“Una respuesta necesaria a SADOP”

“Una respuesta necesaria a SADOP”

Un grupo de padres del Colegio San Cayetano envió una nota a EL TIEMPO con el objetivo de responder a los conceptos vertidos desde el Sindicato Argentino de Docentes Privados en una carta publicada en la edición del pasado lunes de este diario. El texto es el que a continuación se transcribe.

Dada la publicidad que han tenido los acontecimientos ocurridos en el Colegio San Cayetano nos vemos en la obligación de responder a la carta abierta, publicada el día 5 de diciembre de 2016  por el diario EL TIEMPO, firmada por la comisión de SADOP, y dirigida a la comunidad educativa del colegio. Como padres que no formamos la “Asociación de Padres”, es decir, que no somos la “entidad propietaria” (y por tanto no tenemos los mismos derechos ni responsabilidades de quienes sí la forman) pero que conformamos la comunidad educativa, según lo tipifica el Reglamento de Escuelas Primarias de la provincia, la carta se dirige a nosotros también.

“Reflexionar sobre algunos dichos de la carta”

En principio, cabría aclarar algunas percepciones que se sostienen desde la comisión directiva de SADOP y que posiblemente confundan a los lectores.  Y también reflexionar sobre algunos dichos de la carta que ambiguamente hacen suponer una función del gremio que no entenderíamos del todo. Sin duda estamos de acuerdo con muchas afirmaciones de la misma, pero la falta de precisión, enturbia su alcance y el lector puede pensar que se le atribuyen responsabilidades a unos actores que no podrían tenerla o que se le quitan a otros que en realidad sí la tendrían.

Es esperable que esta falta de precisión sea un defecto de escritura y no una estrategia, porque en ese caso habría que indagar la finalidad de la misma.  No hay que olvidar, sin embargo, que es sólo un fragmento lo que se publicó y al no tener la carta completa quizá entendamos mal aquello que fue bien expuesto.

El primero: San Cayetano NO es un colegio confesional. Al margen esto, la descripción de las relaciones laborales que se hacen en el párrafo publicado es probable que tengan asidero en la realidad y se deban, no tanto a su carácter religioso o no, sino a una  problemática típica de la educación privada, que distorsionaría el ejercicio pleno de los derechos laborales.

Por otra parte, si SADOP estuvo observando la Web del colegio, como lo manifiesta en la carta, verá que no aparece en ninguna parte una referencia a la religiosidad, salvo en la nómina de docentes, donde se mencionan dos personas que brindan la catequesis. Sin embargo, se hace referencia en dicha página, entre los objetivos y ejes transversales, a la diversidad y la tolerancia, al trato amable y otras habilidades sociales que, sabemos, brillaron por su ausencia.

Segundo: la pregunta por los nombres que faltan es de muy simple respuesta y SADOP, de acuerdo a la argumentación que hace en la carta -para otros fines-, ya la conoce. Como padres, no tenemos  testimonio de que otros docentes hayan incurrido en los maltratos en que sí  incurrió una docente y  los que consintió la directora de la institución. Se verá más adelante, si alguien se decide a tomar alguna medida, si hay otros agentes implicados.

“La brutal contradicción entre lo dicho y lo hecho

Entendemos que en ninguna institución dos personas actúan arbitrariamente sin que otras lleguen a enterarse, en especial, quienes están por encima en jerarquía. Entonces, no es que los valores se diluyen por ponerle nombre y apellido al conflicto, como astutamente se expone en la carta, como si la solidaridad consistiera en hacer caso omiso de las injusticias o pudiera ser confundida con la indolencia o el encubrimiento, sino que existen al menos dos personas que trabajaron decididamente en contra de esos valores, que, por otra parte, para las normas educativas provinciales, tienen un peso importante.

La “brutal contradicción entre lo dicho y lo hecho” no pasa por el derecho a réplica, derecho que hasta donde sabemos a nadie le fue negado, pero del que tampoco nadie quiso hacer uso, manteniendo un prudente silencio. Por momentos, parece claro que esta crítica de la carta está dirigida a los docentes del colegio y no a los padres, pero la referencia vaga e imprecisa a la comunidad educativa, permite confundir las cosas.

Otro tanto ocurre con la “Trama vincular compleja”. Como padres no tenemos noticias sobre pugna de poderes y divisiones internas. Podemos suponer que si las directivas se oponen a las prescripciones curriculares actuales surgirá algún conflicto. Si eso lleva a una división interna (lo cual sería bastante lógico), es asunto que tendrían que dirimir la escuela, las inspectoras jurisdiccionales, los directivos, los representantes legales, etc. Como padres nos restaría pedir explicaciones y, si no las hubiere y las condiciones lo ameritaren, exigir coherencia, recurrir a Dipregep o en última instancia a la justicia ordinaria.

