Paros CGT y Camioneros: ¿es viable el programa con el Fondo sin un acuerdo político?

Paros CGT y Camioneros: ¿es viable el programa con el Fondo sin un acuerdo político?

Según Macri, “el peronismo debe entender que no hay espacio para locuras”. “Hubiera preferido que acordara con el PJ antes que con el FMI”, replicó el senador Perotti, mientras que el organismo internacional aprovecha estos desencuentros para mostrarse “compasivo”

Que el Fondo Monetario Internacional no quiera hacerse responsable por el plan y diga que es del gobierno no es de buen augurio. En esa frase está toda la desconfianza en la conducción política de la economía.

Porque hasta el FMI sabe que la garantía de estabilidad que necesita cualquier plan económico para poder armonizar la libre flotación del dólar y a la vez evitar el traslado a precios y la caída poder adquisitivo de la gente depende de la formulación de un plan político integral. Esto a su vez exige la unidad de todas las fuerzas políticas del país, algo que de momento no sucede, porque el mensaje que transmite el gobierno es que quiere hacerlo solo y que de los demás sólo espera obediencia.

Algo utópico y así debería entenderlo el Gobierno, sobre todo a la vista de las primeras reacciones sociales: movilizaciones como la del gremio de camioneros y sobre todo la convocatoria a un paro general el 25 por parte de la CGT, medidas que pueden producir una reacción en cadena.

 El FMI dice que el plan es del Gobierno porque ve que éste no convoca al conjunto para garantizar gobernabilidad

Cuando el FMI dice que el plan es del Gobierno -para no comprometer su imagen en la receta económica que él mismo propone para el país, desde que ocupa el rol de ministro de Economía que el gobierno hasta ahora no tenía– es porque ve que el gobierno no convoca al conjunto de los sectores políticos, económicos y sociales para garantizar un grado de gobernabilidad que permita armonizar las exigencias del propio FMI, con las demandas sociales.

Más aun en el caso de un gobierno que dijo: "Quiero que nos juzguen por nuestra capacidad de bajar el nivel de pobreza".

El Fondo no quiere subrogar su imagen -la que le queda, o la que viene intentando recomponer en los últimos años- a la conducta errática del Gobierno.

A la vez, desde la crisis de Grecia, el organismo se estaba quedando sin clientes. Y aparece ahora concediendo un crédito -50.000 millones de dólares- que es uno de los más altos de la historia del país y que convierte a la Argentina en el mayor deudor del planeta con el organismo internacional.

 El Fondo se encargó de resaltar que las condiciones del acuerdo las puso el gobierno argentino, para exceptuarse de las consecuencias sociales

Quizás por eso el Fondo se encargó de resaltar que las condiciones del acuerdo "las puso el gobierno argentino", para exceptuarse de las consecuencias sociales, para no ahondar el desprestigio ganado en su actuación en muchas circunstancias como el último garante de que, en casos de crisis de liquidez, los inversionistas puedan salvar su dinero. O sea, el FMI presta dinero para tender un puente de escape a las inversiones y préstamos ante la crisis. No hay "capitalismo compasivo".

Hasta los propios economistas del Fondo se encargaron de señalar que para que los desembolsos y el esfuerzo al que el país se comprometió "por propia iniciativa" (sic) rinda frutos, es menester "un fuerte compromiso político de toda la sociedad argentina para corregir desequilibrios fiscales y monetarios". Roberto Cardelli, jefe a cargo de la misión del Fondo en la Argentina, también destacó que "no es posible concebir un programa de estabilización macroeconómica sin considerar el nivel de pobreza".

 Es perentorio que con la misma prisa con la cual recurrió al FMI, Macri convoque a un gran Acuerdo Político

El Gobierno deja tantos flancos descubiertos -rompió con Moyano, su diálogo con la CGT es intermitente y claramente inconducente, no habla seriamente con la oposición- que el FMI siente que puede preservar su imagen haciendo "populismo" en la Argentina…

Por lo tanto, considerando que el Fondo prevé enviar en agosto al país a la primera misión para revisar el cumplimiento del plan, es perentorio que con la misma prisa con la cual recurrió al crédito del organismo, por haberse asustado ante el estado de cosas, el presidente Macri convoque a un gran Acuerdo Político -una Moncloa- de todas las fuerzas con representación parlamentaria, en consulta con organizaciones sociales, para establecer una agenda de largo plazo que permita cumplir las metas establecidas con el Fondo con el menor grado de costo social posible.

El presidente afirmó, después de la firma del acuerdo con el FMI, que "el Peronismo debe entender que no hay espacio para locuras", a lo que Omar Perotti, senador nacional por Santa Fe, respondió: "Hubiera preferido que Mauricio Macri acordara con el PJ antes que con el FMI". Discusiones aparte, llegó de modo ineludible el instante de encarnar el concepto de que "esto lo arreglamos entre todos, o no lo arregla nadie".

Mauricio Macri es el que tiene la responsabilidad de poner la mesa para que la Argentina dialogue, si aspiramos a cumplir metas tales como reducir el déficit de cuenta corriente, el gasto público consolidado, la presión impositiva, el poder adquisitivo de los salarios, el exceso de empleo estatal, el costo laboral, todo ello evitando el incremento de la pobreza, reduciendo la enorme masa de excluidos -principal combustible del populismo-, hasta llegar a tener un país eficiente, competitivo, solidario, con capacidad de aumentar su tasa de ahorro, de inversión, con control de todas las variables macroeconómicas y fundamentalmente con capacidad por vía de la educación de producir una revolución de innovación tecnológica que  permita sumar valor agregado a todo lo que la Argentina produce.

 Es fundamental que el gobierno comprenda que hay que poner “la política al mando”, para superar este estado de cosas

Es fundamental que el gobierno comprenda que hay que poner "la política al mando", para superar un estado de cosas en el que las fuerzas económicas, las sindicales y las organizaciones sociales se transformen en los factores más activos del funcionamiento del país. De lo contrario, en la puja por sus demandas, presionarán más allá de todo límite razonable, reclamando prebendas del Estado que, como hemos visto en innumerables oportunidades, éste concedió por debilidad o por corrupción. ¿De donde si no surgió la inflación endémica que venimos soportando desde hace décadas?

Macri tiene la palabra.

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