Un sector que no es prioridad

Un sector que no es prioridad

El presupuesto que reciben el Ministerio de Ciencia y Técnica, el Conicet, la CNEA, el INTI, el INTA y la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud viene cayendo en términos reales desde diciembre de 2015.

 

El presupuesto 2018 prevé destinar a ciencia y técnica un total de 35.490 millones de pesos, lo que representa un aumento de 13,3 por ciento, por debajo de la inflación de 15,7 por ciento proyectada por el gobierno. En términos reales, el recorte será de más de dos puntos, los cuales se suman al ajuste que se viene aplicando en el sector desde la asunción de Mauricio Macri. En 2016 el presupuesto del área creció 29 por ciento, diez puntos por debajo de la inflación, y este año terminaría con un avance del 22 por ciento, también por debajo de la suba de precios. De este modo, desde diciembre de 2015 el recorte en términos reales se ubica en torno al 15 por ciento. En ese escenario de freno por parte del Estado al impulso al sistema científico, el ajuste viene por el lado de la falta de insumos y retaceo en el financiamiento para proyectos, mientras se sostiene a grandes rasgos el gasto de salarios y becas, aunque sin la tendencia de crecimiento que se venía registrando bajo la gestión anterior. En consecuencia, especialistas advierten que este esquema podría dar pie en el mediano plazo a poner en cuestión la propia viabilidad de una serie de organismos que componen el sistema científico.

  La función ciencia y técnica del Presupuesto involucra el financiamiento del Conicet, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el INTA, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT), el INTI y la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis). A pesar de su relevancia estratégica, el peso presupuestario es modesto: insume el 1,4 por ciento del gasto primario. “El incremento presupuestario para la función Ciencia y Técnica contemplada para el año que viene es de un 13,3 por ciento, frente a una inflación estimada por el oficialismo, de forma muy optimista, en 15,7 por ciento. Por lo tanto, desde el vamos el Gobierno anuncia un recorte de más de dos puntos en términos reales en el presupuesto.

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El Ministerio de Ciencia y Tecnología tiene una suba presupuestaria del 17,9 por ciento, por encima de la inflación, ya que las 500 nuevas plazas de becarios en el Conicet, de las 1000 originalmente previstas, obligan a incrementar la masa salarial. Pero la mejora del gasto operativo del organismo es casi insignificante. Es decir, pagan salarios y becas pero generan una asfixia en lo que es proyectos y gastos de los centros e institutos. La impresión es que el sistema científico está congelado”, explicó a PáginaI12 Roberto Salvarezza, ex titular del Conicet y candidato a diputado de Unidad Ciudadana.

  “La compra al exterior de drones y equipos de control de frontera en lugar de aprovechar el desarrollo que se venía haciendo en el país en esa materia, la adquisición al FBI del software para el banco genético de violadores desplazando a la Fundación Sadosky y la falta de oportunidades a las empresas nacionales en las licitaciones de energía eólica son algunos ejemplos de la falta de interés en el sistema científico nacional por parte del Gobierno”, advierte Fernando Peirano, investigador de la Universidad de Quilmes. El economista asegura que “en un escenario muy favorable, hay una pérdida de un 22 por ciento en términos reales en el presupuesto para el sector en relación a 2015”. Peirano aclara que “el presupuesto del Conicet es prácticamente el mismo en términos reales que en 2015 porque la mayor parte se destina a sueldos. Sin embargo, hay un ajuste en el gasto de funcionamiento, además del conocido recorte del 50 por ciento en los ingresos a la carrera de investigador. El sistema respira pero no se puede mover. Y es preocupante leer que ahora el Gobierno parece incluir al Ministerio de Ciencia en la lista de los organismos prescindibles”.

  La ejecución presupuestaria de 2017 también refleja la falta de prioridad del sector científico para el Gobierno. En primer lugar, el presupuesto ejecutado asciende en promedio al 73 por ciento, muy por encima del capítulo de Ciencia y Técnica, que cuenta con un nivel de ejecución del 57,6 por ciento. El grado de ejecución es más alto en los organismos donde los salarios tienen mayor peso, como el Conicet (68,1 por ciento) y el MinCyT (63 por ciento), aunque también están por debajo del promedio de “servicios sociales”, en donde se incluye Salud, Asistencia Social, Educación y Cultura, Trabajo y Vivienda. Los organismos del sector científico de menor grado de ejecución son la CNEA (54,9 por ciento) y el INTI (53,4 por ciento). Para Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, “en el conjunto, se calcula una pérdida de poder adquisitivo en el presupuesto para ciencia y técnica es del orden del 15 por ciento”. Resalta el caso del desfinanciamiento del programa de Medicina Nuclear de la CNEA, cuyo grado de ejecución presupuestaria en nueve meses de 2017 es de apenas el 25,8 por ciento.

  El Conicet es el principal organismo del sistema. Si bien el Gobierno no aplica una política de recorte del organismo, frenó la tendencia de crecimiento. El plan que regía bajo el gobierno anterior consistía en una suba tendencial del tamaño del Conicet en un 10 por ciento de la cantidad de investigadores por año. El objetivo era llegar a contar con un rango de 4,6 a 5 investigadores desde los 3 por mil habitantes económicamente activos que existen en la actualidad. Ese 3 por mil es una buena marca en el contexto de América latina pero está lejos de los números de los países desarrollados. En Australia, país que el gobierno toma como modelo, hay 9 investigadores cada mil habitantes, mientras que en Israel hay 12 cada mil. En 2003, Argentina tenía apenas 1,4 investigadores cada mil personas de la PEA.

  Los países desarrollados se caracterizan por hacer un esfuerzo muy grande en la inversión en el sistema universitario y científico. Para la Argentina, pasar de los 3 por mil a los 4,6 investigadores por mil habitantes de la población económicamente activa implica la creación de 20 mil cargos de dedicación exclusiva hasta el 2020. Son profesores universitarios, becarios y técnicos. “Ahora, en cambio, estamos discutiendo si entran 500 personas o no al Conicet. El desacople es enorme”, agrega Salvarezza.

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