Moyano se suma a la Conadep contra la prensa

Moyano se suma a la Conadep contra la prensa

Si algo le quita el sueño son las causas judiciales que tiene abiertas. Busca protección y silencio periodístico.

 

por Ricardo Roa

 

Hugo Moyano no puede con su genio. O su genio puede con él. Da lo mismo. Allá por marzo, bastante antes de las PASO bromeó (digamos que bromeó): “Si volvemos a ser gobierno voy a pedir el Ministerio de la Venganza”. Bromeó o fue un fallido o una amenaza. En la campaña electoral estuvo o lo tuvieron más bien callado.

Ahora un periodista le pregunta o le deja la mesa servida: “Sin mencionar la palabra Conadep porque se va a malinterpretar, ¿cree que hay que revisar lo que han hecho algunos periodistas estos años?”. Moyano responde: “Sí, porque algunos han hecho mucho daño. Como no lo han vivido, no se dan cuenta, pero han hecho mucho daño. No puede ser gratis que digan lo que se les antoje y no pase nada”.

O sea, la Conadep con perdón de la verdadera Conadep: una comisión de personalidades intachables que investigó las desapariciones, el robo de bebés, las torturas y otras atroces violaciones a los derechos humanos. Recopiló 50 mil páginas de denuncias y concluyó su tarea con el histórico Nunca Más. Hay ahí mismo, en el uso de la palabra Conadep, algo siniestro: asimilar a los periodistas con los represores de la dictadura.

No hay pizca de ingenuidad en estas declaraciones de Moyano. Lo que en el fondo dice es que la ley actual no es suficiente, que informar puede ser delito como opinar y que ese delito como no está escrito, debiera o debe ser juzgado fuera de los juzgados.

La breve legión de impulsores de esa Conadep para periodistas que no desaparece del horizonte sumó al peso pesado de Moyano que antes mandaba camioneros y camiones a bloquear la salida de los diarios. No lo hizo una vez. Repitió. Ahora dice que hay que revisar lo que hacen y lo que cuentan los periodistas. Mejor dicho, que no hagan ni cuenten cosas que lo molestan.

Ya se revisa el trabajo de periodistas en un juzgado de Dolores. El juez Ramos Padilla le pidió a la Comisión de la Memoria que audite notas y diga si se trata de operaciones de acción psicológica. Otra vez, usar una comisión creada para mantener vivas las violaciones de la dictadura como un comité especial contra el periodismo. Y la Comisión lo hizo.

Este viernes, el presidente electo cumplirá el rito peronista de visitar la CGT. Será un encuentro con los secretarios generales. Moyano se alejó de la CGT pero todos esperan que vaya y Moyano seguramente irá aunque hay cosas de Fernández que no le han gustado y por las que está molesto.

Pegó el faltazo o no fue invitado al acto por el triunfo electoral en Tucumán. Dice: “Con todo lo que aporté y no me invitan”. Hay otras cosas debajo de la queja que no se ven pero que se conocen. Una: la molestia por el acercamiento de Fernández con Daer, de la Sanidad y uno de los jefes de la CGT. Otra: el protagonismo que Fernández les da a sindicalistas amigos como el portero Santa María.

Encima, Moyano se ha distanciado de algunos de sus laderos como el bancario Palazzo que dentro del cristinismo intenta mostrarse distinto del propio Moyano y de la CTA. Detrás de esos movimientos, Moyano pretende espacios de poder en el gobierno nacional y en el de Buenos Aires. Busca meter gente propia en Transporte y en Trabajo, donde Fernández piensa encumbrar a su amigo Moroni, no alineado con ninguna fracción sindical.

Pero si algo de verdad le quita el sueño son las causas penales que tiene abiertas. Hay de todo y sobre todo evasión y lavado de dinero. Necesita protección y el silencio de la prensa.

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