Quién es y qué hace el hermano de Bruera

Mariano, médico de profesión, no registra antecedentes laborales en la profesión. Nadie sabe cuál es su ingreso en blanco. En el Municipio, es el poder en las sombras. Maneja tres áreas clave, con hombres de su confianza. Figura en más de una causa judicial. Por qué es resistido en el mismo bruerismo
Multifacético, Mariano Oscar Christian Bruera, 38 años, DNI 22.312.356, uno de los hermanos del intendente platense, es el poder en las sombras de la Comuna platense. Mencionado en al menos dos pesados expedientes judiciales con trámites en los tribunales penales de la capital bonaerense, este médico que se inscribió para ejercer la profesión recién el 1º de marzo de 2008, comanda desde las fuerzas de choque del Municipio, los posibles contactos con barras y tres dependencias estratégicas, la Dirección de Contrataciones, la Dirección de Control Urbano y la de Acción Social.

Así lo testimonian diversos empleados comunales, trabajadores bajo su órbita e incluso funcionarios. También comerciantes citados por la Justicia y quien dijo ser “su mano derecha”. Este hombre luego fue detenido.

Nadie sabe de qué trabaja Mariano, porque no figura como funcionario comunal, ni siquiera como empleado. Pero se maneja por los pasillos del edificio de calle 12 como un verdadero Mesías. Muchos empleados le tienen miedo.

“A nosotros nadie nos toca. La tenemos hasta la rodilla. Compramos fiscales, jueces, periodistas”, se le habría escuchado decir, más de una vez, al hermano del intendente. Así consta en grabaciones y testimonios de personas que trabajaron con Bruera, las cuales obran en poder de La Tecla.

El textual es irreproducible, pero Mariano habla de la zona genital. Debe ser por eso, infiere alguien que lo conoce mucho, que se maneja desde la cúpula del poder sin guardar ni siquiera las formas.

Reconocido hincha de Estudiantes, a Mariano Bruera se le atribuye el comando de las patotas que agredieron a vecinos en Villa Elisa, el año pasado, cuando éstos se oponían a la apertura de la bajada de la Autopista. O también cuando destruyeron, y abrieron fuego con balas de plomo, en la sede de un incipiente gremio de taxistas, en la zona de la estación de trenes. Fue en 2009. Dichos taxistas, peones del volante, tenían una larga serie de reclamos para la Administración Bruera.

Hay pruebas casi irrefutables. Una de sus personas de máxima confianza, el hoy Director de Control Urbano, Ignacio Martínez, habla una y otra vez en nombre de Mariano Bruera.

“Esta orden la dio Mariano”, repite casi hasta el cansancio. Así obra en un expediente judicial iniciado el 16 de abril último en la Fiscalía de Delitos Complejos de La Plata, por el presunto apriete a un comerciante local, que grabó todo con una cámara oculta. Martínez, incluso, le manda más de un handy (con su radio Nextel) a Mariano durante esa cámara oculta, arriba de una camioneta similar a las que usa Control Urbano.

Martínez fue ubicado en Control Urbano por decisión de Mariano Bruera, quien no estaba de acuerdo con la labor en ese lugar de Juan Martín Malpeli. Lo corrió y puso a una de sus personas de máxima confianza. Martínez, familiar del martillero De Cano Funes, acusado por vecinos por la defraudación en la construcción de un megabarrio en 60 y 142 en Los Hornos, no era un desocupado. Estaba como Director de Personal de la Comuna. Ya en ese entonces, fue denunciado públicamente por fogonear y avalar el cobro de sobresueldos con horas extras a empleados municipales, aunque éstos nunca se enteraban.

Con Martínez en Control Urbano se incrementaron las clausuras de boliches y bares. Con temor, hay empresarios de la noche que cuentan en off sobre el pedido de coimas para funcionar. No son los únicos, también empresarios de la construcción narran hechos análogos. Algunos tuvieron que cerrar.

El único bar que prácticamente no recibió visitas de Control Urbano está ubicado en 4 y 49. A la inauguración del mismo asistió toda la familia Bruera, desde el intendente hasta su hermano Mariano. Un supuesto relacionista público, de estrecha confianza de los Bruera, figura como el encargado.

Martínez es Mariano. Lo reta en público, a veces lo maltrata y hasta le dice qué tienen que hacer. De hecho, fue quien le dio la orden de juntarse con Juan Carlos Breglia, el comerciante que había sufrido clausuras, y que tuvo la valentía de hacer la cámara oculta y presentarla a la Justicia. En la misma, Martínez dice que “el intendente le miente a todos, pero a mí no” y también que si Breglia llega a un acuerdo (por una supuesta deuda) “no te vamos a matar”. Todo está grabado, con audio e imagen, en perfecta definición. La vinculación es tan grande, que pese a esta denuncia, Martínez sigue al frente de Control Urbano.

Mariano Bruera tiene en Leonardo Salomone a su otro delfín. Este es el encargado de firmar todas las órdenes de compra, de pagarles a los proveedores y de manejar una parte importante de los más de 400 millones de presupuesto comunal. Salomone es el Director de Compras de la Comuna, también denunciado por testigos antes la Justicia, en la causa “Bracco”. Hernán Alfredo Bracco fue, según se definió públicamente, “el recaudador de los Bruera”. Estuvo preso y hoy sigue procesado. Conduce un lujoso BMW, último modelo, por las calles de la ciudad.

Bracco le daba órdenes a Salomone sobre qué tenía que hacer. De hecho, atendía en su oficina ubicada en el Palacio Comunal. Ese es el bunker de Mariano Bruera.

Mariano y Salomone almuerzan, con periodicidad, en el paquete restorán ubicado en 53 y 10, a una cuadra del Palacio Comunal. Casi todos los empleados comunales conocen de esta relación, y de cómo ambos se manejan. Salomone escucha las órdenes del hermano.

Durante la Administración Bruera han florecido proveedores de ignota trascendencia en la ciudad, con nombres análogos, empresarios desconocidos, escasa reputación en el rubro o antecedentes. Gran parte de ellos, se sospecha, son urdidos en dicha oficina municipal. Desde la provisión de alimentos hasta de insumos como chapas, ladrillos y casillas.

No es casual, entonces, que Juan Pablo Crusat, secretario de Desarrollo Social, también responda a Mariano Bruera, un verdadero pulpo, que nunca firma, pero que comprometería fondos públicos con sus decisiones. Nadie sabe cuál es el sueldo de Mariano, de qué vive.

En su informe de la Anses y de la AFIP prácticamente no registra antecedentes laborales. No tiene consultorio médico, ni atiende en ningún hospital. Casi nadie le conoce ningún paciente.

Mariano, durante la campaña de 2007 ofició como verdadera fuerza de choque en diversos barrios de la periferia. Tanto es así, que fue denunciado por golpear a manifestantes o punteros políticos de otro pensamiento político.

Hay reconocidos barras de Estudiantes, su club, que lo han ido a visitar al propio Palacio comunal. El personal que cuida el playón de estacionamiento, sobre la calle 11, todavía recuerda el entredicho con uno de ellos.

La figura de Mariano es tan controvertida, que entre el propio bruerismo, genera rechazo. También en la clase dirigente del peronismo histórico de la ciudad. “Es inmanejable”, repiten una y otra vez quienes más lo conocen.

Pese a los diversos testimonios, grabaciones que lo involucran en sede judicial, jamás fue citado a declarar en ninguna causa.

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