Ocuparon la planta de jugos concentrados de Centenario

Ocuparon la planta de jugos concentrados de Centenario

Sesenta trabajadores temen por los puestos laborales. Les ofrecieron un retiro voluntario. La empresa casi no produce.

 

Los fantasmas que anunciaban el cierre de la empresa Jugos del Sur de Centenario, parecen materializarse y los 60 empleados temen por su futuro laboral. El dueño les pidió el miércoles pasado que acepten un “retiro voluntario” porque no tenían plata para que cobren un peso más. Ellos respondieron ayer con una permanencia en la fábrica en resguardo de la planta y la producción.

En enero, Francisco Prado uno de los dueños de Jugos del Sur explicó a “Río Negro” que la empresa atravesaba una profunda crisis, no recibía fruta, los empleados no cobraban y tenía deudas, entre otras con el EPEN pero confiaba en ponerla en marcha nuevamente. A cuatro meses de eso, nada mejoró. La propuesta de la empresa para sus empleados fue que se retiren voluntariamente por 90 días, sin goce de sueldo y les dijo que la reincorporación quedaba sujeta al resultado financiero. “Esta estrategia, la usó Francisco Prado hace dos años en Mendoza, en otra de sus empresas. Al día de hoy, ningún empleado fue reincorporado, ni indemnizado”, contó Daniela Sánchez, empleada de la empresa.

A los empleados se les debe todo el salario de mayo, a algunos se le debe abril y marzo. Por otra parte, denunciaron que la empresa sistemáticamente presiona para que renuncien, sin importar los años de trabajo y que hay gente que hace 25 o 30 años que presta servicios.

Sánchez contó que le quitaron la obra social, está suspendida la ART por deuda con la prestadora y faltan aportes a la Anses. En la fábrica unas 30 personas hacían el reclamo y prometían que se quedarían a la noche. Este año se produjo a niveles mínimos, no llegaron a 400 mil galones de jugo cuando han hecho 6 millones. Una guardia se quedaría a cuidar.

“Hubo un manoseo para que renunciemos. Unos consiguieron trabajo. Si nos van a despedir que nos indemnicen”,dijo Daniela Sánchez, trabajadora de la firma juguera.

Comentá la nota