Las paritarias 2020, sólo para un puñado de gremios en un escenario laboral crítico

Las paritarias 2020, sólo para un puñado de gremios en un escenario laboral crítico

Sólo los aceiteros, bancarios, Utedyc y algunos estatales lograron sellar mejoras este año. Prevén la instalación de un mayoritario "cuentapropismo de subsistencia"

 

 

Sólo el 35% de trabajadores mantienen algo de normalidad de labor y salarial por estas semanas, un dato que explica en parte el primer semestre 2020 a la hora de analizar acuerdos por mejora de salario y convenio. En ese marco, el Covid-19 imprimió los pactos para suspensiones, cesantías, pese a las normas antidespidos, podas salariales, doble indemnización y más.

En la modestísima carpeta de “acuerdos prepandemia” aparece Utedyc con el 20% por 7 meses; los bancarios que representa el radical Sergio Palazzo logrando una suma fija por tramos por el primer trimestre y algunos estatales como los docentes de la Provincia de Buenos Aires en el 16,5% por el primer semestre y los judiciales bonaerenses llegando al 9% más bono por el primer trimestre.

El 20 de marzo la historia del año cambió para siempre, y obliga a hacer esfuerzos para recordar los bonos a privados y estatales en medio de la emergencia laboral para el arranque del año. Ya bajo imperio del coronavirus la nota alta la volvió a poner la Federación de Aceiteros que lidera Daniel Yofra.  Ese núcleo de trabajadores de paritarias envidiadas por un amplio marco de los empleados registrados coronó por el 25% y revisión en agosto.

Valor agregado para un retroactivo que los aceiteros percibieron, por categoría, en un monto que llegó hasta los $70.000, léase más de 4 salarios mínimos, vitales y móviles.

Los desmontadores de algodón 30% y revisión; mientras que la dotación de Sanidad en el área de laboratorios y droguerías selló el 7,8% por el trimestre mayo-julio;  en tanto que para los trabajadores de la carne el pacto implicó un 17% y con cláusula de revisión.

Además de los porcentajes correponde hacer una breve reseña en revisionismo cercano. De los últimos años, ya en 2015 el titular de la CTA Hugo Yasky se sinceró respecto a que era el primer año en varios “donde las paritarias quedaron por debajo de la inflación”. El titular de la UOM, Antonio Caló, semblanteaba en el primer tramo de la gestión Cambiemos que ante la destrucción del trabajo industrial “en paritarias podemos perder algún punto para proteger los puestos de trabajo”; los mecánicos de Smata debieron privilegiar los acuerdos por suspensiones antes que su variopinta negociación salarial de acuerdo a rubros de actividad.

Ni hablar de quienes como el sector de textiles o prensa habían “descendido” antes de finalizar el “campeonato de trabajo y paritarias” 2019, porque quedaron incluso sin revisión alguna a la fecha. Y el martillo al caer, desde todas las estimaciones sindicales o privadas, hace al número de puestos de trabajo que perderá el país bajo el Covid-19. El primer diagnóstico de la OIT ya quedó como manta corta y en abril ese guarismo era de 340.000 puestos. Síntomas como el ATP, la encuesta de la UIA en cuanto a que sus integrantes no pueden afrontar el aguinaldo, el SAC en cuotas definido para estatales y provinciales y gestionado para los privados, suman condimento a un panorama desolador.

Para buscar alguna referencia aproximada, lo actual ya supera lo peor de los últimos 17 años que respecto a convenio de salarios tuvo lugar en 2004. Y más allá de las mensuras en datos duros hay un dato que atraviesa los grupos que analizan desde hace años el escenario del trabajo: en primer lugar que cada puesto de trabajo registrado perdido se tiene que multiplicar –de mínima- por 4 para dimensionar el impacto sobre el sector que trabaja “en negro”.

Pero también una infidencia común en esos foros que estremece: lo que viene en empleo como tendencia complicadísima de evitar, es un amplio manto de “cuentapropismo de subsistencia”.

Comentá la nota