Scioli parte a Brasil con una misión de Alberto F: lograr aceptación para licencias no automáticas y frenar baja del arancel común

Scioli parte a Brasil con una misión de Alberto F: lograr aceptación para licencias no automáticas y frenar baja del arancel común

El ex gobernador será oficializado como nuevo embajador. Cuál es su postura frente a los temas que deberá encarar con el país vecino.

 

Por Juan Diego Wasilevsky.

El 31 de enero arrancará oficialmente una nueva era en la relación con el principal socio comercial de la Argentina.

Luego de la fuerte tensión diplomática que se generó a lo largo de la transición política en el país, con un Jair Bolsonaro y varios de sus funcionarios de primera línea lanzando munición gruesa por los resultados de los comicios locales y con un Alberto Fernández enviando mensajes políticos de alto impacto (como cuando se reunió con Lula), arrancará de manera oficial la nueva relación bilateral.

Es que, a fines de enero, viajará a Brasilia el canciller argentino, Felipe Solá, y Daniel Scioli, designado como el nuevo embajador, tendrá un rol protagónico durante esa gira.

La embajada en Brasilia es un cargo de altísima importancia en el plano político y comercial, y que requerirá por parte de Scioli de mucha cintura política.

Es que la diplomacia necesariamente recobrará un protagonismo que hace tiempo no tiene: la embajada argentina en Brasilia no cuenta con un representante de alto nivel luego de la renuncia de Carlos Magariños, en mayo del año pasado. Y hay una larga lista de asuntos por discutir.

Según advierten los propios empresarios, serán más los temas de la agenda bilateral que se resolverán a nivel de ministerios que los que se vayan a discutir entre Fernández y Bolsonaro.

Y en ese desafío, Scioli tendrá un rol definitivamente central, dado que la agenda de temas económicos, políticos y comerciales que deberá discutir la Argentina con Brasil no es para nada sencilla. Por el contrario, la agenda es ambiciosa y tiene varios tópicos que, sin muñeca diplomática, podrían servir como disparador de un conflicto bilateral.

"La verdad es que lo vi muy empapado en todos los temas. Se preparó mucho y lo sigue haciendo", asegura una fuente que tiene línea directa con el exgobernador bonaerense y excandidato a la Presidencia, con quien pudo hablar sobre los lineamientos que marcarán su gestión como nuevo embajador.

De hecho, Scioli viajó a mediados de diciembre al país vecino, donde se pudo reunir con el vicepresidente Hamilton Mourao y hasta se ocupó de visitar la embajada que ocupará en breve.

Antes de ese viaje, el exgobernador había recibido el apoyo de Fernández: "Si nos respetamos, convivir es más fácil. Transmitan al presidente Jair Bolsonaro mi respeto y valoración para trabajar juntos. Mi primer gesto con Brasil es enviar como embajador a alguien muy valorado por mí".

"Su función va a ser generar un punto de contacto sólido, por un andarivel paralelo al de la relación entre Bolsonaro y Alberto. Las dos Cancillerías y las embajadas van a recobrar el rol protagónico", anticipa la fuente en diálogo con iProfesional bajo estricto off the record.

"Que Bolsonaro le pegue un llamado a Alberto y solucionen los problemas que surjan es algo que difícilmente vaya a suceder. Hay que olvidarse de la postal de los dos presidentes sonriendo y estrechándose la mano", indica, para luego aclarar que "la función de la diplomacia será resguardar a los dos mandatarios, llevando los temas más ríspidos sin tratar de agitar las aguas. Va a ser una manera de resguardarlos y de evitar que todo derive en una crisis política".

La agenda con la que llega a Brasil

Los temas que deberá negociar Scioli, junto con Solá, están vinculados con cuestiones que dejó abiertas la gestión macrista. También hay otros que responden a los objetivos que se trazó el propio Fernández.

Hay dos de ellos que son especialmente álgidos: la renegociación del Mercosur y la baja del Arancel Externo Común (ACE), con la que quiere avanzar el gobierno de Bolsonaro.

Sobre este último punto, la fuente indicó a este medio que "Scioli no está de acuerdo para nada en aceptar la reducción que plantean los brasileños".

Sucede que el AEC es la "malla protectora" con la que cuentan las industrias ubicadas dentro del bloque para hacer frente a la competencia importada. Esos aranceles, con un tope del 35%, están en línea con lo que permite la Organización Mundial del Comercio y, en el caso del Mercosur, son los propios países miembro los que deben llegar a un acuerdo sobre las alícuotas.

El problema surgió cuando Bolsonaro, queriendo apurarse a la llegada de Fernández, anticipó una cumbre y buscó firmar con Macri una reducción del AEC, algo que no pudo prosperar.

"Brasil propone pasar del 35% al 12% para el caso de autos y productos sensibles. Es decir que todo lo que llegue de afuera del bloque se beneficiaría con menos tributos. Pero Scioli ya le anticipó a empresarios, al menos informalmente, que no va a aceptar de ninguna manera esa reducción", afirma la fuente.

