Sistema cloacal, un servicio público que colapsó y para el que no hay respuestas

Sistema cloacal, un servicio público que colapsó y para el que no hay respuestas

“El de cloacas es el último orejón del tarro de los servicios públicos”. Así lo definió un experto platense. Año tras año crecen los reclamos y la bronca por los desbordes de la red y la “desidia total” de la empresa prestataria.

En los últimos años hubo un crecimiento exponencial de los reclamos de vecinos por el mal funcionamiento de la red cloacal. Casi todos tienen, como mínimo, dos denominadores comunes: “Absa no da respuestas” y “el problema (generalmente un derrame cloacal) lleva meses”. ¿El de cloacas es el servicio público que peor funciona en la Región? Hasta funcionarios y ex funcionarios del ministerio de Infraestructura bonaerense aseguran que sí. En ese contexto, cabía preguntarse porqué y buscar respuestas.

No fue sencillo encontrarlas. ¿El motivo? Los pocos profesionales y funcionarios que hablaron no quisieron revelar su nombre. Otros, directamente, no quisieron hablar.

Antes de extendernos en sus consideraciones, a manera de apretada síntesis, se puede resaltar que un ex alto director de la cartera de Infraestructura afirmó que “el servicio era malo, y desde que se conformó Absa en 2003 empeoró”. Mencionó la “falta de obras”, la “falta de inversiones” y la “falta de mantenimiento de la red” como problemas casi endémicos. Y “una fuerte injerencia del gremio en los organismos de control” como causa de la carencia de “regulaciones”.

Por su parte, fuentes gremiales retrucaron. “La inversión y las obras son responsabilidad del Gobierno provincial. Y el organismo de control (por Ocaba) fue cerrado por el propio Gobierno cuando realizó la reestructuración ministerial a principios de 2018. De modo que, desde entonces, no hay un ente de control”. Apuntaron, en tal sentido, que la Autoridad del Agua (ADA), que absorbió al Ocaba, “no tiene suficiente personal y si bien asumió las tareas de contralor en los papeles, no así en la práctica”.

Pero bien se puede decir que, de entrada, la “desinformación” fue oficial, pues provino de la empresa prestadora del servicio, es decir, de Absa (Aguas Bonaerenses SA).

Se le pidió a este diario que enviara un mail con preguntas y un listado de reclamos vecinales. Entre otras cosas, se consultó sobre el estado general de la red cloacal platense; la antigüedad de sus estructuras; las obras que se hicieron, las que se están haciendo y las proyectadas; diferencias entre casco urbano y periferia; sectores del partido que se hallan más atrasados en cuanto a infraestructura, y más.

Por toda respuesta, la empresa expresó: “Con respecto a la consulta sobre los desbordes cloacales y el estado del servicio de saneamiento (les comentamos que) la empresa cuenta con 7 camiones que realizan las tareas de desobstrucción y mantenimiento cloacal en La Plata, Berisso y Ensenada. Además, la red tiene más de 60 años, y es por esto que demanda más trabajo y se registran los desbordes”. Punto final.

Los reclamos, de los cuales se envió una muestra significativa, no recibieron respuesta alguna (al igual que le ocurre a los usuarios).

Previamente a repasar algunas consideraciones que aportaron un profesional y un ex directivo del ministerio, vale transcribir algunos párrafos de un reciente fallo del Juzgado de Faltas Nº 2 de Berisso.

Antes que nada, hay que aclarar que el juez, Germán Sheridan, actuó de oficio a partir de una nota publicada en este medio. Algo inusual, por cierto.

Luego, es muy ilustrativo el reclamo de un usuario -al que Sheridan le da amplio espacio-, pues bien podría decirse que el 90 por ciento de las quejas que se reciben en EL DÍA contienen conceptos muy similares a los expresados por el vecino de la ciudad ribereña. “Denominadores comunes”, como se señaló, entre las múltiples demandas.

En la resolución 67/2019 del 29 de noviembre último, Sheridan da cuenta de que “un vecino, quien dijo ser Jorge Rubén Rodríguez, propietario de la casa ubicada en calle 21 esquina 125, manifestó poseer servicio de Absa (...). El mismo refirió que el vertido (derrame) cloacal se produce desde hace meses, que la tapa está obstruida por falta de mantenimiento de la empresa, que ha llamado varias veces (a Absa) y que no obtiene solución. Asimismo, declaró que son varios los vecinos que vienen realizando reclamos, pero ninguno ha obtenido respuesta” de la compañía.

Resumiendo: un problema que lleva “meses”, con “muchos afectados”, múltiples reclamos, y cero devolución por parte de Aguas Bonaerenses. Una postal que, como se indicó, viene ampliándose y agravándose desde hace tiempo.

“SIN RESPUESTA Y SIN CONTROL”

Un funcionario de la cartera de Infraestructura bonaerense no dio vueltas para explicar, desde su visión, la raíz del problema. “Hay un operador (por la empresa Absa) que no da respuestas y un Estado que no controla. Esa es la síntesis del sistema”, disparó.

“Es todo un sistema que falla -amplió-. Y también hay una cuota de responsabilidad en muchos usuarios que vuelcan todo lo que no se debe volcar. Los sólidos y las grasas son los principales enemigos de la red cloacal. Y las cantidades que se encuentran son impresionantes”, señaló. Si bien la observación es muy buena, habría que hacer hincapié en que, dentro de ese no funcionamiento del sistema, está la falta de educación hacia los consumidores mediante campañas claras, masivas y constantes.

“En la Ciudad hay estructuras centenarias. Si a ello se le suma la falta de planificación, de inversión y obras por parte del Estado, así como de mantenimiento por parte de la prestataria, lo extraño sería que la red no tuviese crecientes problemas”, añadió.

En coincidencia con las fuentes gremiales, el profesional subrayó como “un tema clave” el hecho de que “el crecimiento poblacional y edilicio no fue ni es acompañado en absoluto por servicios acordes”.

Y finalizó definiendo como “el último orejón del tarro de los servicios públicos” a la red cloacal.

Un ex director del ministerio realizó un racconto: “En 1997, 1998, Osba se desmembró y se adjudicó el servicio a tres empresas privadas. En 2002, el sistema explotó. Se formó Absa en 2003, con el Ocaba y la Autoridad del Agua como entes adjuntos. El primero a cargo de la regulación y control. Absa es una empresa mixta (90 por ciento estatal y 10 por ciento en propiedad de los trabajadores). Lo mismo se hizo a nivel nacional con Aysa. Pero mientras ésta tuvo un funcionamiento razonable -opinó-, Absa fue siempre a peor”. “Faltan obras, mucha inversión y continuidad de una política de mejora a través del tiempo. Así, en ocho años podríamos tener un sistema que funcione”, remató.

“Un operador que no da respuestas y un Estado que no controla. Esa es la síntesis del sistema”

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