CGT: Moyano quiere la vuelta de Ctera para sumar votos contra los “Gordos”

CGT: Moyano quiere la vuelta de Ctera para sumar votos contra los “Gordos”

El camionero dio luz verde para un proyecto ambicioso: la vuelta a la central mayoritaria de los gremios que integran la CTA, en particular los docentes, que equivalen en peso a la Uocra. Busca así rebalancear los equilibrios internos y darle aire a la candidatura de su hijo mayor junto a Palazzo.

 

Hugo Moyano tiene un as en la manga para intentar la reconquista de la CGT. El plan, que incluye encumbrar como líder a solas a su hijo mayor, Pablo, secundado por el bancario Sergio Palazzo, contempla la vuelta a la central sindical de la confederación de gremios docentes (Ctera) y de otras organizaciones que integran la CTA. Se trata de entidades que, más allá de su militancia de dos décadas en otra central, nunca se desafiliaron de la de Azopardo 802 y que en esa condición pedirán tener voz y voto en el congreso de renovación de autoridades previsto para el 22 de agosto. 

La estrategia no está exenta de inconvenientes administrativos y potencialmente legales pero puede ser la llave para limar la fortaleza de los "gordos" de los grandes gremios de servicios y los "independientes" de buen diálogo con el Gobierno, rivales de Moyano y accionistas mayoritarios de la CGT a lo largo de su historia. Según los cálculos de los aliados en la maniobra, la eventual irrupción de los sindicatos de la CTA sumará el equivalente a 600 mil afiliados, un número sólo superado por el gremio de Comercio, el más numeroso de la Argentina. 

El secretario general de la CTA de los Trabajadores (la fracción más importante de las dos en las que está dividido el sello), Hugo Yasky, confirmó la intención de volver a la CGT. "Lo hemos discutido en la Comisión Ejecutiva y están todos de acuerdo", precisó. De todas las organizaciones que componen la CTA sólo algunas pertenecen formalmente a la CGT y tendrían expectativa real de reincorporarse. De ellas, la más importante es Ctera (que nuclea a buena parte de los gremios docentes de todo el país, con eje en el Suteba bonaerense) y le sigue la Asociación del Personal Aeronáutico (trabajadores en tierra). 

"En este momento es fundamental la unidad de todos los sectores para frenar un ajuste y creemos que tenemos que hacerlo desde la CGT con un programa definido y con una conducción decidida a confrontar", amplió Yasky, que forma parte de Ctera. La CTA-T forma parte de la denominada Multisectorial 21-F que encabezan los Moyano junto con algunos gremios de la CGT, la Corriente Federal de Trabajadores, con Palazzo como principal referente y organizaciones sociales como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Desde el año pasado esos sectores actúan en coordinación con protestas y medidas de fuerza como los actos del 21 de febrero y el último, el 25 de mayo. 

Sólo los gremios docentes alegan reunir a cerca de 400 mil afiliados en todo el país. Es un número casi idéntico al de la Uocra, el segundo sindicato en volumen detrás de Comercio. El peso en afiliados de las organizaciones confederadas a la CGT se traduce en el número de congresales que cada una aporta a los procesos de renovación de autoridades. El sindicato de Comercio cuenta con 186 congresales y la Uocra, con 88. Con un puñado de otras organizaciones referenciadas con los "gordos" y los "independientes" como Sanidad y UPCN (estatales) es suficiente para volcar a su favor una teórica votación en un congreso como el que se realizará el 22 de agosto. La definición del actual triunvirato de líderes se concretó en agosto de 2016 con la presencia de 2.122 congresales. 

La vuelta a la CGT, sin embargo, se perfila trabajosa para los gremios de la CTA. Cada sindicato confederado debe aportar una cuota mensual a la central que, en la actualidad, oscila de un piso de 20 mil pesos para las organizaciones más chicas hasta $ 100 mil para las más populosas. Un gremio del volumen de Ctera, que debería aportar el máximo y que nunca se desafilió, cuenta con un saldo deudor correspondiente a los casi 20 años de ausencia en la principal organización obrera situada en Azopardo. Yasky alega tener voluntad de reincorporarse a través de un eventual plan de pagos. 

Pero más allá de esa voluntad declamada, la posibilidad real de volver a la CGT para esos gremios demandará una ingeniería diplomática de resultado todavía incierto. La incorporación de sindicatos a la CGT debe ser resuelta por un Comité Central Confederal, un órgano que este año debería reunirse a mediados de junio para determinar el temario del congreso de agosto y que sólo con un padrinazgo poderoso podría flexibilizar su derecho de admisión. Con ese fin la CTA de Yasky explorará, además de su alianza ya soldada con Camioneros, entre dirigentes con cercanía política como los miembros de la Corriente Federal y, en particular, con Antonio Caló, el jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). 

Ayer el canillita Omar Plaíni confirmó el proyecto de reingreso a la CGT de la Ctera y lo extendió a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), aunque en este caso la alternativa es más distante por dos razones: una, que en la central mayoritaria ya hay un gremio confederado de estatales (UPCN) que disputa un mismo universo de representación (de hecho tiene más afiliados). Además ATE está dividida en al menos tres fracciones hoy irreconciliables.

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