Primeros cortocircuitos en la transición Arroyo-Montenegro

Primeros cortocircuitos en la transición Arroyo-Montenegro

Al intendente electo no le gustaron algunas de las decisiones que se tomaron en los días posteriores a su triunfo electoral. Cree que condicionan las finanzas del municipio. Se lo planteará el martes al jefe comunal. Y analiza cómo dar a conocer la realidad del municipio.

La foto del día posterior a las elecciones. El anuncio de Carlos Arroyo de que pondría a disposición los números y la documentación que precisara su sucesor. El cambio de opinión del jefe comunal respecto a Guillermo Montenegro. Todo eso invitaba a creer en una transición ideal en Mar del Plata. A tono con lo que venía sucediendo en el plano nacional. Pero no fue más que un espejismo: los cortocircuitos ya empezaron a minar la confianza entre el elenco entrante y el saliente.

Un combo de decisiones del gobierno de Arroyo disgustó al ganador de las elecciones del domingo pasado. En especial las que le condicionan las finanzas para el tiempo posterior al 10 de diciembre. Entre esas medidas está el aumento salarial que concedió Arroyo para los municipales. El 4% que firmó el jueves con el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM), Antonio Gilardi, redondea un 38% anual, lo que supera la inflación del Indec para lo que va del año. El gobierno también se comprometió a reabrir la paritaria el 16 de noviembre; es decir, a menos de un mes del cambio de mando.

¿El incremento estaba acordado entre el equipo de Montenegro y el de Arroyo? La incógnita la devela cargado de indignación un colaborador del intendente electo: “No había nada hablado. Nada”.

La insistencia en la negación no alude solo a la negociación con los municipales. También a las incorporaciones que está promoviendo el intendente en el municipio. Ya se adivinaba la intención cuando el oficialismo no quiso saber nada con el proyecto de Angélica González que impedía los nombramientos a seis meses de concluido el mandato. Pero ahora cerca de Montenegro ven un descontrol. La ventana preferida, dicen, son los entes descentralizados. No la única.

Semejante panorama llevó a Montenegro a evaluar la manera de hacer pública la situación financiera del municipio, que distaría de ser la panacea que presenta el intendente saliente y que vociferaba Hernán Mourelle cuando era secretario de Economía y Hacienda. El ganador de las elecciones también analiza ordenar una auditoría no bien asuma. Antes, hablará el martes mano a mano con Arroyo para advertirle el rumbo sinuoso que está tomando en el período previo a la entrega del mando: sonrisas y palabras de cortesía por un lado, condicionamientos por el otro.

Hay otros puntos controvertidos. En el entorno de Montenegro no vieron con buenos ojos la prórroga por dos semanas que solicitó Arroyo para presentar el presupuesto 2020. Anhelaban un plazo mayor para poder incorporarle al expediente algunos rasgos de la impronta del nuevo gobierno. Para el 15 de noviembre, la fecha en que expira el plazo, tampoco habrá un presupuesto consensuado. Entonces Arroyo se verá en la disyuntiva de seguir solicitando prórrogas o presentar el expediente. En el último caso también habrá después del 10 de diciembre importantes modificaciones que demandarán tiempo.

El vaso lo rebasó el envío al Concejo de la designación de Jorge Zanier como presidente del Emtur a 40 días de dejar el gobierno. “Es un disparate total, un desatino”, coincidieron miembros del equipo que se prepara para gobernar la ciudad. El sobre cerrado con los antecedentes de Zanier, el vicepresidente del ente que en los hechos empezó a ejercer la presidencia desde que Arroyo echó a Gabriela Magnoler –el 31 de julio–, ingresó al Concejo 48 horas después de que el gabinete municipal anunciara que ponía a disposición sus renuncias, en un gesto tan simbólico como la instantánea que se sacaron el lunes a la tarde Montenegro y Arroyo. Una contradicción flagrante.

El intendente electo no tenía en los planes este revuelo. De hecho, eligió a Germán Blanco para hacerse cargo de la transición después de escuchar de su boca una confesión: que no tiene ninguna aspiración política ni, por lo tanto, necesidad de trascendencia mediática.

Esa no fue para Montenegro una revelación menor: lo último que quería para su futuro secretario de Economía y Hacienda era un perfil similar al de Mourelle, protagonista casi excluyente de cada contienda de los últimos dos años del gobierno de Arroyo.

Blanco es un técnico que no tiene una misión sencilla. La semana que asume Montenegro el municipio debe desembolsar sueldos y aguinaldos. La temporada estará en su momento incipiente, lo que obligará a no descuidar ningún servicio clave, como el de los guardavidas o la recolección de residuos. Y no habrá esta vez una Provincia del mismo color político que acuda al rescate de un gobierno que no sepa lidiar con los asuntos cotidianos.

El próximo presupuesto deberá reflejar la promesa de campaña de restituir la bonificación docente con carácter retroactivo. Eso implicará un esfuerzo financiero adicional.

Por otro andarivel corre el armado del futuro gabinete. La selección de su equipo consume las horas del intendente electo. Los únicos confirmados son Blanco en Economía, Carlos Balmaceda en Cultura, Sebastián Puglisi y Emilia Brahim en Educación y Florencia Pérez Lalli en Comunicación. Aunque la danza de candidatos es permanente, la decisión es anunciar los nombres cuando estén confirmados. Mañana hay en agenda un cúmulo de reuniones de las que podrían salir nuevas definiciones.

En el Concejo también se desataron las intrigas. Hay una puja evidente entre el radicalismo y Crear por la conducción del cuerpo. Algunos lo presentan como una disputa entre Ariel Martínez Bordaisco, que responde al diputado Maximiliano Abad, y Alejandro Carrancio, que reporta al senador Lucas Fiorini. La radical Cristina Coria, que en la campaña tomó distancia del silencio de Vilma Baragiola, también se anota.

Cerca de Montenegro creen que, a priori, la presidencia del Concejo correspondería a la UCR. Argumentan que ese bloque tendrá cuatro concejales, más que cualquier otro sector interno de la alianza oficialista. Pero el futuro intendente pretende desgastarse lo menos posible en esa puja. Busca que el nombre que surja cuente con el respaldo de sus compañeros de bancada.

Carrancio aspiraba a encabezar la lista de concejales de Montenegro. Con la designación del basquetbolista Nicolás Lauría, el concejal de Crear quedó tercero en la nómina. Ahora aguarda su recompensa.

El dilema sobre el presidente del próximo período legislativo confluye con otro: el papel que desempeñará Baragiola, que no respaldó a Montenegro tras la derrota de las PASO y alimentó con su mutismo las versiones de un acuerdo con el kirchnerismo. No se trata de una concejal más. Su experiencia en el ámbito legislativo será valiosa para cualquiera que la tenga de su lado.

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