En la recta final de su mandato, Arroyo juega al fleje

En la recta final de su mandato, Arroyo juega al fleje

Carlos Arroyo repite que necesita cuatro años más de gestión para completar todos los planes que tiene pendientes al frente de la Municipalidad.  No solo eso: jura que será reelecto. Los números de todas las encuestas conocidas hasta ahora hacen imaginar que el sueño de otro mandato es complejo: la gestión Arroyo alcanza un alto nivel de rechazo en los marplatenses.

 

Faltan poco más de un mes para saber si el intendente siquiera tendrá la chance de ir por la reelección y en ese tren comenzó a tomar decisiones que orillan la polémica. “Está jugando muchas bolas al fleje”, comentó un operador, que apeló a una metáfora tenística. ¿A qué se refería? En las últimas semanas surgieron varios ejemplos: Paseo Hermitage, Plaza del Agua y Playa Grande. Todos los casos, por distintos motivos, están al límite de violentar el respeto institucional.

En el caso del Paseo Hermitage, esta semana el jefe comunal dio una conferencia de prensa en la que anunció el nuevo convenio que firmó con el empresario Aldrey Iglesias. A todas luces es más beneficioso para la comuna que el anterior, que tenían un cánon desactualizado. Sin embargo, fue el tono utilizado por el intendente cuando anunció que había dictado la caducidad de la concesión de la UTF y la ratificación de que de ningún modo iba a dar marcha atrás lo que dejó un halo extraño en el ambiente.

En los otros dos casos, los beneficios para el municipio no están del todo claros. Sin embargo, el jefe comunal defiende sus propuestas y avanza en beneficios para empresarios en espacios públicos. Y en ambos casos con modalidades reñidas con la legalidad y legitimidad.

La primera propuesta fue la cesión por 15 años de la Plaza del Agua a la empresa propietaria del Espacio Clarín. En rigor, no hubo un proyecto concreto. El jefe comunal apeló a un inédito “pedido de opinión” del Ejecutivo al Concejo acerca de la forma en la que se podía concretar esa cesión a título gratuito de la plaza ubicada sobre la exclusiva calle Güemes.

La propuesta es que la empresa de Marcelo González lleve adelante en ese espacio diversas propuestas culturales y artísticas a las que los marplatenses puedan acceder de manera gratuita. Debe realizar una serie de obras por 80 millones de pesos para la puesta en valor del lugar. A cambio se le exime del pago de tasas y derechos por la explotación publicitaria.

El Concejo ni siquiera analizó el planteo. “Si el Ejecutivo quiere mandar un proyecto que lo mande y lo analizamos. Esto es la nada misma. Tiene que volver al Ejecutivo”, resolvió el cuerpo que a esta altura acumula enfrentamientos con Arroyo y su equipo.

Luego de esa decisión, Marcelo González acudió a una reunión de presidentes de bloque para hablar de su propuesta. La lógica burocrática indica que el empresario debiera presentar una iniciativa privada para que el Ejecutivo luego llame a una licitación en la que la firma tendría preferencia. Sin embargo, el propietario de Espacio Clarín dejó en claro que pretende una cesión directa por parte del Ejecutivo.

En la reunión, según pudo saber este medio, González dejó en claro que quiere sumar un aporte para Mar del Plata. Habló del desembarco de la Escuela del Teatro Colón a la ciudad y de la obra millonaria que lleva adelante en el Teatro Tronador.

 Dijo que en ninguno de los dos casos persigue un fin lucrativo. Y aclaró que en el caso de la Plaza del Agua lo impulsa el mismo fin.

Algunos concejales expresaron su apoyo a la propuesta, otros se mostraron más escépticos. Todos coincidieron que la pelota ahora la tiene el intendente y deberá ser él quien resuelva si encuentra la manera de entregarle de manera gratuita, por 15 años, una plaza en un sector privilegiado de Mar del Plata, a un empresario. Y cuáles son los recaudos que toma en el proyecto para que el altruismo finalmente se cumpla y no quede solo en compromisos dialécticos.

El caso de Playa Grande es el más actual de todos. Por estas horas, las discusiones y los cruces son evidentes. Cuando los concejales promovían que se dicte la caducidad de la UTF de la Cochera, avalados en informes del propio Emtur, Arroyo pateó el tablero y firmó un acta transaccional en la que no solo daba marcha atrás con la decisión del Concejo, sino que premiaba a la empresa Playa Azul SA: le permite ampliar los usos de explotación de la unidad turística y le abre la puerta a un nuevo boliche en el complejo.

“A ese acta transaccional después hay que encuadrarla de algún modo. Y va a tener que pasar por el Concejo. Si Arroyo elige otro camino va a terminar en la Justicia y va a terminar mal”, dijo un edil involucrado en la discusión, que además aportó una mirada más integral del tema: “Además se ve la doble vara: al Hermitage que no tenía ninguna infracción le dicta la caducidad y a esta gente que ya tenía varias y estaba lista para que le quiten la concesión, la premia”.

La polémica sumó este miércoles un nuevo capítulo, cuando la Comisión de Turismo se reunió con el Consejo Directivo del Emtur. Allí, las autoridades del ente de turismo ratificaron las decisiones que habían adoptado contra la concesionaria de la UTF por los incumplimientos e informaron que le devolvieron el acta transaccional al Ejecutivo para que aclare algunos puntos.

“El intendente Arroyo se comprometió a no permitir un boliche”, aclaró la presidenta del ente Gabriela Magnoler. Otra vez, la palabra no está ratificada en los papeles: el acta que rubricó el jefe comunal le abre la puerta a un nuevo boliche.

La decisión del jefe comunal también generó alarma en muchos representantes del sector privado. “Avanzar con esto significaría un cambio de reglas abismal. Admitir usos que no se permitían y desoír las sanciones e informes de los mismos funcionarios del Ejecutivo”, plantearon.

Los empresarios que se quedaron con la concesión en 2012 debían realizar una inversión millonaria en un plazo de cuatro años para reacondicionar el lugar y convertirlo en un estacionamiento para el complejo que podía tener algunos locales comerciales. Los empresarios rápidamente advirtieron que el lugar tenía condiciones para convertirlo en un boliche, pero el pliego no daba esa posibilidad.

Buscaron el artilugio para avanzar con su idea, pero no avanzaron con las obras ni la puesta en valor. El Emtur les prorrogó los plazos de obra y tampoco cumplieron, lo que les valió dos infracciones. Hoy por hoy allí ya debiera haber entre otras cosas, dos ascensores vidriados panorámicos. Eso abre la puerta para la tercera sanción que incluye dictar la caducidad.

Con el Concejo en contra, la empresa presentó una nota en las últimas horas para dar a conocer su postura y explicar las ventajas del proyecto. Los tiempos políticos no parecen acordes para que esto avance. “Arroyo sueña si cree que eso puede salir”, dijo un opositor. Y cerró: “Tanto como sueña con su reelección”.

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