En plena cuenta regresiva

En plena cuenta regresiva

Por Mario Wainfeld

El debate que fue, defectos y pequeñas virtudes. Macri, la derecha y la pared. Victoria de Capitanich en Chaco, saldo provisorio de las elecciones provinciales. El federalismo y el desdoblamiento. Carrió y Vidal, dos posturas frente a los alcaldes manos de tijera. Rebotes y autorretratos en IDEA.

 

La semana empezó y acabará con debate presidencial. En la próxima, que se vislumbra inolvidable, habrá Superclásico copero y Super domingo electoral. La expresión “para alquilar balcones” devino arcaica: la visión directa casi no existe y los precios por locaciones de inmuebles son prohibitivos.

A pesar de las restricciones impuestas por el formato, el primer debate fue muy visto, discutido, divulgado y editado. En las repercusiones prevaleció la polarización entre Alberto Fernández y el presidente Mauricio Macri. El esquema elegido, básicamente por la Cámara Nacional Electoral (CNE), tenía condicionalidades justas y abusivas. Las justas son la existencia de seis candidatos que merecen trato paritario. Estas tenidas sirven a los menos conocidos para hacerse ver. Dicho sea de paso, compensa en parte una inequidad consumada por el Gobierno: reducir la publicidad oficial que también ofrece dicha chance a los partidos “chicos”.

La segunda condicionalidad combina veleidades de la CNE con imposiciones de la tevé y hasta del sistema de medios. Demasiados ejes de discusión, dispuestos para que se expresen seis postulantes deja poco tiempo per cápita. La publicidad comercial también resta, tanto como los alegatos auto apologéticos formulados por una cantidad excesiva de moderadores.

De cualquier modo, se entrevió algo de política y se insinuaron pistas para las coreo de hoy a la noche. Macri “denunciando” el dedito de su principal rival, mintiendo cifras a mansalva, sin formular ninguna promesa o anunciar medidas… tal vez se haya guardado para hoy la inflación de un dígito o la pobreza cero. Quizás insista con “Venezuela” o “la CONADEP para periodistas” una pobre mitología de un oficialismo que mantuvo encarcelados a los propietarios de una radio y un canal opositor.

Fernández no podrá hoy sorprender a Macri y tal vez pueda hablarle menos a él y más directamente a los votantes. Nicolás Del Caño, José Luis Espert, Juan José Gómez Centurión y Roberto Lavagna tendrán ocasión de revisar o repetir tácticas pensando en respectivos targets.

Un saldo significativo de la presencia de minorías es que dos fundamentalistas de derecha (Espert y Gómez Centurión) se plegaron a tópicos de Macri para expedirse sobre (el curro de los) Derechos Humanos o para demonizar sindicalistas: Roberto Baradel y Hugo Moyano, bestias negras de la narrativa cambiemita. Macri, Patricia Bullrich, Elisa Carrió y el recienvenido Miguel Pichetto no dejan resquicio entre Juntos por el Cambio y la pared. Complejo el futuro de los candidatos talibanes. Macri es el referente de la derecha nativa, empezando por su extremo.

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Recuerdos de provincias: Jorge Capitanich ganó en primera vuelta la gobernación del Chaco a la que regresó tras un período como intendente de Resistencia. Goleó al candidato radical en el cuarto oscuro y batió al actual mandatario peronista, Domingo Peppo en una barroca interna (referida en esta columna la semana pasada). “Coqui” cumplirá su tercer mandato y se consolida como el dirigente más importante de Chaco desde la recuperación democrática.

Varios gobernadores justicialistas llegados en 2015 sostuvieron más resiliencia que Peppo, pudieron revalidar: el entrerriano Gustavo Bordet, el sanjuanino Sergio Uñac, el tucumano Juan Manzur. Este fue el único desafiado en las elecciones por su antecesor, José Alperovich: lo superó con holgura.

