La UOM sabe que lo peor todavía está por venir a su sector

La UOM sabe que lo peor todavía está por venir a su sector

El reclamo que se instaló en las calles

 

"Yo quisiera que todos mis trabajadores paguen Ganancias", ironizaba el jefe de la UOM Antonio Caló cuando otros sindicatos primos lejanos hacían paros generales contra el impuesto al sueldo. Aquellas palabras también se fundamentaban con "cuidar el empleo, cada puesto de trabajo". El jefe metalúrgico y su plana mayor de la UOM lamentan haber acertado la percepción de que el modelo económico de Cambiemos no guardaba sectores al menos "populares" para la metalurgia.

Despidos a granel, con base en 8.000 cesantías y suspensiones por 14.000, en cifra que se incrementa a diario por el "goteo de despidos", que se aprecia en la siderurgia y otras ramas de la actividad, terminan de definir que la UOM está pasando del desencanto a ciertos tonos de desesperación.

Demás está decir que sectores empresarios le pasan factura al sindicato por algunos logros que consideran insostenibles, no se trata de lujos, hablamos de paritarias.

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