«Pueden tener restos de un montón de cosas»

Jorgelina Montoya es ingeniera agrónoma y doctora en Ciencias Agrarias. En el año 1997 ingresó al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) como becaria, para desarrollar su trabajo sobre «Impacto ambiental de los agroquímicos en los sistemas de producción». Con esos antecedentes, la profesional visitó ayer los estudios de CPEtv para grabar su participación el programa La Parte y el Todo, que se emitirá esta noche, a las 22.

La polémica suscitada en torno a las aplicaciones de agroquímicos en las zonas periurbanas pampeanas fue el punto central del diálogo. «Un concepto que hay que tener en cuenta, y creo que es una forma fácil de pensarlo, es la palabra riesgo, que está compuesta por la toxicidad de un producto y el nivel de exposición que puede tener alguien o algo a ese producto. A partir de ahí, vas a tener un riesgo alto, bajo o medio. Si el producto es de alta toxicidad y tenés una alta exposición, el riesgo es alto», explicó.

-¿Cuál es el riesgo para la población en las aplicaciones que se hacen en los campos linderos a las zonas urbanas?

-La situaciones de aplicaciones periurbanas en los últimos años se vienen trabajando desde los municipios, desde la provincia y desde Nación, en torno al ordenamiento territorial de estas cuestiones. Hay un trabajo interministerial de Nación, que sacaron ciertas pautas y lineamientos. Esto lo van tomando las provincias de la mano de la Ley de Gestión Envases Vacíos que salió en el 2016.

-¿La Pampa se ha sumado?

-Estos años hubo un ordenamiento de todas estas cuestiones que estaban flotando. La Pampa adhiere a la Ley de Gestión Envases Vacíos. En 2016 se creó la Comisión Provincial de Sanidad Vegetal, la Coprosave. Desde INTA generamos información técnica que aporte a la producción agropecuaria y para resolver conflictos productivos o ambientales a partir de la implementación de prácticas agropecuarias. Ese año se empezó a discutir la modificación de una Ley de Agroquímicos para ajustarla a nuevas demandas, fundamentalmente relacionadas con las cuestiones de aplicaciones periurbanas y una optimización del uso de los fitosanitarios y un cuidado del medioambiente y de la salud humana.

-¿Cuál debería ser la limitación para las aplicaciones periurbanas? En Riglos aplicaban a metros de una planta potabilizadora de agua.

-En este caso, obviamente hay que tomar más recaudos, y no solo desde el punto de vista de deriva, que es lo que más llama la atención de la comunidad. La deriva es el movimiento de la gota (de agroquímico) por el desplazamiento del aire. Hay tecnologías para que esa deriva sea mínima, relacionadas con los equipos pulverizadores y con la condición ambiental. El cuidado del ambiente no es más que poner nuestros valores al servicio de la comunidad, trabajar con responsabilidad en base a argumentos técnicos. La tecnología existe y se puede minimizar el aspecto de la deriva.

-¿De cuántos metros debería ser el área de separación de la zona urbana?

-En relación a distancia puedo decir que hace pocos días atrás, en Francia, regularon los distanciamientos y son de cinco a diez metros. Y en general son los mismos productos, de fitosanitarios en general.

Agrónomos.

Para Montoya, lo fundamental pasa por la regulación en las aplicaciones. «Los únicos que están preparados para ordenar una prescripción de un fitosanitario son los ingenieros agrónomos. El profesional tiene que estar presente y los municipios tienen que incorporar esa cuestión para resguardar a sus propias comunidades», dijo.

-Hace unos años la Administración Provincial del Agua hizo estudios de aguas subterráneas y detectó presencia de agroquímicos.

-La Unidad de Monitoreo Ambiental se creó en el 2016 y la información generada por INTA Anguil es el puntapié a partir del cual la Dirección de Agricultura toma esa información como un alerta, porque nuestros trabajos tenían ese objetivo: poder anticiparnos a posibles problemas, que nos interesan, que es que los fitosanitarios no lleguen al agua subterránea, siendo que es el recurso principal de la provincia. En cuanto a residuos de fitosanitarios en alimentos no información generada por INTA Anguil.

-¿Pero podrían pasarse a los alimentos?

-Pueden tener restos de un montón de cosas que, seguramente, si las salimos a buscar las vamos a encontrar. Todo esto está reglamentado por el Senasa y tiene sus límites admisibles para consumo, al igual que el agua. A nivel mundial, cada país tiene sus reglamentaciones, y una, que es la que nos hace de paraguas, es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Codex Alimentarius, que podés analizar de cada producto químico, la cantidad máxima admisible en los distintos alimentos.

-¿Cómo está La Pampa en cuanto a todas estas temáticas?

-Estamos bien encaminados.

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