Con o sin silla, la Iglesia juega un rol clave para la CGT

Con o sin silla, la Iglesia juega un rol clave para la CGT

Un round complejo para la Central Obrera

 

A perder por poco, a lograr un bono lo “más universal posible” para calmar las aguas hasta fin de año va la CGT a la Casa Rosada. Desde el triunvirato le expresaron a BAE Negocios que aún en el escenario descripto, ni el Gobierno ni los empresarios pueden considerar “mansa o funcional” a la central obrera. Incluso capitalizan, como “garantes del diálogo”, a la Iglesia. No sería de extrañar que hoy mismo se sienten a la mesa de empresarios, central obrera y el Gobierno, representantes del clero. En virtud de causalidad y no de casualidad el “largo brazo de Francisco” y de que con voz pausada el Papa le comunicó al Presidente Mauricio Macri -en detallada descripción- su visión sobre la conflictiva situación laboral, económica y social y advirtiendo que templanza gremial “no debe confundirse con mansedumbre”. La CGT llega al encuentro con la responsabilidad institucional, pero conscientes de que deterioro del poder adquisitivo “incompensable” para 2016 y con pronóstico de continuar en los próximos meses, “para seguir retrocediendo en chancletas”, provocará que la mesa más firme de diálogo se quiebre como si fuera de madera balsa.

Lograr un bono lo más universal posible, pero dejar

en claro que la paciencia tiene límite es la táctica

En efecto, la ácida recomendación de Juan Schmid a Hugo Yasky, respecto a mensurar declaraciones subidas de todo, tuvo varios destinadatorios del mapa gremial organizado.

Héctor Daer ya planteó que es bono o reapertura de paritarias y Carlos Acuña insistió el devaluado tópico de que “el paro todavía está latente”. Egos aparte, tampoco son muchos los que envidian al triunvirato en esta round. Aún considerando que cualquier “suma fija adicional”, incluyendo a los estatales, tendrá “sabor a nada”. No ayuda tampoco que tamizando los anuncios que la semana pasada realizó la adminstración de Cambiemos, hay luces más que romas. Hasta la víspera el Gobierno trataba de pulir detalles sobre el pago extra para quienes perciben la jubilación mínima, la AUH y otros planes sociales. Se trata de $1.000 no garantizados quienes perciben la pensión universal para la vejez, la cual significa apenas un 80% de una jubilación mínima (hoy $4.528). Todo un brete, ya que son considerados como beneficiarios de una pensión no contributiva, porque no hicieron los aportes necesarios, ni entrar en las moratorias que terminarán a fines de este año “están afuera” del anuncio que realizó la Casa Rosada. “Eso está mal, horrible” sentenció Eugenio Semino a este medio, el jefe de Área de la Tercer Edad en la Defensoría del Pueblo porteña. “El gobierno debe saber que esa es la gente más necesitada.

Hoy están cobrando cerca de $4.000 y tienen muchas necesidades”. También quedarían excluidos del beneficio por contar con pensiones no contributivas los ex combatientes de las Malvinas y madres con más de 7 hijos entre otras”, explicó.

En cuando a “solidaridad” la Corriente Federal (CFT) que lideran Sergio Palazzo, Horacio Ghilini y Héctor Amichetti, tendrá un encuentro casi simultáneo al de la Rosada, con empresarios que constituyen “la Alianza Estrátegica para la Producción Nacional” en la sede de Adimra. Desde ese frente que integra la CGT del triunvirato con postura crítica destacaron. “No pedimos resultados, sabemos la responsabilidad que tienen los compañeros, pero sí remarcamos que la exigencia está en el volumen y tono de los reclamos, eso significa también que no aceptamos negociar arrancando con menos diez”, en obvia referencia al porcentaje de deterioro salarial.

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