En una Plaza a medias, Moyano y Micheli denunciaron "un ajuste"

En una Plaza a medias, Moyano y Micheli denunciaron "un ajuste"

La CGT y la CTA opositoras protestaron en la Plaza de Mayo y alertaron que el Gobierno quiere "congelar salarios"; reclamos por la inflación y la inseguridad; la convocatoria fue menor de lo esperado

Por Nicolás Balinotti |

Ni Hugo Moyano ni Pablo Micheli cumplieron ayer con su deseo de extender su retórica sindical entre los sectores medios y los descontentos con el kirchnerismo. La convocatoria de la CGT y la CTA opositoras a la Plaza de Mayo no cruzó las fronteras de su propia militancia, apenas reforzada con el respaldo de aliados circunstanciales. Unidos en la acción, los dirigentes volvieron a la carga con sus reclamos salariales y tributarios al Gobierno, y coincidieron en que se debe transparentar el índice de inflación y combatir la inseguridad.

Lejos de un desborde de personas y con una convocatoria menor de la esperada, la inquietud de Moyano dejó de ser la inminente tormenta para conocer en detalle las cifras sobre la cantidad de asistentes. A cinco minutos del arranque de los discursos ya se vislumbraba una Plaza poblada a medias , con esquinas desérticas y sin la fuerza de una gran manifestación.

Tras un encuentro con su tropa en la CGT, Moyano apareció en el corazón de la Plaza de Mayo subido a una ambulancia del gremio de los ruralistas y rodeado de hombres de seguridad. Micheli, en cambio, llegó a pie junto con la columna de manifestantes de la CTA, sosteniendo un pasacalles con una leyenda: "Por una Navidad sin hambre".

Desde un escenario poblado de gremialistas y dirigentes de la oposición, Moyano insistió en sus demandas de mejoras salariales y de mayores beneficios para los jubilados . Personificó las penurias económicas de los pensionados en la historia de su madre, Celina Carrizo, de 95 años, quien "puede vivir por la ayuda de sus hijos". Y casi como una súplica, se dirigió a Cristina Kirchner golpeándose el pecho: "Presidenta, póngase la mano en el corazón. A veces parece que esperan que los jubilados se mueran para no pagarles nada, no se los puede llamar caranchos".

Pero no fue el momento más celebrado por la tribuna camionera. Los moyanistas estallaron en aplausos y batieron los bombos cuando su líder denunció "un ajuste encubierto" y que "la intención del Gobierno es congelar salarios", siguiendo "por convicción una receta del FMI [Fondo Monetario Internacional]". El fervor de las palabras provocó la adhesión casi inmediata a los vítores de los manifestantes de la izquierda y del MST. Luego de una pausa, Moyano argumentó: "A los aumentos de las paritarias se los come la inflación y el impuesto a las ganancias, que es perverso y un robo".

Atacó al Gobierno por "tener poco o nada de peronista", una definición que incomodó a más de uno de los asistentes subidos al escenario. "A veces Moyano cree que tiene el peronómetro, y se equivoca", lo criticó Micheli, al término del acto.

Con promesas de conservar la unidad en la acción, desde la CGT y la CTA anunciaron futuras protestas en caso de no obtener respuestas a sus reclamos.

Pero Moyano extendió aún más su desafío: "Si no alcanza con la lucha gremial, ni las marchas y los paros, vamos a llevar la disputa al plano político. En 2013 tendremos la oportunidad de utilizar el voto, y acompañaremos a quien respete los derechos de los trabajadores. No podemos equivocarnos más con la fantasía de la revolución inconclusa".

El discurso de Moyano se acercaba a los 30 minutos y algunas de las columnas de manifestantes comenzaron su retirada. Fue curioso e inusual. Tal vez alguien le advirtió al jefe camionero, que apuró el cierre de su mensaje, con un pedido directo a la Presidenta: "Ocúpese de la inflación y de la inseguridad, que preocupan a todos los argentinos".

Micheli había hablado antes. Fue mucho más breve y se ajustó a los siete minutos de oratoria que habían establecido de antemano con Moyano y Carlos Acuña, el representante de la CGT Azul y Blanca, que encabeza Luis Barrionuevo.

"La protesta no es en contra de ningún gobierno, es en defensa propia. No nos van a sacar de la calle hasta que haya diálogo serio", pidió Micheli. Y descalificó el alineamiento con la Casa Rosada de otras centrales obreras: "No queremos un diálogo sordo, ni estar arrodillados ante el poder ni ser reverentes con la Presidenta. Queremos que la inflación sea la del supermercado y no la del Indec de Moreno [Guillermo]".

Micheli celebró la alianza con el moyanismo. "Es importante conservar la unidad a pesar de la diversidad. Hay que pelear por las reivindicaciones. Si no hay respuestas, habrá más lucha y más paros. No somos alcahuetes del poder", dijo el referente de la CTA.

El barrionuevista Acuña también intentó fortalecer la alianza. "Estamos acá porque el Gobierno nos miente. Ni ellos se creen que la inflación es del 10% como dice el Indec", se enfureció. Se les concedió un lugar de privilegio a los jubilados. Lidia Mesa habló en nombre de ellos: "Podríamos estar tomando sol, pero estamos acá, pidiendo que nos devuelvan el dinero que es nuestro".

La Plaza de Mayo asistió así a un nuevo desafío del sindicalismo opositor, que no cumplió con su deseo de extender sus fronteras más allá de la militancia gremial, pero que prometió continuar con su lucha..

Claves de la nueva protesta

Los ejes de una protesta diferente de la CGT y la CTA

Convocatoria

Ampliaron la invitación a más allá de los gremios. Apostaban a tender un puente con la clase media que se expresó el 8-N

El apoyo opositor

Desde la UCR y el PJ disidente hasta la izquierda. Algunos referentes opositores estuvieron presentes

Los reclamos

Demandan mejoras salariales y tributarias, y una suba a los jubilados. También se pidió por la inflación y la inseguridad

Cómo sigue

Prometieron seguir con la lucha si no hay respuestas. Aún es una incógnita

Del editor: qué significa

A Moyano le cuesta ampliar su liderazgo fuera de las fronteras sindicales. Por más que adopte consignas de fuerte arraigo social que antes ignoraba.

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