Las personas mayores sufren más enfermedades crónicas y menos agudas, de ahí la necesidad de atender selectivamente sus problemas, que no se resuelven con polifarmacia. Hay que tener especial precaución antes de recetar nuevos medicamentos a personas de edad avanzada, ya que se alcanzan concentraciones sanguíneas más elevadas, que producen efectos terapéuticos y adversos superiores, incluso a dosis habituales”.

La organización que lidera Marcelo Peretta afirmó que “es frecuente observar abuelos confusos, inestables, somnolientos, o con tendencia a caerse y lesionarse, por efecto de los medicamentos. Las estadísticas muestran que entre 15 y 20 por ciento de los adultos mayores ingresados a emergencias hospitalarias presentan efectos farmacológicos iatrogénicos debido al sobreconsumo de fármacos”.

Agregó que “el envejecimiento no es una enfermedad sino un proceso fisiológico natural y dinámico. Pero los mayores de 60 años están polimedicados y consumen 3 veces más medicamentos que el resto de la población”.

El sindicato remarcó que “el médico que observa un nuevo síntoma en un anciano debería sospechar de efectos secundarios a medicamentos y no recetar nuevos productos. Por el contrario, los profesionales experimentados suelen eliminar fármacos y, con frecuencia, el paciente mejora”.

Peretta explicó que “en lugar de reducir descuentos, el Pami debería enfatizar la atención primaria de los jubilados, y asegurarse que los médicos prescriban los fármacos necesarios, que los farmacéuticos informen el uso correcto del producto dispensado y que los afiliados cumplan las indicaciones”.

Por último, sostuvo que “incluyendo “receta electrónica” y “firma digital” en el convenio de medicamentos que se está discutiendo se termina la trampa y el mal gasto denunciado por Regazzoni, y la obra social puede enfocarse en la nueva atención farmacéutica que deben recibir los jubilados, que no es menos descuento, sino uso más racional de los medicamentos”.