Paro: fue contundente y el último contra Macri; conflicto será en la calle

Paro: fue contundente y el último contra Macri; conflicto será en la calle

La medida de fuerza vació las calles. Hasta octubre habrá negociación de CGT (en junio se verá con Sica) y marchas del sector de Moyano.

El paro nacional de la CGT y opositores, uno de los más contundentes en años, le puso fin ayer a ese tipo de medidas de fuerza en la era de Mauricio Macri y abrió una nueva etapa de la conflictividad sindical, signada por la campaña electoral y protestas que, al menos hasta octubre, tendrán como escenario las calles. La huelga, quinta convocada por la central y sexta con la del grupo de Hugo Moyano el 30 de abril, quedó virtualmente clausurada por ambos sectores como mecanismo de presión hasta las elecciones a no ser que una agudización de la crisis demande reeditarla, según sus referentes.

Las escenas de calles desiertas, fábricas paralizadas, establecimientos educativos cerrados y escasa actividad mercantil bastaron para que los organizadores consideraran cumplidos sus cometidos: amonestar otra vez al Gobierno por su persistencia en el ajuste y anoticiar a la próxima administración de que deberá negociar y cogestionar con el gremialismo tradicional.

Las terminales ferroviarias y del resto del transporte público se vieron desiertas, al igual que buena parte de la actividad fabril, la totalidad de los establecimientos educativos y parte de los comercios y el rubro gastronómico.Foto: Mariano Fuchila.

Los caminos del sindicalismo dialoguista y del opositor, más cercanos desde que Cristina de Kirchner anunció que secundará en la fórmula presidencial a Alberto Fernández y unidos ayer por el paro, volverán a bifurcarse desde hoy frente al Gobierno. La CGT reanudará su vínculo habitual con funcionarios para las negociaciones de coyuntura (sectores en crisis, mesas por actividad, obras sociales, Consejo del Salario) y el Frente Sindical por el Modelo Nacional (camioneros, bancarios, mecánicos, la Corriente Federal de Trabajadores y las dos CTA) se tomará unos días para delinear una nueva protesta, por ahora una marcha masiva antes de las primarias de agosto.

En el caso de la central mayoritaria la vuelta al diálogo con el Ejecutivo se dará allende las fronteras: será en junio en la ciudad suiza de Ginebra en ocasión del congreso anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cita obligada para todas las expresiones gremiales y también para el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. En su repartición, de todos modos, aclararon que no hay en carpeta medidas o anuncios relacionados con la agenda de reclamos de los huelguistas. Por lo demás la dinámica del paro ayer repitió el guión que tuvieron las anteriores protestas en la administración de Cambiemos. Los funcionarios sólo debieron actualizar por inflación el costo de la medida, que ayer situaron en $40 mil millones (en esta ocasión lo enunció abiertamente Nicolás Dujovne), y el resto de las críticas quedaron a cargo de tres voceros: Sica y los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich, y de Transporte, Guillermo Dietrich.

La declaración más altisonante la tuvo una vez más Bullrich, ministra de Trabajo de la gestión de la Alianza, quien sindicó como “muy poco democrático” el accionar sindical por entender que se aplica cuando el partido de gobierno no es el peronismo. “Estamos hartos de los paros”, completó. Dietrich, por su parte, relacionó la contundencia de la huelga con la falta de transporte público y ligó su convocatoria a la campaña electoral. Mientras que Sica marcó como una contradicción que la CGT dijera que el 30 de abril no había motivos para una huelga y que pocas semanas después convocara a una por su cuenta.

Postales. Por separado la CGT y el frente opositor que lidera Hugo Moyano hicieron evaluaciones similares del paro. Destacaron su contundencia y no descartaron nuevas protestas antes de las elecciones. Las terminales ferroviarias y del resto del transporte público se vieron desiertas, al igual que buena parte de la actividad fabril, la totalidad de los establecimientos educativos y parte de los comercios y el rubro gastronómico.

El despliegue de los huelguistas se produjo en dos escenarios. A media mañana Moyano encabezó en Camioneros una conferencia de prensa junto al resto del frente opositor para dar un primer diagnóstico de la medida. “El paro ha sido muy efectivo”, arrancó el exjefe de la CGT para luego cuestionar al Gobierno por el aumento del hambre y la pobreza, y asegurar que “si sigue con esta política” no tendrá otra alternativa que retomar las protestas. El dirigente aprovechó para chicanear a una rival histórica: “no se movió ni un camión, excepto los que maneja Bullrich” para el operativo de seguridad, apuntó.

De la conferencia también participaron Pablo Moyano, hijo mayor y lugarteniente del camionero, Sergio Palazzo (La Bancaria), Mario Manrique (mecánicos, Smata), Omar Plaíni (canillitas) y Daniel Catalano (estatales de ATE), entre otros. Ocupó un lugar destacado en la mesa el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez. Los referentes luego se trasladaron a la calle, adonde se había montado una concentración de camioneros con ollas populares, una modalidad que el gremio ya había aplicado el 1 de mayo pasado.

A su turno, la CGT realizó su propia conferencia por la tarde. Héctor Daer, cosecretario general, sostuvo que la acción tuvo “un acatamiento contundente” y dijo que no estaba en condiciones de “afirmar ni descartar” otra huelga antes de las elecciones. Agregó que las políticas del Ejecutivo “fueron erosionando toda la actividad económica, la actividad productiva, trayendo consecuencias devastadoras en el tejido social” y provocaron “una caída del salario y del empleo y un aumento tremendo de la pobreza”.

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