Viernes complicado para el subte porteño. Comenzó con un paro sorpresivo en la Línea C, luego de un incidente en la estación Constitución. Los trabajadores iban a levantar los molinetes en protesta por la falta de seguridad en las boleterías, cuando, según denunciaron, personal de seguridad de Metrovías golpeó a un empleado, Néstor Piriz. “No fue un paro planeado. Fue la indignación de los compañeros, que se enteraron de la agresión y decidieron parar. Ni siquiera hicieron asamblea para decidir”, explicó a Diario ZFederico Borgo, delegado de tráfico de la C.

El conflicto comenzó en julio, cuando ocho trabajadores y ocho auxiliares de boletería fueron suspendidos y se les descontó parte del sueldo. Se los acusó de abandonar el lugar de trabajo, en el marco del conflicto por el reclamo de más seguridad. “Nosotros pedimos que la Policía Metropolitana esté fija en las boleterías, pero hacen vigilancia móvil. Entonces, cuando los efectivos no estaban, los trabajadores no se quedaban en la boletería”, explicas Borgo.

El secretario adjunto de los metrodelegados, Néstor Segovia, aseguró a Diario Z que el paro continuará el lunes. “No tenemos una solución en puerta y el paro se mantiene”, dijo. Segovia sumó al reclamo el pedido de reincorporación de seis trabajadores despedidos de la tercerizada Quimplag, que realiza tareas de fumigación. “Los tratan como basura, pedimos que los reincorporen y los sumen al convenio colectivo de trabajo”, agregó.

Metrovías desmintió que el trabajador de la Línea C haya sido agredido. Y ratificaron el comunicado donde dicen que “personal de seguridad fue agredido por un delegado”. Además, calificaron de “insólito” al paro. No hay una reunión planeada para destrabar el conflicto.

En tanto, la línea D funciona desde hace dos días con importantes demoras. Walter Bassus, delegado de Tráfico, dijo a Diario Z que “Metrovías no cumple con el sistema de ascensos y concursos”. La empresa estaría desconociendo un acuerdo vigente para determinar los ascensos. Ese sistema de calificaciones tiene en cuenta la carrera, la antigüedad y los estudios. “La empresa incorporó otro sistema y hay situaciones irregulares e injustas. Planteamos un conflicto de baja intensidad, trabajando a reglamento. El tren con el mínimo de problema, no sale y por eso baja la frecuencia”, añadió Bassus.