Rechazo a la reforma laboral abre ventana de negociación en CGT

Rechazo a la reforma laboral abre ventana de negociación en CGT

Dirigentes a priori irreconciliables como Héctor Daer y Pablo Moyano se pronunciaron ayer en contra de los proyectos de ley que mandó el Gobierno al Congreso. Este jueves, reunión clave para la medición interna de fuerzas.

El rechazo a la reforma laboral enviada por el Gobierno al Congreso unificó, al menos de forma circunstancial, a los sectores que pujan por quedarse con el control de la CGT y abrió una ventana de negociaciones que hasta ahora parecían inviables. Los tres proyectos de ley lograron durante el fin de semana largo, y en particular ayer, con la conmemoración por el Día del Trabajador, aunar a la gran mayoría de los espacios internos de la central sindical en el repudio sobre todo en el capítulo que abarata las indemnizaciones y la vuelta de las pasantías. 

Las concordancias son el dato más novedoso en la previa a la reunión del Consejo Directivo de la CGT de este jueves. El encuentro había sido organizado originalmente por los "gordos" de los grandes gremios de servicios y los "independientes" de diálogo con el Ejecutivo para continuar con su plan de hegemonizar la organización y llevarla hacia un recambio de autoridades en agosto, pero hasta la semana pasada estaba condenado al fracaso por la organización de un frente opositor con la dirigencia alineada con Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. Sin embargo, las iniciativas legislativas introdujeron un nuevo eje de análisis que promete monopolizar la reunión de mañana. 

Ayer las antinomias pasaron a un segundo plano. Primereó Pablo Moyano, hijo y lugarteniente de Hugo en el gremio de Camioneros, con un comunicado en el que objetó de plano la reforma por entender que será "el fin de muchos derechos conseguidos por los trabajadores". "Pretende quitar el aguinaldo y los extras de las indemnizaciones", sostuvo sobre el proyecto el gremialista, y agregó que apunta a que "los estudiantes, en el rango de edad de 18 a 24 años, ofrezcan su mano de obra sin salario registrado durante un año". 

En el texto Pablo Moyano manifestó el desacuerdo de Camioneros "con todas estas disposiciones que sólo poseen como objetivo principal perjudicar a la clase trabajadora" y asimiló el intento con los llevados a cabo durante las presidencias de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Sin embargo, no hizo mención directa a los "gordos" y los "independientes", sectores habitualmente negociadores y a los que en otros pronunciamientos cuestionó con dureza. 

Más tarde, Héctor Daer, triunviro de la CGT, encabezó un acto en la sede de la central junto a la expresidenta de Brasil Dilma Roussef en el que aprovechó para fijar posición y rechazar la iniciativa, en particular los capítulos que apuntan a "bajar las indemnizaciones" y otro a "hacerlas desaparecer". "En estos días nos desayunamos con un proyecto que quiere volver a bajar las indemnizaciones y otro que quiere hacer desaparecer las indemnizaciones, como si eso fuera el problema de la inversión en la Argentina. Hoy se cierran las pymes porque no pueden pagar ni la luz ni el gas", protestó Daer. 

En el entorno de los dirigentes admitieron que no se trató de una mera casualidad. Aunque expresan posiciones diametralmente opuestas y los dos tienen ambiciones de liderar la CGT saben, al igual que sus aliados, que en la actual coyuntura ningún sector está en condiciones de imponerse a otro para encabezar y moldear a su gusto la mayor central sindical de la Argentina. Ese panorama abre una disyuntiva todavía irresuelta entre avanzar con la reformulación y desembocar en una ruptura formal, acaso con la formación de no menos de dos sellos nuevos -una dinámica reiterada en las últimas décadas- o bien, mantener el statu quo y sostener con respirador artificial el triunvirato de conducción. 

La vieja fórmula de estar unidos por el espanto quedó de este modo reeditada y con plena vigencia. Entre la reforma laboral, el tarifazo habilitado por el Gobierno en los servicios públicos y la circunstancial paridad de fuerzas interna la CGT el Consejo Directivo podrá tomar un nuevo cariz y desarrollar una agenda diferente de la mera confrontación. Los negociadores más experimentados creen incluso que del encuentro puede surgir un documento crítico hacia la administración de Mauricio Macri con apoyo unánime. Destacan en esa línea como una señal las condolencias que Moyano le hizo llegar a Daer por el fallecimiento de su madre. 

La reforma laboral, de todos modos, no dista demasiado de la negociada hasta noviembre pasado entre el Ministerio de Trabajo y los equipos técnicos de la CGT. Apenas, como marcó este diario, el texto final consagra un abaratamiento mayor de las indemnizaciones al privarlas del cómputo del aguinaldo y otros beneficios extra, reduce a un año el plazo de prescripción para iniciar demandas laborales y modifica algunos consensos parciales respecto de la agencia de evaluación de tecnologías de salud (Agnet) y el relanzamiento de las pasantías. En los gremios mayoritarios no prevén que el rechazo enunciado vaya a convertirse en un plan de acción con protestas o paros. De hecho, ningún dirigente puede hoy en la CGT garantizar el eventual acatamiento de medidas de esa índole. 

Así planteado el escenario, el Consejo Directivo se pronunciará en contra de las iniciativas flexibilizadoras y quedará a la espera de una eventual convocatoria legislativa a exponer esa posición como parte del debate parlamentario. La discusión interna por el futuro de la CGT quedará reservada para espacios más sigilosos hasta fin de mes, cuando se prevé que habrá otro Consejo Directivo para recién ahí montar eventualmente el cronograma de recambio de autoridades: seguirá un llamado al Comité Central Confederal y, a continuación, a un Congreso hasta ahora pautado para el 22 de agosto.

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