"Diría que el tema del arancel externo del Mercosur está al tope de sus preocupaciones y es el tema al que más foco le va a poner al momento de sentarse a negociar", agrega quien tuvo una charla profunda sobre esta y otras problemáticas con el exgobernador.

El segundo punto de la agenda -que será vital y anticipa rispideces- tiene que ver con el futuro del acuerdo Mercosur-Unión Europea. Ese mismo pacto fue firmado por el anterior gobierno y valieron las lágrimas del entonces canciller Jorge Faurie en el recordado mensaje de Whatsapp que le envió a Macri.

Los tiempos avanzan lentamente pero sin pausa: según Alejandro Perotti, profesor de la Universidad Austral y miembro del estudio jurídico Alais & Torres Brizuela, tras el proceso que demande avanzar la redacción final del acuerdo, vendrá una segunda etapa, que consistirá en traducir el tratado a los 24 idiomas de los países que forman parte de la UE y a las otras dos lenguas correspondientes al Mercosur.

Una vez superada esa fase, el acuerdo debería ser firmado por los presidentes de todos los países. Y, en el caso del Mercosur, tras esa rúbrica, el Ejecutivo deberá enviar el proyecto de ley para que sea aprobado por el Congreso.

Sin embargo, Scioli, junto con Solá, seguramente se plantarán ante sus pares brasileños. "El futuro embajador quiere reabrir la negociación. Incluso, comentó que tras realizar interconsultas con diferentes cámaras empresarias encontraron errores en el acuerdo que perjudican a la Argentina, principalmente en temas vinculados con las normas de origen y que habilitaría a que productos asiáticos, con mínimos cambios, puedan entrar sin aranceles", señala la fuente.

"Scioli está al tanto de lo que se firmó. Y su visión es que hay que revisarlo junto con los sectores empresarios que se van a ver afectados. Su intención es que se organicen rondas de consultas con cámaras para ayudar a depurar lo que está bien de lo que está mal en ese pacto", agrega.

Será una ardua tarea para la diplomacia de ambos países, teniendo en cuenta que el propio Bolsonaro anunció que Brasil abandonaría el bloque si no prosperaba la firma del TLC con los europeos.

El tercer punto está vinculado con la administración del comercio, más precisamente con el uso que el Gobierno de Alberto Fernández haga de las Licencias No Automáticas (LNA), la herramienta que fue reflotada luego de que la gestión macrista las haya dejado virtualmente desactivadas.

Las LNA consisten en un procedimiento administrativo por el cual se requiere de la presentación de una solicitud como una condición previa para efectuar la importación de la mercadería alcanzada.

La cartera encargada de monitorearlas, en la práctica y según la OMC, dispone de hasta 60 días para autorizar dicho pedido y otorgar la licencia, si no se registra ningún problema -como puede ser que el producto ingrese a precio de dumping-.

"Las LNA ya comenzaron a correr, incluyendo los pedidos para importar productos brasileños. Scioli la tiene muy clara y sabe que si se llega a atrasar un día más del que permite la OMC, la cosa se va a poner pesada. Los brasileños están esperando que se pare un solo contenedor para salir a protestar. Ahí el embajador va a tener un rol muy importante para calmar las aguas, en caso de haber alguna queja", apunta la fuente.

Incrementar el comercio

Uno de los objetivos de la gestión de Scioli, en línea con lo que pidió Alberto Fernández, será robustecer las exportaciones.

Cabe destacar que la balanza comercial bilateral acumuló un superávit de u$s1.020 millones en 2019, más que revirtiendo el déficit de casi u$s4.000 millones alcanzado en 2018, según Ecolatina.

"Si consideramos que fue el primer saldo positivo con nuestro principal socio comercial desde 2003, las mejoras estadísticas se tornan aún más interesantes. Ahora bien, no todos los aspectos son favorables. Por caso, esta recuperación obedeció al desplome importador (-36%), ya que los envíos al país vecino se redujeron en 4,5%", agrega un informe de la consultora.

"Scioli usó casi las mismas palabras de Alberto. Dijo que su embajada tiene que ser una plataforma que le de impulso al comercio exterior", confía la fuente.

Según Fundación Mediterránea, el país vecino como mercado tiene una participación de 19% sobre el total de exportaciones argentinas, con alto impacto sobre la economía nacional y, particularmente, sobre provincias como Buenos Aires, Córdoba, Río Negro y Mendoza

En diálogo con iProfesional, Gustavo Segré, CEO de Center Group, coincide en señalar que "Scioli va a poner mucho foco en aumentar las exportaciones y en recuperar mercados".

"En el año 2000, las empresas argentinas tenían una participación del 12,25% sobre el total importado por Brasil. Hoy tenemos apenas el 5,13%, así que hay mucho trabajo por delante", agrega el experto.

Segré aclara que no comparte la visión ideológica y económica de la administración de Fernández, pero no duda al afirmar: "Scioli me entusiasma como embajador".

"Tiene un enfoque práctico y le pongo muchas fichas como embajador; creo que tiene lo necesario para unir a dos países como Argentina y Brasil. Pueden ser como Boca y River, pero hay una relación comercial muy importante y hay muchas cosas por negociar", recalca el experto.

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