La fueguina Roxana Bertone pudo sostenerse solo un período, cayó a manos de Gustavo Melella, referente provincial que se sumó rápidamente al Frente de Todos (FT).

Es prematuro hacer un saldo de la maratón federal cuando faltan Buenos Aires, la Ciudad Autónoma, Catamarca, La Rioja y Salta. Con esa salvedad, va un punteo muy a cuenta: el peronismo recuperó Santa Fe y es favorito amplio en Buenos Aires.

El radicalismo conservó sus provincias y perdió una parva de ciudades capitales.

Los partidos provinciales que gobiernan en un solo distrito se consolidaron en Neuquén, Río Negro y Misiones. El socialismo a esta altura de su trayectoria integra este grupo y está de capa caída porque cayó en Santa Fe.

PRO manda en dos provincias: Buenos Aires le pinta fatal y conserva favoritismo en la CABA aunque con final abierto.

Una conclusión segura, más allá de cómo resulte el score total: los argentinos disciernen entre distintos niveles de gobierno cuando votan y que “desdoblar” los comicios es funcional a ese tendencia.

Se despotrica contra el calendario escalonado, existen algunas razones atendibles a las que se contrapone un argumento esencial. El federalismo existe tanto como las autonomías municipales. Cada distrito determina cuando elegir sus autoridades y las votaciones separadas incentivan las diferencias. Sin esa potestad, no habría federalismo pleno. Como la vida es compleja, minga de lineal, la ventaja favorece a los gobernadores o intendentes en líneas generales. Pero es el pueblo soberano el que vota y decide.

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Traidores con tijeras: El corte de boleta es un sustituto del desdoblamiento, un rebusque para no ser arrastrados en la caída por los cabezas de lista en desgracia. Los intendentes bonaerenses macristas acuden a la metodología para salvarse: la diputada Carrió los califica de “traidores”. “Lilita” se especializa en destruir coaliciones y dinamitar puentes: individualista a carta cabal.

La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal mira con otros ojos a los alcaldes manos de tijera PROpios. Ocurre que ella piensa seguir haciendo política en Buenos Aires, le conviene conservar la mayor cantidad de aliados posible si, como todo lo indica, pasa a la oposición el domingo próximo. La rebeldía parcial es tolerable tanto como un liviano retoque a la relación de fuerzas en la interna.

Vidal consiente y hasta avala (en charlas reservadas o con guiños de sus alfiles) que los intendentes hagan malabares con las boletas. De Macri, mejor ni hablar… ni nombrarlo como ella misma concretó en el mal apodado Coloquio de IDEA (ver asimismo nota aparte).

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Campaña única: A veces se concreta lo que se insinuaba imposible: comienza la cuenta regresiva del tramo de campaña que pintaba como infinito. El conjunto agregó novedades en cantidad. El libro de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los “baños de multitudes” de Macri tal vez más enfilados a conservar adhesiones y energizar su elenco que a sumar voluntades. Un acto del 17 de octubre con el peronismo unido y herbívoro.

En el tramo final se repitieron costumbres, como la crispación de Macri (que se remonta al discurso del primero de marzo en el Congreso, acentuándose luego del 11 de agosto). Una de sus atávicas reflexiones machistas sobre el rol de las mujeres y el uso de las tarjetas de crédito.

La inflación de agosto superó los elevados récords del oficialismo, los alimentos suben más que otros productos… el modelo funciona al rojo vivo.

Kristalina Georgieva anunció que la remolona remesa de 5400 millones de dólares se demorará hasta que se conozcan los planes del futuro Gobierno. La nueva titular del FMI tiene nombre de pila lindo y encarna una tradición odiosa. Reemplaza a la ex campeona de nado sincronizado, Christine Lagarde. No hay encuestas disponibles que midan cuántos argentinos se enamoraron de la funcionaria francesa como piropeó Macri. Uno imagina que pocos, muuuuy pocos. Otra promesa incumplida, para variar.

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