Pensando en 2019, Cristina ahora quiere nacionalizar la elección

Pensando en 2019, Cristina ahora quiere nacionalizar la elección

Se muestra con candidatos K de otras provincias para trasmitir que su espacio es nacional. Dice que se licuaron las terceras vías y prefiere lidiar con el presidente antes que con Vidal.

En agosto hubo voto útil, en octubre habrá polarización. Sobre esa tesis, Cristina Kirchner ordena la campaña para octubre que con Mauricio Macri trepado a la aventura reeleccionista, se perfila como la antesala de la presidencial 2019.

El martes pasado, la ex presidente dio una señal inequívoca en ese sentido: abrazó a Agustín Rossi entre elogios por el resultado y lamentos por el escrutinio que no los dejó festejar hasta la madrugada.

El expediente Rossi, que ganó la interna del Frente Justicialista y derrotó a Cambiemos y al socialismo de Miguel Lifschitz, es clave para decodificar el plan de Cristina para “nacionalizar” la elección.

La ex presidente, cuentan a Clarín fuentes K, interpreta que en Santa Fe y en Buenos Aire hubo un corrimiento de última hora de votos hacia Cambiemos. En u caso desde el PS, en otro desde Sergio Massa. En la biopsia que la ex presidente hace de las PASO surge un dictamen: perdieron volumen, o se licuaron, las terceras fuerzas, eso que Massa llamó “avenida del medio”.

Ocurrió con 1Pais y con Martín Lousteau, con el socialismo santafesino y los provincialismos de Alberto Weretilnek en Río Negro y Omar Gutiérrez en Neuquén.

Simple: donde hubo duelo entre Cambiemos y algún peronismo, no quedó margen para tercera via. Zafaron los Zamora en Santiago del Estero y el eje Rovira-Closs-Passalacqua en Misiones porque sumaron al PJ.

Juan Schiaretti atribuyó su derrota en Córdoba a que se votó para “que no vuelva Cristina”. El cordobés, que puso a su vice Llaryola y a su esposa en la boleta, habló de polarización Macri-Cristina. Amigo de él, hipercrítico de ella, Schiaretti quedó en zona pantanosa y perdió por casi 17 puntos. Los K, casi una estirpe maldita en Córdoba, rozaron el 10%.

Cristina entiende que el 13-A hubo voto útil y que en octubre habrá dos trincheras. ¿Le conviene que se hiperpolarice la elección? Como divide el mapa entre los que votaron a favor de Macri y los que votaron en contra, cree que puede mejorar.

Detrás de la simplificación hay otra lógica: aun perdiendo, la cuenta nacional K puede crecer en octubre para sumar diputados y senadores. Le puede servir, quedar como la única expresión, al margen de Cambiemos, con presencia a nivel país. Ahí se ven los hilos de la fantasía cristinista para 2019.

No hay azar. El jueves, recibió a Martín Pérez, el camporista que venció a la gobernadora del PJ Rosana Bertone en Tierra del Fuego y a los chubutenses que derrotaron a Mario Das Neves, otro “tercera vía” que cayó. Habló con Gerardo Zamora, que es candidato a gobernador de Santiago y quedaron en verse en estos días cuando el senador ande por Capital. Otra postal de la nacionalización.

Programa un encuentro con los hermanos Soria, Martín y María Emilia, que lograron 40% en Rio Negro, con un mix que excluye a Miguel Angel Pichetto. La tirria de Cristina con el jefe de los senadores es inocultable. Todo es posible pero es impensable creer que puedan cohabitar en el mismo bloque.

Tuvo elogios para Sergio “Oso” Leavy, que sacó 18% en Salta. Un petit héroe K: juntó 100 mil votos, contra Juan Manuel Urtubey, otro ferviente anti K. Charló también el formoseño Gildo Insfrán, Jorge "Coqui" Capitanich (Chaco) y con José Luis Gioja, que quiso ser candidato a senador pero perdió la pulseada con Sergio Uñac, que ubicó a su hermano. Y con Beatriz Rojkes, ex senadora y esposa del ex gobernador José Alperovich. El PJ ganó en Tucumán donde gobierna Juan Manzur, que habita el PJ “liguista”. 

Pesan las pasiones. Cristina enfureció cuando Marcos Peña dijo que solo tenía apoyo en el conurbano sur. Y decidió apurar las fotos con ganadores K de otros pagos.

La de octubre es “otra elección” dicen los K, y como tal requiere otra campaña. Antes de las PASO, no hizo nada fuera de la provincia. Ahora habrá una campaña más nacional. Cristina, que dará reportajes a los medios, entiende que la “nacionalización” le ofrece otro atajo: competir con Macri y no con María Eugenia Vidal.

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