La reforma laboral, el sueño eterno de las patronales

La reforma laboral, el sueño eterno de las patronales

El exministro de Economía, Roberto Lavagna presentó un programa de crecimiento que incluye mayor flexibilización laboral. Una vez más aparece esa exigencia de los empresarios con el argumento que aumentaría el empleo. ¿Es así?

 

Esta semana el tema del empleo volvió a flotar en el aire. Roberto Lavagna, exministro de Economía, presentó un plan llamado “Pilares de un programa de crecimiento con inclusión” que incluye entre sus puntos la importancia de crear empleo privado y para ello sugiere una reforma laboral.

Lavagna propone un “nuevo sistema” para los trabajadores registrados que “responda a los cambios educativos, tecnológicos y productivos del siglo actual”. ¿Qué significa que respondan al siglo actual? ¿Nuevas leyes laborales?

Además, el economista propone un “método rápido” para incluir a los desocupados, subempleados, que sería implementar “el sistema que rige en la industria de la Construcción (Libreta de Trabajo, que supone aportes a un fondo de desempleo)”.

En la Construcción existe un fondo de desempleo donde el empleador deposita un porcentaje del salario por mes y sustituye la indemnización, es decir que las patronales podrían disponer la cesantía sin pagar costo alguno realizando un aporte mensual que será recibido por el trabajador una vez que se interrumpa la relación laboral. Trabajadores de la construcción explican que perciben alrededor de un 40 % de lo que correspondería si estuvieran por Ley de Contrato de Trabajo.

La “sugerencia” de Lavagna no es nueva, el Gobierno de Macri en su proyecto de reforma laboral también incluyó la creación del Fondo de Cese Laboral. Contrarreforma laboral que tuvo que archivar luego de las movilizaciones contra la reforma previsional de 2017.

El plan del economista no sorprende, es el reclamo constante de las patronales que volvieron a emerger con el debate de la ley de teletrabajo y que de manera más visceral lo expresó Mario Pergolini. También es uno de los requisitos que, seguramente, pedirá el FMI para negociar un nuevo acuerdo.

Por su parte, el ministro de Desarrollo, Matías Kulfas, en diálogo con radio Continental sostuvo que "no tenemos ninguna intención de impulsar una reforma laboral en términos agregados, por supuesto que las relaciones laborales y cómo mejorar la productividad es algo que se pueda discutir”. Reforma laboral no, pero sí se discutirán las relaciones laborales y la productividad. ¿Cómo mejorará la productividad? ¿Se intensificarán las jornadas laborales?

¿Creación de empleo?

El argumento que se suele repetir para justificar las reformas laborales es que permitirían la creación de empleo.

Juan Pablo Bohoslavsky, Doctor en Derecho y “Experto Independiente en Deuda Externa y Derechos humanos de la ONU, señaló en el artículo “¿En qué país dio resultado el ajuste laboral?” que más de 130 países decidieron o está en sus planes aplicar reformas políticas y normas laborales, reformas que incluyen reducción de salarios, facilitar despidos, cambios en los sistemas de negociación colectiva, entre otros.

Bohoslavsky explica que “son muchos los casos en que tales reformas han contribuido a un aumento de la desigualdad y la precarización e informalización del empleo, fomentado la discriminación en el mercado de trabajo contra mujeres, jóvenes, mayores y otras personas pertenecientes a grupos sociales marginados, y ocasionado la reducción de la protección social de los trabajadores”.

Por ejemplo, el Doctor en Derecho destaca que “en Grecia y Portugal, la aplicación de las reformas de la legislación laboral coincidió con un drástico aumento del desempleo y un incremento considerable del número de contratos laborales precarios”.

En Argentina se conoce las consecuencias de la reforma laboral de los 90, una década que dejó un incremento de la desocupación y la precarización laboral. Clara Marticorena en el documento “Precariedad laboral y caída salarial. El mercado de trabajo en la Argentina post convertibilidad” señaló que “las modificaciones sobre la legislación laboral tendieron a reducir el costo laboral no salarial, aumentar la previsibilidad del costo laboral, flexibilizar la distribución del tiempo de trabajo y descentralizar la negociación colectiva”.

Marticorena explica que “un primer elemento que sin duda abonó a la fragmentación de la clase trabajadora estuvo dado por el significativo aumento de la desocupación abierta y de la subocupación horaria. La intensificación del trabajo y la precarización de las condiciones laborales, fueron elementos que contribuyeron a la consolidación de un extendido ejército de reserva”.

Reforma antiobrera

Una nueva reforma laboral implicará un mayor deterioro de las condiciones de la clase trabajadora. Esteban Mercatante en el libro La economía argentina en su laberinto muestra que durante los años siguientes a las reformas flexibilizadoras del menemismo, los trabajadores perdieron su participación en el ingreso. Entre 1993 y 1997, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se desplomó de 42,5 % a 35 %, una caída de 7,5 puntos.

La contracara fue un incremento de la participación de las ganancias en el ingreso nacional, que para las 500 más grandes empresas, en este mismo período los salarios promedios que pagaron descendieron, en relación a sus ganancias, un 40 %. Uno de los motivos corresponde al aumento de la explotación de la fuerza de trabajo gracias a la flexibilización laboral. Esta es la intención de las patronales, más explotación.

En Argentina la precarización laboral es significativa. Según una estimación de Rosana Martínez y Liz Carpinetti, en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, al tercer trimestre de 2019 se registraba un 49,9 % de trabajadores en condiciones de precarización extrema (sin aportes jubilatorios, obra social, riesgos del trabajo, con contratos a término, como monotributistas o con bajos ingresos menores al salario mínimo).

El empleo no registrado en 1985 rondaba el 25,9 % y en la actualidad es de 35,7 %. Durante el kirchnerismo, a pesar de los años de gran crecimiento económico el empleo no registrado se mantuvo en niveles elevados. Al comienzo de la época de la posconvertibilidad más del 40 % de los asalariados tenía un empleo sin aportes sociales y en el transcurso del período se redujo ese porcentaje, pero siguió en un 34 %.

No son casuales los niveles altos de empleo no registrado y precarización laboral. La precarización es un elemento fundamental para el sostenimiento de la Argentina capitalista dependiente, que está obligada a compensar sus debilidades productivas cargando los costos sobre el pueblo trabajador.

El rol que juega la precarización laboral es dividir las fuerzas de la clase trabajadora y dificultar la posibilidad de obtener mejoras en la disputa con el capital por el reparto del ingreso.

En épocas de crisis como la actual las patronales buscan avanzar sobre las conquistas de los trabajadores con más flexibilización laboral, despidos, y esto es lo que está en disputa. Los empresarios ya tienen su salida a la crisis, los trabajadores tenemos que debatir la nuestra.

 

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