Con señales de grietas internas, la CGT se moviliza contra el modelo macrista

 Con señales de grietas internas, la CGT se moviliza contra el modelo macrista

Hoy habrá una demostración de fuerza de la central obrera, que junto a muchos aliados -y algunos invitados inesperados- buscará marcar un punto de desencuentro con el Gobierno. Se podría anunciar la fecha de un paro nacional, pero falta consenso interno para llevarlo adelante. 

Por Diego Lanese

“La marcha del 7 de marzo” aparece, en todos los pronósticos, multitudinaria. No sólo porque muchos sectores se sumaron a la iniciativa de la CGT, que quiere marcar en la calle sus diferencias con el gobierno de Mauricio Macri, sino también porque fue el triunvirato el que “la militó”, con reuniones con gremios y espacios políticos, hasta lograr una suma casi perfecta.

Se espera que el poder de movilización del movimiento obrero quede en evidencia, que sea una carta para posicionarse en el escenario que viene. Pero en los últimos días, el acercamiento de algunos referentes de la gestión K hicieron cortocircuito en el interior de la central, que debió salir a desligarse del apoyo de la ex presidenta para evitar el enojo de muchos sindicatos.

También hay tensiones hacia adentro, entre quienes se disputan el armado de la futura estructura en los niveles regionales. Pese a esto, por el momento se cree que el acto será imponente y se esperan discursos duros, sobre todo en lo relacionado al desempleo y la pobreza, pero nada que corte los puentes del diálogo que se construyó en el primer año de gestión de Cambiemos.

Quienes están en la interna del acto aseguran que se dará una muestra de poder sin romper el diálogo. “Como el viejo Vandor, golpear para negociar”, reconoció una fuente en off de la CGT consultada por Política del Sur. La referencia es a Augusto Timoteo Vandor, ex titular de la UOM y la central, quien solía usar esa frase para explicar su estrategia.

Lo cierto es que el propio Mauricio Macri les envió un mensaje a los gremios desde la apertura de sesiones ordinarias recordando “la decisión histórica” de devolver los millonarios fondos para las obras sociales. Pero más allá de este guiño, por el momento no hay señales de nuevas concesiones por parte del oficialismo, que quiere mantener el techo de las paritarias por abajo del 20 o el 18 por ciento, algo que los gremios no aceptan.

En comparación, pese a ser más dialoguista, la CGT recibió menos beneficios de Macri que los movimientos sociales, que mediante la ley de Emergencia Social se hicieron de una caja considerable. Eso enoja en Azopardo, al punto de que muchos cuestionan el accionar del triunvirato y esperan que el día de la movilización se cumpla con la promesa de lanzar un paro nacional.

Internas a la vista

Cuando estuvo de visita en Lomas de Zamora, Pablo Moyano se declaró partidario de un paro nacional. Junto a Juan Carlos Schmid, dio el aval para que se normalice la regional local, la más grande del país. Pero a los pocos días, el secretario de Interior de la CGT, Francisco “Barba” Gutiérrez, se mostró con un grupo de dirigentes -entre ellos el titular de la UOM, Carlos Costello- y avaló la presentación de la lista Azul y Blanca, con intención de competir por la conducción con el concejal y hombre de la Sanidad Sergio Oyhamburú. Esto reavivó la enemistad del hijo de Hugo Moyano con el ex intendente de Quilmes.

En la previa del paro, el camionero amenazó con romper con la CGT y formalizó la interna. “La Secretaría de Interior de la CGT estaba a cargo de quien supo dejar 500 trabajadores en la calle como intendente, y hoy, a pesar de tener miles de bajas de puestos de trabajo en su gremio, busca hacer política en lugar de estar en la calle”, dijo Pablo Moyano mediante un comunicado, involucrando a todo el gremio en su pelea.

En el texto, acusó a Gutiérrez de avalar “sólo las normalizaciones (de regionales) donde lo conformen gremios de extracción política kirchnerista, como si nada hubiera pasado en sus años de gobierno”.

“Yo celebro que haya discusión interna en la central y que no sea un club de amigos. Conociendo al sindicato de Camioneros, creo que no van a romper. Me parece lógico lo que planteó Pablo y habrá que sentarse a hablar”, declaró a Política del Sur Sergio Oyhamburú.

Sobre los problemas que se plantearon en Lomas con la normalización, relató que “hubo un manejo de querer normalizar nuestra regional en diciembre, poco claro, de pillos”, y cerró: “Pero como nos conocemos todos, lo que no esperaban muchos compañeros es que tomamos la decisión de normalizar la CGT dentro de Azopardo mismo”.

Puertas afuera, las críticas a la medida llegaron desde Gerónimo Venegas, el alfil sindical de Mauricio Macri, al punto que se lo pudo ver en la cena de gala en honor al Presidente, celebrada por los reyes españoles.

“Los secretarios generales de la CGT no saben para dónde van, le entregaron la CGT a la izquierda, que nada tiene que ver con las enseñanzas de (Juan Domingo) Perón y el movimiento obrero. Vamos a hacer que se convoque un nuevo congreso para la CGT y ahí vamos a estar nosotros”, amenazó Venegas.

Lo cierto es que el titular de UATRE ya presentó, apenas pasó el congreso normalizador de agosto, un recurso ante la Justicia para anular el triunvirato y llamar nuevamente a la elección de autoridades. Por un tiempo buscó crear una “CGT paralela”, pero la poca convocatoria entre gremios de peso lo obligó a bajarse de esa idea. Lo que sí logró es normalizar las 62 Organizaciones Peronistas, agrupación que fuera el “brazo político” de la CGT y que él mismo lidera.

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