El pasado miércoles Alberto Fernández, junto a algunos de sus funcionarios como Gustavo Béliz, recibió a un nutrido grupo de empresarios, de los más conocidos y con renombre en el país, para charlar sobre la situación económica en tono más que distendido y cordial.

Los visitantes constituyen "la flor y nata" del empresariado local. Son los dueños o directivos de la empresas más importantes pero también de las mas grandes fugadoras de dólares durante el mandato de Mauricio Macri por un total de casi 90 mil millones de dólares.

Veamos quienes estaban:

 Luis Pagani, dueño de Arcor, una empresa que fugó 255 millones de dólares. Arcro además, es otra de las empresas que aprovecha la pandemia para ajustar a su trabajadoras y trabajadores aplicando recortes de hasta $14.000 a quienes forman parte de la población de riesgo. Miguel Ángel Acevedo, es presidente de la Unión Industrial Argentina y directivo de Aceitera General Deheza. Una empresa fugó 257 millones de dólares. Javier Madanes Quintanilla, dueño de Aluar y Fate, que fugó 345 millones de dólares. Otro de los que considera que toda crisis es una oportunidad para aumentar sus ganancias y aplica descuentos de más del 50% a los trabajadores de Fate. Daniel Herrero, presidente de Toyota que fugó 356 millones de dólares, y que tuvo la suerte de que el presidente visite la planta que tiene la automotriz en Zárate y la citará como un ejemplo a seguir. ¿Qué le parecerá más reivindicable al presidente? ¿Qué la empresa mantenga a la mitad de sus trabajadores y cobrando el 70 % de su salario o que fugue 356 millones de dólares? Marcos Bulgheroni, uno de los dueños de Pan American Energy. Esa petrolera fugó casi 100 millones de dólares, al mismo tiempo que recibió junto a otras petroleras subsidios millonarios, rebajó el salarios a sus trabajadores y obtuvo ganancias fabulosas.

No fue de de la partida Paolo Rocca, de Techint, el hombre más rico de Argentina. El Grupo Techint fugó a través de Siderar y Tecpetrol más de 315 millones de dolares. El requisito de "fugador" lo cumplía y estuvo invitado, pero parece que tenía otros planes el miércoles por la tarde.

Pensar que no hace mucho el presidente tildó de miserables a los empresarios que despedian a sus trabajadores y habló de la necesidad de investigar a los responsables de la fuga de capitales. Ahora los recibe con absoluta de cordialidad y les pide que "hablen con sus gerentes para que traigan los dólares".