No se puede gestionar a espaldas de los docentes

El programa de evaluación Aprender 2016 no debe ser analizado como una decisión política aislada sino que debe serlo en el marco de la política general que viene llevando adelante el Ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, quien ya ha demostrado reiteradamente que decidió llevar a cabo su gestión desde el aislamiento.

Por  Sergio Romero - Secretario General de la Unión Docentes Argentinos Secretario de Políticas Educativas de la CGT.

No es casual la fuerte resistencia que existe por parte de los docentes, padres y alumnos al Aprender 2016. Este sistema de evaluación y su aplicación se resolvió de manera inconsulta, ya que ni los docentes ni las entidades sindicales representativas del sector participamos de su elaboración. 

En esa misma línea, Bullrich declaró recientemente que sólo discutirá con los sindicatos salarios y condiciones laborales. Queda claro entonces, que este ministro decidió conducir su cartera de puertas para adentro, de forma unilateral y sin tener en cuenta las voces de los representantes de los docentes. Es imposible pensar y llevar a cabo estrategias educativas sin escuchar las opiniones de quienes son parte fundamental de este proceso. 

Este ministro desde un principio viene tropezando una y otra vez con la misma piedra, ya que comúnmente no consulta y, más allá de las reuniones de paritarias de principio de año, no ha convocado a los sindicatos del sector para diseñar políticas o intentar buscar soluciones a los graves problemas existentes en la educación argentina. 

Asimismo, y lo que es aún más grave, incumple acuerdos firmados, desestimando lo acordado en paritarias como, por ejemplo, lo relacionado a la formación docente continua y en servicio. 

Desde la Unión Docentes Argentinos (UDA) impugnamos formalmente en cada provincia la ejecución del Aprender 2016 no sólo porque fue realizada de forma inconsulta, sino también porque es una prueba estandarizada, que convierte a los alumnos en objetos de estudio y a los docentes en meros aplicadores sin evaluar el conjunto del proceso ni contexto alguno. 

Al medir sólo resultados, probablemente se marcarán diferencias a favor de las escuelas con mayores recursos, abriendo así las puertas a sistemas que castigarán a aquellas que resulten con peor desempeño. 

Además, este tipo de exámenes tienen un carácter meramente censal que reduce el concepto de calidad educativa sólo a números y porcentajes que reflejan una realidad educativa totalmente sesgada. 

Cualquier evaluación debería ser comprendida como parte integral del proceso formativo y no como un fin en sí mismo ni como una simple tabla de medición. Los saberes poseen una validez social que este tipo de sistemas no contempla. El proceso educativo es algo mucho más complejo que decir que se está mejor o peor en función del dominio de los contenidos que manejen los alumnos.

Como decimos en la UDA: "La educación es un compromiso de todos"; y este lema aplica también a esta realidad. Por lo tanto, la Unión Docentes Argentinos se opondrá una y otra vez a esta forma de gestionar que ningunea a los docentes y que, por lo tanto, desemboca siempre en el fracaso. Toda política llevada adelante a espaldas de los trabajadores cae en el vacío.

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