Palmira no consigue deshacerce del humo y el mal olor a basura

Palmira no consigue deshacerce del humo y el mal olor a basura

La Comuna de San Martín ya inició un plan de saneamiento para erradicar los basurales clandestinos, causantes de estos males que complican el tráfico y generan otros riesgos

Para que negarlo: Palmira huele horrible desde hace mucho y para peor, casi siempre está sumergida en una densa capa de humo. Ese es casi siempre el paisaje que ofrece la ciudad jarillera desde la ruta 7, donde muchas veces ese humo hediondo complica el tráfico y genera graves riesgos. Desde hace unos meses la Comuna ha implementado un plan de saneamiento, pero su efecto aún no es visible.

Hugo Andrada tiene la misma panza y el mismo buen humor que hace 8 años, cuando tenía 49 y era el sereno de la plaza principal de Palmira. Ahora, con la misma jovialidad que entonces, es el encargado de cuidar el ingreso al vertedero, donde hoy solo se permite descargar escombros y residuos forestales, aunque es cierto que aparecen mezclados algunos cartones y plásticos.

"Antes, de este lugar vivían unas 10 familias", dice Andrada y enumera algunos comercios palmirenses que se desprendían allí de, por ejemplo, comida que ya no podía ser vendida. "Sin exagerar, acá los que venían se llevaban para parar la olla todos los días. Ahora ya esa basura no se arroja aquí y va a la planta de trasferencias de Alto Salvador", dice.

Palmira huele mal históricamente y casi siempre ha habido humo. Uno de los principales han sido las fábricas, pero también, los basurales clandestinos, que han crecido especialmente sobre los barrancos del río Mendoza.

"Lo que ahora es el parque La Palmira, era hasta hace poco un basural como este. Ahora la idea es que esto también se rellene y se transforme en una playa de estacionamiento para camiones y en otro parque recreativo", afirma Andrada.

¿Pero por qué siempre hay humo, ese humo espeso y repugnante que por momentos transforma la ruta en una emboscada?, se pregunta este cronista. "La gente que viene a recolectar y reciclar solía prender fuego para hacer el trabajo más simple. Ocurre que, como todo esto es relleno de residuos, comenzaban a arder las capas de relleno inferiores, se ha ido esparciendo y es muy difícil de apagar y el fuego suele arder durante semanas", contó el municipal.

Pero el daño ambiental no es solo en la superficie y por el fuego. También están los líquidos que escurren e impregnan el suelo y filtran hacia las napas subterráneas. Sin ir más lejos, el río allí ya está contaminado.

El intento de mejorar

El Municipio inició un plan de erradicación de los basurales clandestinos y también una estrategia para hacer funcionar a pleno la planta de transferencia de Alto Salvador, desde donde luego se redirigen los residuos hasta la planta definitiva de Rivadavia.

Pero, por ahora, es solo el comienzo para mejorar las condiciones ambientales de la zona. Falta mucho. Desde la toma de conciencia hasta inversión en materiales.

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