Era señalado como un gremio modelo, ahora lo investiga la Justicia

Era señalado como un gremio modelo, ahora lo investiga la Justicia

Así como apeló al caso petrolero de Vaca Muerta para escenificar convenios por productividad, el Gobierno encontró en el sindicato lechero el modelo ideal para exhibir acuerdos para bajar costos laborales y flexibilizar un convenio colectivo. Sin embargo, el gremio quedó en el foco de una investigación judicial que afectó su protagonismo.

 

Héctor Luis Ponce es el jefe de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) desde 2002. Construyó un imperio propio en Sunchales, su lugar de origen. Pero el 28 de febrero la rutina de la localidad santafecina se alteró ante un gran operativo de la Policía Federal, que allanó 18 sitios, entre ellos, diferentes sedes del gremio, en busca de documentación sobre Ponce y su entorno. Desde ese día se echaron a rodar versiones sobre una posible intervención de Atilra, que jamás se concretó. Y que no ocurrirá en el corto plazo.

A partir de una denuncia anónima, el fiscal Eduardo Taiano fue el impulsor de la causa. Recibió una denuncia "en un sobre sin remitente", en la que se detallaban numerosas irregularidades de Ponce y su entorno. Taiano y el juez federal Luis Rodríguez avalaron los operativos del 28 de febrero, aunque luego el caso no avanzó más. No hay imputación ni requerimiento de indagatoria.

A partir de informes de la Unidad de Información Financiera (UIF), que depende del Ministerio de Finanzas, la Justicia sigue las huellas y los movimientos financieros de Ponce y su entorno. Entre numerosas operaciones millonarias, se detectó un plazo fijo a nombre de su hija por 4.599.704 dólares y gastos de hasta 920.051 pesos con la tarjeta corporativa del gremio o de la obra social, además del cotejo de las declaraciones juradas, en las que se desnuda su impactante crecimiento patrimonial. Y se precisan viajes "particulares" a Uruguay, Panamá y Estados Unidos en el mismo mes (octubre) durante cinco años consecutivos (entre 2012 y 2016).

Entre los allanamientos, además, se encontró documentación sobre propiedades y empresas, una de ellas dedicada a la reparación de aviones, por lo que el fiscal requirió al juez una segunda etapa de operativos, con entrecruzamiento de datos y sociedades, y la búsqueda de "cajas de seguridad bajo techo o a la intemperie". Esta segunda fase no se concretó.

Desde Atilra, sin embargo, relativizaron el caso y calificaron de "ilegales" los allanamientos. Identificaron al denunciante como Mario Raúl Bertoia, un exauditor médico del gremio, y lo denunciaron por falso testimonio. La denuncia está en el Juzgado Federal N° 3, de Daniel Rafecas.

"Ponce no tiene nada que ver. Lo del plazo fijo de la hija es en pesos y no en dólares. Está todo justificado y no hay nada irregular. Cuando la policía allanó el domicilio de Ponce en Sunchales se sorprendió porque era un chalecito viejo. ¿Qué pensaban encontrar? Está todo en regla", argumentó Alberto Coronel, asesor legal de Atilra. Ponce es un dirigente extraño en el ajedrez sindical. Mantiene un enorme poder desde 2002, pero nunca quiso integrar la mesa chica de la CGT ni meterse de lleno en política, aunque durante su época dorada jugó fuerte para el kirchnerismo.

La crisis de SanCor lo acercó al Gobierno. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, lo puso el año pasado como ejemplo cuando renovó el convenio colectivo (cambios en el presentismo y francos) y aceptó reducir de 3000 a 1500 pesos el aporte patronal permanente que hacen los empresarios por cada trabajador para la obra social. Según el gremio, se fueron de SanCor 1100 trabajadores, pero ninguno en conflicto. "Fueron retiros voluntarios y eso fue mérito de Etín (así lo apodan a Ponce)", explicaron.

Sin margen para el rechazo, Ponce aceptó este año paritarias en línea con la pauta oficial (15%). El disciplinamiento le trajo sus frutos: Triaca ordenó alguna vez a la Superintendencia de Servicios de Salud agilizar los reintegros a la prestadora médica de Atilra, según confiaron a LA NACION desde el organismo que administra los fondos de las obras sociales.

Ponce es uno de los muchos sindicalistas que superan la década sentados en el mismo sillón. Tal vez en una suerte de autohomenaje no tuvo mejor idea en 2014 que publicar sus viajes por el mundo en la revista del gremio, que se distribuye entre los 20.000 afiliados lecheros.

En retratos bien turísticos, Ponce les mostró a sus adherentes las maravillas de Venecia y de los Alpes suizos, un viaje en camello por el desierto marroquí y luce sonriente y con los dedos en "V", un clásico de los peronistas, en la puerta del museo del Louvre, en París. También hay imágenes en las cataratas del Niágara, en el Muro de Berlín y en el Mundial de fútbol de Sudáfrica 2010. Para demostrar que es un trotamundos, se lo observa con estilo playero en Santo Domingo, en El Cairo y en la Plaza de la Revolución de La Habana, con el mural del Che Guevara como testigo de su revolución.

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