Los políticos, los gremios, y el señor Pereyra

Los políticos, los gremios, y el señor Pereyra

En una realidad política neuquina que transcurre entre lo sutil y lo grotesco, es notorio el cambio de escenario provocado por distintos factores, entre los que sobresale sin duda la calidad de año electoral que tiene este 2017.

 

Así, en las últimas horas, se ha consolidado un escenario a tres puntas, entre el MPN, Cambiemos, y el frente integrado centralmente por Ramón Rioseco y Mariano Mansilla, con algunas consignas evidentemente centrales, que no se explicitan pero se sugieren. Entre ellas, es evidente la intención del MPN de socavar todo lo posible el terreno por donde transitan Rioseco y Mansilla, mientras que desde ese costado, éstos acrecientan agresiones directas o indirectas contra el gobierno de Omar Gutiérrez.

Cambiemos, con Horacio Quiroga como piloto, oscila entre los dos sectores, balanceando para un lado o para el otro según la conveniencia. Puede decirse que mientras el MPN constituye un polo, y el eje Rioseco-Mansilla, el polo contrario, el macrismo quiroguista oficia de péndulo.

Esto ocurre en un contexto donde los sindicatos estatales, los privados como la UOCRA, y otros sectores políticos que alternan posiciones buscando hacer un poco de sombra y ganar adeptos, ofician de soldados para una u otra causa. Fuerza de choque de la mediocre intelectualidad regional, matizan con alguna que otra violencia el escenario de la retórica inflamada.

El último acontecimiento, enfocado en el acceso a Rincón Club de Campo (barrio en el que vive el gobernador Gutiérrez y también el intendente Quiroga) y la Legislatura, curiosamente lindante, fue como un catalizador. Le sirvió a Cambiemos para hacer frente común contra Mansilla-Rioseco-ATE, con el MPN; y le sirvió a los patrocinados por Mansilla para reunir en una misma consigna, otra vez, a los “represores” que atentan, presuntamente, contra el campo nacional y popular.

El MPN, sabedor que a las palabras se le deben agregar hechos, utilizó para tal efecto al secretario de Seguridad de la provincia, Gustavo Pereyra. Este funcionario, notablemente eficaz en su trayectoria, dio, con instrucción política precisa, un paso que hacía mucho el MPN no terminaba de dar: el de la advertencia concreta de que no se dejará pasar una sola agresión más sin judicializarla. Como hizo Alberto Weretilneck en Río Negro, el “efecto Macri” en este aspecto de la política fue como una flecha certera hacia los sindicalistas, la fuerza de choque del kirchnerismo remanente.

Veamos algunos de los conceptos explicitados por Pereyra este mismo jueves:

“Este es un gobierno que ha estado siempre abierto al diálogo, que ha respetado la actividad sindical y el derecho de los trabajadores como pocos, más allá de las diferencias”.“La dirigencia sindical tiene que entender que a veces exigen derechos que no son tales o trasgreden los derechos que tienen, con lo cual están vulnerando derechos de otros y esto es algo que no se va a permitir”.“Queremos dejar en claro que este accionar violento ha dejado no sólo daños materiales, sino también ha dejado lesiones en algunos casos de gravedad en otros trabajadores, en este caso policías”.“No vamos a permitir que se lesione con esta actitud violenta al personal policial y que no haya consecuencias”.“Vamos a denunciar ante la Justicia de la provincia todos estos hechos y vamos a aportar todas las pruebas que tengamos”.“El restablecimiento del orden y la defensa de las instituciones democráticas es una obligación de la fuerza policial. Eso no es represión, es garantizar la democracia y que funcione el parlamento”.

En Río Negro, acaban de procesar a los gremialistas de ATE Rodolfo Aguiar y Aldo Capretti (después de haberlos hecho pasar unos días tras las rejas) tras una protesta en la Legislatura. ¿Pasará lo mismo en Neuquén, curiosamente después de hechos violentos frente al Parlamento provincial?

Puede o no suceder, pero el tema se plantea de manera política casi idéntica. Y juega en el escenario político como elemento catalizador que diferencia entre dos grandes sectores, pese a que hay tres que juegan con chances para las próximas elecciones.

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