“Ahora empezamos a desconfiar de SADOP”

Todas las preguntas de carácter pedagógico institucional que se hace SADOP (quizá debería estar más informado el gremio, salvo que esa función no le quepa), también nos las hacemos nosotros como padres. También estamos de acuerdo en que todo conflicto es una oportunidad, y que puede refundarse el proyecto educativo, y que deben sincerarse las posturas. Pero vale una aclaración indispensable: si esas posturas son contrarias a la Ley de Educación y a las prescripciones vigentes, no hay nada que hacer, son inviables. En esto, no vale privado o público.

Sobre la Asamblea de Padres. Ahora empezamos a desconfiar de SADOP.  Celebran una instancia democrática pero  siempre y cuando en ella se decida lo que SADOP pretende que se decida; cualquier otra postura sería un tribunal “al estilo de la Inquisición”. La mención de esta nefasta institución medieval y, posteriormente de la Contrarreforma, es inquietante, por la irresponsabilidad que comporta. ¿Sabe la comisión de SADOP cómo eran los tribunales de la Inquisición? ¿A cuál Inquisición hacen referencia? ¿A la católica -española, portuguesa, francesa o romana? ¿A la protestante? ¿Sabe de las torturas, de los autos de fe, de las hogueras y los más de 70 juicios a animales? Los dos a Galileo y el de Juana de Arco deben conocerlos; hasta nos animamos a pensar que conocen Juan Huss y también el origen de la palabra defenestrar. Seguramente lo saben y es solo un golpe de efecto para el lector, un golpe que al lector le hará sentir que está en presencia de la  arbitrariedad, del capricho, y en última instancia, de la injusticia, un golpe de efecto que le hará pensar al lector en una horda de bárbaros, analfabetos y exaltados que juzgan histéricamente, y le recuerdan las cazas de brujas o macartismo, si las cosas no resultan como SADOP ya decidió que resulten. Y si no lo saben, bueno, habría que buscar a alguien más responsable para escribir cartas abiertas.

Para rematar este golpe de efecto, lo vinculan con el judicialización de los medios de comunicación. El esquema es este: padres en medios de comunicación=tribunal de la inquisición=acusación injustificada e irracional. No obstante, al mismo tiempo no tienen empacho en utilizar un medio de comunicación para expedirse sumariamente sobre un caso,  determinar sin ninguna investigación ni prueba que esté a la vista, y dictar sentencia sobre un despido que todavía no tuvo lugar, y que, por la celeridad de las partes intervinientes, parece bastante lejano. (Esto, como se ve, no tiene nada que ver con la “presunción de inocencia”. SADOP no se anda con presunciones y publica los resultados de su juicio.) No conforme con esto, invitan en el mismo párrafo a que todos los padres, abandonando su indiferencia, concurran a la asamblea con esa idea, so pena de que nuestros hijos aprendan de nuestro comportamiento. Este punto es álgido: como padres, nada tenemos más claro, y por tal razón no sabrán nunca defender sus derechos si no les mostramos que puede hacerse y cómo lo hacemos nosotros. Y agregamos que si esa defensa tuviera un costo (de cualquier tipo), habrá que afrontarlo, o, sino, pensar seriamente y sinceramente  qué precio tienen para cada uno la integridad y los derechos de nuestros hijos e hijas.

“La necesidad ética de priorizar a nuestros hijos e hijas”

Todos hemos visto los últimos años cómo denuncias y testimonios que aparecen en los medios nunca llegan a la justicia o, en los casos que han llegado, los testimonios y denuncias se retractan, se contradicen, se esfuman. No es este el caso. Como padres recurrimos a la escuela primero, a las inspectoras y a los medios, para que aquella información que no nos había llegado hasta una fecha precisa, pueda ser asequible a los demás padres, cuyos hijos deben ser defendidos como propios por nosotros (pero primero por la escuela, claro).

Es muy probable que estemos más de acuerdo con esta carta de SADOP de lo que parece a primera vista. Salvo que más allá de las funciones que se atribuye el gremio (o que le concede la ley), nuestra única preocupación es la integridad de nuestros hijos dentro de una institución que tiene el deber de hacerla valer ante todo.

“Causales de despido” es una expresión legal y administrativa que poco nos interesa en esta instancia frente a la necesidad ética de priorizar a nuestros hijos e hijas. De ella se ocuparán las partes que a ello se dedican, no nosotros.

Es difícil entrever las finalidades de esta carta abierta. Lo explícito, lo que está a la vista del menos agudo  de los lectores: influir en la asamblea de padres. Si esa es función de un gremio, no lo sabemos.

Grupo de padres y madres del Colegio San Cayetano por los derechos de los niños

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