Pese a los cruces en medio de la reunión de la cúpula sindical, se logró un consenso para hacer la movilización contra el Ejecutivo. Se sumarán las dos CTA y agrupaciones sociales
Un consenso débil e inestable, producto de una ingeniería compleja, estructuró ayer la primera línea de la CGT para capear el desenlace peor de una nueva fractura a solo tres días de la instancia electoral en la que el Gobierno cosechó un amplio aval en todo el país. Desde esa definición, la conducción de la central obrera resolvió, en medio de fuertes tensiones entre sus principales sectores internos, ratificar la marcha convocada para el próximo martes a la Plaza de Mayo para repudiar la política económica del macrismo. El bochorno de levantar la movilización anunciada con bombos y platillos hace más de un mes hubiera significado para la cúpula sindical un costo político demasiado alto.
La confirmación de la protesta aceptada finalmente por el sector de los gordos que amenazaba con un faltazo supuso, como prenda de cambio, patear para adelante la definición de un nuevo paro general, como alentaban para septiembre los grupos referenciados en el moyanismo y aquellos críticos de la gestión de Cambiemos. "Se logro un consenso que bajó la tensión y evitó el temor mayor de una ruptura", evaluó ante este diario uno de los miembros de la conducción cegetista al término de la reunión del consejo directivo.
Puertas adentro del encuentro, tras algunos cruces fuertes y pases de factura, sobrevino cierta calma que posibilitó el acuerdo para avanzar con la marcha. Allí fue clave la gestión del sector de independientes (Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez) para acercar posiciones entre los grupos más enfrentados y garantizar consenso para la movilización del próximo martes, de la que, pese a las advertencias, también participarán los gordos.
"La CGT y todos sus gremios confederados marcharán hacia la Plaza de Mayo el martes en reclamo de respuestas satisfactorias a su agenda histórica. También participarán las dos CTA, los movimientos sociales y otros sectores", anunció Juan Carlos Schmid, rodeado por Héctor Daer y Carlos Acuña, el trío de conducción, en rueda de prensa. Toda una foto para mostrar el esfuerzo de conciliación. Schmid, como Daer, negaron la posibilidad de una fractura de la entidad ("nunca estuvo en la cabeza de nadie", aseguraron), en tanto que el dirigente de Sanidad confirmó que en la reunión también evaluaron el resultado de las PASO. Y alertó que el Gobierno "debería analizar y conversar para resolver los problemas de la gente porque el domingo hubo polarización total".
La ratificación de la protesta fue cuestionada desde el Gobierno, donde insistieron en vincular la movilización con la disputa electoral y machacaron con las diferencias puertas adentro de la central obrera. "Se ven claramente tensiones y diferencias internas. Creemos que en el discurso y la posición de algunos dirigentes se filtran discursos electorales", advirtió una fuente oficial. Y consideró que la postura de muchos gremialistas está basada "en un diagnóstico equivocado" de la realidad económica y social del país.
Comentá la nota