Pese a las apelaciones a la unidad, la distancia se agrandó entre las corrientes gremiales

Pese a las apelaciones a la unidad, la distancia se agrandó entre las corrientes gremiales

El Gobierno busca, al menos, acuerdos mínimos en un escenario donde priman las peleas sectoriales

 

 

El presidente Alberto Fernández convocó a la unidad del movimiento obrero y pidió que repliquen lo que logró con Cristina Fernández y Sergio Mass en la política para concretar el Frente de Todos. No fue un mensaje casual el que expresó el jefe de Estado en el plenario de la CTA de los Trabajadores. La pandemia, la crisis económica y laboral remarcan el contenido de tales palabras a los remitentes, léase las centrales obreras comenzando por la CGT y los núcleos sindicales que en alianza o fricción permanente no tuvieron pausa en sus pulseadas bajo Covid 19.

Sin margen de casualidad la visión presidencial tuvo lugar sobre un escenario agitado por el choque frontal entre uno de los conductores de la CGT, Héctor Daer y Camioneros al mando de Hugo y Pablo Moyano. Ellos escribieron un capítulo más de una rivalidad clásica, esta vez por los bloqueos de los choferes a Mercado Libre.

No es la única división que se aprecia, Carlos Acuña, que comparte la titularidad de la CGT con Daer, participó de la movilización de Gastronómicos liderada por Luis Barrionuevo, ocasión en la que cuestionó el parate de actividades definido en la cuarenta y fustigó a los infectólogos.

De allí que con su tono docente Fernández invitó a reflexionar sobre acuerdos mínimos, ya que la unidad sindical sabe casi a ciencia ficción, y recordó que "Macri fue presidente cuando nos convencieron de que no podemos convivir con nuestras diferencias". Otra cita no casual, ya que dentro del movimiento obrero hubo sindicatos que formaron parte de la autodenominada "pata sindical peronista de Cambiemos" y en ocasión de asumir Fernández no dudaron en alinearse para fotografías, vítores y promesas de lealtad.

La CGT con sus divisiones, las CTA de Yasky y la Autónoma de Ricardo Peidró y "Cachorro" Godoy, la Corriente Federal (CFT) con Sergio Palazzo (bancarios) y Héctor Amichetti (Gráficos) a la cabeza representan los bloques más potentes del sindicalismo hoy.

Bajo el común denominador de adherir al Gobierno con sus matices, todos reclaman, argumentando razones, mayor protagonismo a la hora de acuerdos con empresarios y la Casa Rosada. Incluso para los históricos de Azopardo -Gordos e Independientes y aliados estratégicos según la ocasión- la "empatía" de la administración Fernández debería privilegiar a la CGT como interlocutora.

A las ya mencionadas críticas de Gastronómicos, se sumaron a lo largo del aislamiento las observaciones de la Uocra de Gerardo Martínez de cara a la caída industrial, como también los reclamos contenidos de los sindicatos del transporte. Con asiento en la poderosa CATT que lidera Juan Schmid, esas organizaciones consideran que su labor en la emergencia y destacan que el 75% de sus afiliados están prestando servicios tanto en transporte público de pasajeros o de cargas, pasando incluso por el caso de Vicentín, Puerto de Buenos Aires y otras áreas esperan decisiones concretas para fomentar trabajo y reafianzar derechos de labor.

Párrafo clave también para la intención del Gobierno de articular en dinámica de medicina poscoronvirus a sindicatos y organizaciones sociales, mixtura complicada por recelos históricos del gremialismo tradicional a esos núcleos. Lo que viene buscando emerger del Covid incluye planes de trabajo realzados en construcción y otras áreas.

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, está en esa ardua labor, y ante la consulta al respecto del programa "Hola Chiche" (AM 550) resumió que "nuestra idea es que en cada municipio se encuentren esas autoridades comunales, los sindicatos y las organizaciones sociales motorizando iniciativas que incluyen perfiles productivos".

A criterio de Arroyo es un punto clave que ya tiene herramientas dispuestas para generar trabajo.

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