Sin tercero en discordia, Vidal busca y no encuentra aún el corte de boleta que necesita

Sin tercero en discordia, Vidal busca y no encuentra aún el corte de boleta que necesita

Escenario político

 

Después de un comienzo de año muy malo en términos políticos y económicos, el Gobierno disfruta por estos días del ordenamiento de la campaña. Haciendo lo que mejor saben hacer, Mauricio Macri, Marcos Peña y sus candidatos salieron a comerse la cancha, con división de tareas. El gabinete, enfocado en aliviar la cruenta y prolongada crisis económica con contención del dólar gracias al FMI y micromedidas de alivio para algunos sectores, como los créditos de Anses, las cuotas sin intereses, los precios esenciales, la baja de retenciones a las economías regionales y el parche para los deudores UVA, entre otros. Y los candidatos, abocados a un sólo objetivo político: reinstalar el antikirchnerismo, que según la necesidad del momento puede convertirse en anticristinismo, antimarxismo, anticomunismo o anticamporismo. Más o menos cualquiera de esos anti viene bien para acompañar la calma cambiaria.

El blanco elegido para centrar la campaña de la crítica fue el candidato bonaerense delFrente de Todos, Axel Kicillof. Como parte de la estrategia para ayudar a María Eugenia Vidal a ganarle y reelegir, el oficialismo se mostró contento por algunas encuestas que muestran a la gobernadora con una remontada fenomenal y preparada para quedarse en la Base Aérea de Morón cuatro años más. Sin embargo, un consultor de diálogo permanente con el Gobierno se mostró sorprendido ante BAE Negocios. Sorprendido por esos números y por la euforia. Sorprendido porque esas encuestas medían a la gobernadora contra el ex ministro sin incluir un dato clave, quizás más importante que ellos dos: el tramo presidencial de la boleta. De un lado, Macri; del otro, Alberto Fernández.

A pesar de los tuits en cascada convocando a votar la boleta completa, con la foto de Macri, Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Miguel Pichetto, en la provincia está claro que la gobernadora necesitará, igual que en 2015, un nivel importante de corte de boleta a su favor. Aquella vez su lista superó por 6,6 puntos a la de Macri. Y la comparación contra la elección anterior es clave, porque de ella parten quienes auguran una hazaña similar para que Vidal consiga reelegir. Sin embargo, también hay quienes detectan algunas señales de que será difícil repetir. La primera es que el corte de boleta en contra del entonces candidato provincial peronista, Aníbal Fernández, fue de 2 puntos. Si el corte se explica más por rechazo que por apoyo, entonces la ventaja atribuible por completo a Vidal no fue de 6,6 sino de 4,6. El cuadro se completa con un dato del frente opuesto: Kicillof viene demostrando en distintos sondeos que retiene mucho más al votante peronista-kirchnerista de 2015 que el propio Alberto Fernández. Eso incluye los 2 puntos que le escaparon a Aníbal.

Otra variable a tener en cuenta, avisa el mismo consultor, es quién recepcionará al votante desencantado de una Vidal que esta vuelta carga con cuatro años de gestión sobre su espalda. Una gestión que critican los peronistas y que, en privado, algunos cambiemitas se animan a admitir deslucida. Sin ancha avenida del medio que se convierta en el camino para que pase la ambulancia a recoger los heridos, las cuentas a la gobernadora se le complican. En 2015 fue Felipe Solá el tercero en discordia, con una elección de casi 20 puntos. Un objetivo que aparece muy difícil para Eduardo "Bali" Bucca, el candidato provincial de Roberto Lavagna. En Consenso Federal, de todas forman, no se desaniman. Si las encuestas que agita el Gobierno son ciertas, la volatilidad electoral es tan grande que de aquí a tres semanas cualquier cosa puede pasar.

La llave de buena parte de ese futuro inmediato está en manos de los electores sub-30. Un grupo que representa al 35% del padrón nacional y que según estudios en profundidad de Ipsos y de la Universidad de San Andrés, se muestra como un electorado sensible a la situación económica y, particularmente, a los números de empleo. Según el estudio de Ipsos, además, los jóvenes están preocupados por cómo el ajuste económico está impactando en su calidad de vida. Mientras que el 49% de los electores de 18 a 24 años cree que el próximo presidente debe, prioritariamente, preocuparse por los pobres.

En sintonía, la Encuesta de Satisfacción que la realiza todos los meses Universidad de San Andrés muestra que el 85% de los centennials (nacidos entre mitad de los 90 y mitad de los 2000) está insatisfecho con la marcha general de las cosas en el país. Y el 49% desaprueba la gestión del presidente Macri. Para muchos de ellos, esta será la primera elección presidencial de la que participarán.

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