Surrbac: superpoderes para el interventor

Surrbac: superpoderes para el interventor

Alberto Simón reemplazará a toda la comisión directiva del gremio de los recolectores. Sólo quedarán vigentes los mandatos de los delegados.

Por: Yanina Passero.

Iniciaba febrero con un título que sería seguido de cerca por el arco gremial argentino. Camioneros cerraba una paritaria salarial del 26,5% para el primer semestre del año. La mayoría de los editores periodísticos eligieron ilustrar la información con la imagen de Hugo Moyano exultante, a tono con el resultado de la pulseada que muestra el poder de negociación de un hombre nuevamente cercano a los líderes del Frente de Todos.

La pregunta de rigor era la siguiente: ¿cuánto tardaría el Surrbac el pedir la reapertura de la mesa salarial con el ESOP y las empresas privadas de recolección de residuos de la ciudad? Quienes siguen de cerca las intrigas políticas del sindicato que lidera Mauricio Saillen y Pascual Catrambone, presos en Bouwer, saben que sus riñas políticas con el clan Moyano se traducían a la mesa de negociación de haberes.

Cierto es que los distintos intendentes de turno apoyaron ligeramente a los gremialistas locales otorgando porcentajes ligeramente superiores para la venta interna de Saillen a sus afiliados. Y la búsqueda de ese resultado mejor era casi inmediata.

Curiosamente, no han pedido la reapertura de paritaria a un mes exacto del acuerdo que trabó Camioneros y que, como se expuso, funcionaba como referencia para los recolectores de Córdoba.  Las razones de la demora develan un conflicto mayúsculo en el interior de una organización que teme perder el poder que construyó gracias al aval kirchnerista para la creación de la mutual –investigada como la base de operaciones fraudulentas- y el retiro de ese apoyo inicial por parte de Alberto Fernández, primero, como candidato; después, como presidente de la Nación.

El Ministerio de Trabajo de la Nación, como se sabe, intervino el Surrbac y designó a Alberto Simón como su responsable temporal. Los abogados del gremio apelaron la decisión de la cartera que encabeza Claudio Moroni, pero todos los actores que integran el sistema de higiene urbana de la ciudad afirman que está echada la suerte del sindicato y la “familia” Saillen.

Vuelve la pregunta inicial: ¿Por qué Franco y Juan Saillen demoraron el pedido de recomposición salarial? Simplemente porque conocieron los términos generales del paso de Simón por su organización. Sin rodeos, tendrá la suma del poder del sindicato.

Esto es, removerá durante su mandato a toda la comisión directiva y sólo quedarán en funciones los delegados votados por los afiliados. La lectura es sencilla: los Saiilen quieren evitar que un enviado –supuestamente parte y garante de las consignas bajadas por Fernández en materia salarial- resuelva qué aumento recibirán los recolectores en esta etapa.

Es por eso que las partes en negociación no mueven sus piezas. El Ejecutivo y empresarios saben que el reemplazante designado, decidiendo salarios, supondría una guerra.

Y las claves ya se dieron a conocer cuando Juan Saillen, en un acto con dirigentes, sugirió traición de Fernández y complicidad con Moyano, el enemigo público del clan.

“Al señor Alberto Fernández: nosotros trabajamos incansablemente por un proyecto nacional y popular que, creíamos, nos representaba en serio. ¡Qué se ponga los pantalones, que se ponga a trabajar y que se acuerde que la mitad de los argentinos son pobres, que la mitad de los niños no comen”, disparó reflejando el malestar de la organización de el líder del Frente de Todos.

Y disparó munición gruesa: “Que (Fernández) se acuerde eso en vez de andar satisfaciéndole los egos políticos a Hugo Moyano. ¡A Hugo Moyano en Córdoba no lo queremos, no lo queremos! No nos dejemos pisotear por los porteños. Esta es Córdoba y la decisión la tienen ustedes, compañeros”.

Detrás de la intervención, y ante un futuro judicial complejo para los capos del Surrbac, se esconde el fundado temor de que Moyano no perderá oportunidad de recuperar lo que cree suyo.

Comentá la nota