En la CGT oficialista no todos están dispuestos a encolumnarse

Antonio Caló no está dispuesto a ponerse al frente de la campaña de Aníbal Fernández como sí lo hizo con la de Julián Domínguez. 

El jefe de la CGT oficialista tiene motivaciones personales para ubicarse en la vereda de enfrente del jefe de Gabinete y candidato a la gobernación de Buenos Aires por el Frente para la Victoria (FPV).

Caló todavía mantiene los recelos por la falta de apoyo de Fernández a la candidatura del gremialista Francisco "Barba" Gutiérrez como intendente de Quilmes en 2007. Por entonces, Gutiérrez, que además es jerárquico de la UOM, compitió por la intendencia contra Sergio Villordo, el hombre que contaba con el apoyo de Aníbal. Anteanoche, Gutiérrez venció en la interna del FPV a Daniel Gurzi, otro delfín del funcionario nacional. Gutiérrez irá en busca de su tercer mandato.

En el búnker de Gutiérrez, anteanoche, los cánticos con ánimo de revancha tenían un solo destinatario: Aníbal. Y si se echa una mirada retrospectiva hacia la campaña, se encontrarán otros mensajes hirientes que sirvieron por entonces para avivar la interna. "A veces escuchamos propuestas del otro lado y uno se asusta pensando qué va a ser de la provincia si se liberan el consumo y la venta de drogas", azuzó el "Barba" Gutiérrez, al referirse a un debate que había sugerido su rival.

Pero no todos en el sindicato metalúrgico coinciden con Caló y Gutiérrez. La seccional de la UOM de La Matanza se opuso desde siempre a encolumnarse con Domínguez. El jefe de la seccional es Carlos Melo, aunque el líder en las sombras es el histórico Carlos Gdansky. Ambos jugaron con Aníbal y mantendrán ese respaldo. Además, a los dos los distancia de Caló otra cuestión, más vinculada con el bolsillo: rechazaron la suba salarial de 27,8% que selló el jefe de UOM en línea con las exigencias de la Casa Rosada.

Antes del desenlace de las PASO, la cúpula de la CGT oficialista se reunió en la sede de UPCN para anticipar un debate si sucedía lo que finalmente pasó: el triunfo de Aníbal. En aquel encuentro, se bajó en tinta una suerte de borrador con tres puntos: no involucrar institucionalmente a la CGT en la pelea electoral detrás de los candidatos; respetar la transversalidad gremial (a Fernández lo apoyan fuerzas de las centrales de Caló, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo), y, por último, evitar rupturas internas y "pases de facturas" tras la elección.

Resuelta la interna, el dilema ahora será saber cómo jugarán las 40 organizaciones que conformaron "la mesa sindical Julián 2015" y que criticaron en voz baja a Fernández cuando estalló, la semana pasada, el escándalo por el tráfico de efedrina y el triple crimen de General Rodríguez. Muchos de los dirigentes que apostaron por Domínguez lo hicieron porque éste era el precandidato que prefería Daniel Scioli más que por una cuestión de convencimiento político. Puro ajedrez.

Cuando ayer se ratificó la victoria de Aníbal, hubo tres dirigentes de la CGT que celebraron. Se trata de Gerardo Martínez (Uocra) y los estatales Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Aysa). Fueron los que únicos que apostaron por el jefe de Gabinete. Los tres, que suelen actuar en bloque, ya dieron vuelta la página y se trazaron ahora un nuevo objetivo: reunificar la CGT sin Caló ni Moyano a la cabeza..

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