Paritaria de estibadores perfora el techo de Vidal

Paritaria de estibadores perfora el techo de Vidal

Es la primera negociación colectiva del sector pesquero y portuario en Mar del Plata. El Supa busca firmar el 30%, igual que el año pasado, y en una sola cuota a partir del mes que viene. Lejos del 18% en cuatro veces que pretende la administración bonaerense. 

Lo que ocurra en la bucólica sala de reuniones, impregnada de un olor a cigarrillo que pone en ridículo a los dos grandes ventanales que tiene el despacho, marcará de manera tangible la senda por donde transcurrirá la paritaria de la actividad pesquera y portuaria en este 2017.

En la sede del Sindicato Único de Portuarios Argentinos (Supa) el dueño de casa, Carlos Mezzamico, recibirá a los representantes de las 17 empresas de servicio de estibaje, algunos de los cuales en el doble rol de dirigentes de las cámaras que agrupan al sector, para fijar la actualización salarial de la temporada. 

El Supa tiene una particularidad mayor al hecho que como el Secretario General,  la mayoría de sus afiliados son monotributistas. El gremio no negocia con los armadores pesqueros porque no son ellos quienes tienen relación directa con el Supa, sino con estas empresas de servicio, el eslabón intermedio que terceriza la mano de obra para la descarga.

Para sacar cajones de merluza de la bodega de los barcos fresqueros y reponer vacíos para la próxima marea, hay afiliados monotributistas. Para mover la grúa con manos expertas y extraer 30 toneladas de calamar por hora de los buques poteros, igual que para bajar las cajas ya embaladas para exportación de los congeladores. Socios que pagan cuota sindical.

Algunos juicios planteados por estibadores eventuales que reclaman la relación de dependencia, que incomodan a las gerencias de Recursos Humanos de las pesqueras integradas, y la imposibilidad de discutir la actualización salarial de cada año son las manchas de un sistema por demás ventajoso para los armadores. 

Porque los armadores se quejan de no poder negociar el aumento, sino que se lo impongan;  lo que se defina entre gremio y cooperativas automáticamente se traslada al costo del servicio que pagarán a partir del 1 de marzo. Más de una vez la cooperativa ha dejado pegada en la puerta del armador el nuevo cuadro tarifario.

Mezzamico es, de los popes sindicales del puerto, el más alineado al oficialismo. Ocupa un lugar en el Directorio del Consorcio Portuario por su afinidad con el intendente Arroyo y les ha abierto el despacho privado a distintos actores portuarios y pesqueros para que transmitan sus preocupaciones al revolucionario de la inactividad. 

Estos antecedentes son insuficientes para que el secretario General del Supa acepte el 18% en cuatro cuotas que la gobernación de María Eugenia Vidal acordó con algunos gremios estatales y el Ministerio de Trabajo busca extender al resto de las negociaciones colectivas, para el beneplácito de la patronal, que ve con buenos ojos el intento de ajustar por inflación hacia adelante.

Aprovechando la intervención oficial que pesa sobre el Somu, el ex secretario General, Omar Suárez, está detenido acusado de delitos diversos, la cámara que agrupa a los armadores poteros acordó un incremento del 20% para los tripulantes que se embarcan en la flota. El acta fue denunciada por la Agrupación 20 de Junio por considerarlo “a la baja”.  

Pero el Supa no esta intervenido. El “Pelado”, como llaman a Mezzamicoen los muelles,  ya avisó  en las reuniones informales que mantiene con los referentes de la estiba que busca replicar el 30% que firmaron en el 2016. 

En el Supa creen que el año pasado se quedaron cortos. Sin bono de fin de año como recibieron otros trabajadores como los marineros, los obreros efectivos del Soip, los cooperativizados y hasta los precarizados de plantas clandestinas, la idea de los estibadores es recuperar el poder adquisitivo perdido. 

Claro que la coyuntura en la actividad es diferente a la del año pasado. El inicio de la zafra de calamar se anticipó dos semanas y la reválida de bonificaciones para que la flota que no opera en este puerto entre a Mar del Plata a descargar y exportar, generó oportunidades de trabajo para muchos. Incluso en trabajo nocturno, que se abona el doble: $1280 por 3 horas de manipular pastillas de 20 kilos con calamar congelado.

El compromiso que asumieron las empresas de servicio con los armadores poteros fue mantener los precios de la estiba en los valores del 2016 y tratar de diferir la aplicación del aumento hasta abril. Que lo consigan sería un milagro mayor a que los congeladores locales embarquen tripulantes marplatenses.  

Es que si el año pasado habían lanzado la misma promesa y el aumento del Supa comenzó a correr el 1 de marzo, cuando algunos barcos ni siquiera habían completado la primera marea, este año se descuenta que apliquen la misma metodología.

Las capturas de calamar se mantienen en buenos niveles y la flota se apresta a cumplir la segunda marea. La semana que viene muchos poteros entraran a descargar para aprovechar “la tarifa vieja”.  Para el Supa es beneficio suficiente, aunque el incremento ponga en riesgo el arribo de algunos barcos y los turnos de trabajo disminuyan.

El gremio sabe que la ruta migratoria del calamar corre de sur a norte. Que en la próxima marea, la zona de pesca de la flota potera se aproximará a Mar del Plata y el puerto será la mejor opción para descargar la bodega.

El mayor impacto del aumento será para la flota fresquera cuyos desembarques siguen retrocediendo en relación a años anteriores y el pescado entero no siempre acompaña la suba de costos como el servicio de estiba.

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