Tarifas y déficit: se juegan las últimas chances para los pactos políticos

Tarifas y déficit: se juegan las últimas chances para los pactos políticos

El oficialismo tomó una propuesta de Urtubey sobre tarifas. Pero no está claro si la mayoría de los gobernadores respalda la idea. Hoy mismo buscarían negociar ese camino alternativo. El juego de los jefes provinciales del PJ es vital en el tema del déficit

El Gobierno decidió jugar una ficha más -¿la última?- para desactivar la pelea por las tarifas, ahora en el capítulo crucial del Senado. También hace sus propias cuentas de ajuste y espera avanzar en las tratativas con el FMI para intentar un acuerdo sobre el déficit con los gobernadores. Nada parece fácil pero, dicen, la voluntad está puesta en agotar las posibilidades de negociación. Quizá sean las últimas chances para los pactos antes de entrar, prematuramente, en estado de disputa electoral abierta.

El almanaque, en el caso de las tarifas, no es muy generoso, en principio. El peronismo en sus distintas vertientes avaló ayer en comisiones del Senado el proyecto de reducción de las facturas tal como había llegado desde Diputados: establece retrotraer el cálculo a fines del año pasado y rearmarlo a la baja en función de salarios y precios mayoristas, según se trate de casas o empresas pequeñas.

Pichetto, ayer, durante un encuentro en el Palacio San Miguel organizado por la revista M21 (Manuel Cortina)

El miércoles próximo, el texto podría ser tratado en el recinto. Así lo establece la práctica legislativa, pero además lo utilizó Miguel Angel Pichetto como señalamiento a los representantes de Cambiemos: es el margen para volver a conversar. Hoy mismo retomarían las charlas que ayer se dieron a las apuradas y que giran alrededor de una reducción de impuestos cuyo impacto en términos de recaudación oscilaría alrededor de los 20.000 millones de pesos, según quien haga las cuentas.

Quedaría, entonces, una semana, aunque se sabe que los plazos dependen en definitiva de la voluntad política. La foto de ayer en el Senado dejó para el Gobierno una imagen nada nueva: los legisladores no actúan necesariamente como sugieren los jefes provincialesen sus mensajes a Mauricio Macri. Sólo cuatro senadores peronistas expresaron reparos y firmaron el dictamen en disidencia. Y algo similar ocurrió con representantes de fuerzas provinciales o no alineadas con el PJ. Es una señal que no desdeña el Gobierno, aunque no es definitiva ni suficiente.

Cristina Kirchner, durante la reunión de Comisión de ayer

El oficialismo decidió empujar una propuesta diferente, sobre la marcha, y la planteó ayer mismo en el Senado en un esfuerzo para evitar el camino directo al veto presidencial. Remite al salteño Juan Manuel Urtubey, que le esbozó al Gobierno una alternativa basada en una baja parcial y diferenciada del IVA para las tarifas. El gobernador también dejó trascender que deberían rediscutirse las cargas nacionales en subsidios para Capital y Buenos Aires. Federalizar el tema, sería la presentación del asunto, que también circula en medios oficialistas.

El punto es que subsisten algunas brumas que no terminan de disiparse. Algo parecido a lo de Urtubey sugirió, en medio de idas y vueltas declarativas, el cordobés Juan Schiaretti. Y de manera más reservada, algún que otro jefe provincial. ¿Lo avala todo el PJ de los gobernadores? Hay, reconocen en el Gobierno y lo ventilan fuentes peronistas, provincias que están muy comprometidas en materia presupuestaria y tendrían complicaciones para asimilar una merma de ingresos por coparticipación, en este caso del IVA. Señalan como ejemplos a Entre Ríos, Tierra del Fuego y por supuesto, Santa Cruz, entre otras. Pero ese no sería el único problema, tal vez tampoco el mayor.

"Baja expectativa", define una fuente del Gobierno cuando es consultada sobre las posibilidades de éxito de esta iniciativa. En medios oficialistas dicen que, a pesar de todo, hay voluntad de dar esta pelea en medio de la batalla que anticipa de hecho el año electoral. Ocurre algo parecido con la idea de un pacto para reducir el déficit de manera más dramática o, si se prefiere, menos gradual. En este caso, el objetivo es vital porque refiere a las tratativas con el Fondo.

Nicolás Dujovne, ayer, durante su debut como ministro coordinador

Nicolás Dujovne estrenó su cargo de coordinador del área económica solicitando a los ministros que en un par de semanas presenten sus propuestas de recortes en cada sector. La demanda alcanza a ministerios que no remiten a Dujovne, pero en esa lista no está anotado, por ejemplo, Desarrollo Social. En todo caso, el planteo para Carolina Stanley pasaría por cuestiones de planta administrativa, no por los programas y planes a su cargo. Esa es una señal de los estrechos márgenes del recorte del presupuesto.

En los dos casos –tarifas y déficit- a los tironeos de las negociaciones y al cálculo ya en perspectiva electoral se suma, como frente a cada tema denso o grave, el estado crítico e irresuelto del sistema de partidos políticos.

En el caso del oficialismo, se trata de una coalición que debió reacomodar sus piezas por problemas de arrastre para consolidarse como fuerza de gobierno, y más aún frente a la tendencia recurrente de achicar espacios en el ejercicio del poder. El peronismo, en tanto, busca reacomodarse frente al resurgir de expectativas electorales, pero sin liderazgo aceptado internamente y, a la vez, sin conducción efectiva para negociar.

En ese cuadro, y en medio de intereses internos contrapuestos, el motor político del peronismo es alimentado por la mayor dureza o al menos por un creciente grado de diferenciación frente al Gobierno. En espejo, algunas voces dentro de Cambiemos ya plantean abiertamente no sólo que es ineludible prepararse para esa batalla, sino además que es necesario salir a la ofensiva, distrito por distrito.

Resulta paradójico que algunos de los promotores de un pacto político y social amplio, al inicio de la gestión de Macri e incluso después de la elección pasada, sean ahora terminantes en proponer el camino de la confrontación. El caso más notorio es el del radical Ernesto Sanz, aunque no es el único. Incluso en el macrismo hay quienes lamentan no haber aprovechado las oportunidades brindadas por los triunfos electorales para ampliar la base de sustento político del Gobierno, y admiten la estrechez del camino, largo, que resta hasta el próximo comicio.

Las pruebas para la política de acuerdos ya están planteadas: tarifas y déficit. Otra vez, la tensión pasa por el Congreso y por la mesa de conversaciones con los gobernadores peronistas. Se verá si está agotado el ciclo acuerdista o si le queda cuerda para un par de pactos más antes del Mundial.

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