitir Camioneros y que afectaba a todas las empresas de transportes del país,  a las cuales como se dice vulgarmente las tenía sometidas. Fue una pérdida sensible, no sólo en la recaudación, sino que además anuló una herramienta de apriete que usaba la cúpula gremial.

Pablo, que heredó el estilo de su padre, Hugo Moyano, no dejó de apuntarle al intendente cuando sorprendentemente los afiliados de Camioneros, no son precisamente trabajadores municipales. La empresa 9 de Julio es la que ha caído en incumplimientos reiterados y su insolvencia se manifiesta en su comprometida situación ante la AFIP, donde acumula deudas y evasiones previsionales de larga data. Ya el secretario de Hacienda, contador Hernán Mourelle, la describió perfectamente como una cáscara vacía, técnicamente quebrada.

A Pablo Moyano que armó su cotillón en la Plaza San Martín, frente a la municipalidad, con colectivos en los cuales movilizó a los manifestantes, sólo le restó pedir que le paguen por adelantado a Transportes 9 de Julio. Las cuentas de quienes manejan los registros contables, indican que la empresa 9 de Julio no tiene capacidad financiera para desembolsar el equivalente a una quincena de sus trabajadores.  Esto excede largamente las exigencias del Pliego de Bases y Condiciones, condición que ya habría sido “disimulada” en la apertura de ofertas de la licitación y en el acto de adjudicación, sólo posible con esa calidad de “oferentes”. La pregunta es ¿Quiénes formaron parte de la Comisión de Adjudicación?

 Camioneros y la 9 de Julio cumplieron activo rol en la campaña de Daniel Scioli y aunque sus aportes fueron insuficientes porque no lograron su objetivo, también llevaron agua para el molino de Sergio Massa, en este caso para que corone Facundo.

Si el servicio de recolección es pésimo,  los contenedores se cobran en forma privada y el EMSUR con personal propio se la pasa levantando basurales clandestinos, estamos ante una verdadera farsa que nos está saliendo bastante cara. Técnicamente la empresa 9 de Julio no resiste un riguroso examen impositivo de la AFIP y Pablo Moyano debe saber muy bien que no sólo es plata de los trabajadores, sino también de todos los contribuyentes marplatenses.

 

Ya Hugo Moyano, en la mesa de Mirtha Legrand en el verano del 2016, había admitido (con el intendente  Arroyo en la misma mesa) que habían pagado salarios de camioneros de la 9 de Julio, pero no sabía si lo habían hecho utilizando fondos de la Federación de Camioneros, de la Obra Social de Camioneros o de la caja del Sindicato de Camioneros, a confesión de partes relevo de pruebas.

Hoy  tranquilamente, según ese particular rosario del camionero, podría ser hasta con fondos provenientes de la venta de Ezequiel Barco, el joven futbolista de Independiente de Avellaneda (que manejan Hugo y Pablo Moyano), todo sea por el sueldo de los trabajadores, una muletilla insustituible entre los compañeros peronistas y sus sagradas conquistas. Barco fue vendido en U$S 15.000.000.- al Atlanta United del futbol de EE.UU.

Esto podría ser posible por la confusión que tienen con las cajas, que también por ahí se mezclan con las del Sindicato Único de Trabajadores de Peajes de la República Argentina, que regentea Facundo Moyano, y que fue fundado por la innata inspiración gremial que tienen para nutrirse de los porcentajes de los sueldos de los trabajadores. Esa porción de la torta ya no les alcanza.

Por ello no resulta extraño colegir, qué por la forma en que reclaman los Moyano, hasta de manera improcedente,  salarios  que realmente son adeudados por empresas privadas, se trataría en verdad  de que las mismas están en sus manos, sin ningún tipo de eufemismos. De algo de esto habló y se ocupó Emilia Delfino, editora de política de Editorial Perfil, en su libro titulado “El Hombre del Camión”.

Por: Jorge Elías Gómez.

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